EQUIS HA MUERTO
Para quienes quieren ver cómo se improvisa y se le rinde homenaje a toda una vida.
EQUIS HA MUERTO
No sabemos cuál fue su nombre, su edad o a qué se dedicaba. Desconocemos si fue feliz o miserable, tuvo familia o vivió en soledad, con qué soñaba o qué le hacía llorar. La única información que tenemos es que se ha ido, ha muerto y es nuestra responsabilidad honrar su memoria a través de crear los recuerdos que conformaron toda una vida. No es una tarea fácil, pero si todos unen esfuerzos, si se le da permiso a la imaginación de volar, si alguien se atreve a pronunciar su nombre y declarar cuál será su epitafio, entonces esta noche será todo un éxito. Bajemos la cabeza en respeto por la muerte de quien apenas vamos a conocer, es hora de improvisar.
El Grupo Complot/Escena se ha posicionado en nuestro país como la compañía teatral líder en espectáculos de improvisación, gracias a shows de gran calidad y enorme hilaridad como lo han sido “Impro Sport”, “La Impro Lucha” y “Mister Impro” (críticas en www.entretenia.com). La chispa, ingenio, talento e imaginación de cada uno de sus participantes, así como las variantes en los diferentes montajes, ya sea simulando un programa de televisión, un ring de lucha libre o simplemente una competencia donde equipos se enfrentan en toda una serie de graciosas dinámicas, han sido los elementos utilizados para garantizar carcajada tras carcajada en el público asistente.
A partir de un nombre, la edad en que murió, y cómo se llamaría el libro de su vida, información proporcionada por distintos asistentes, los cuatro improvisadores se dan a la tarea de reconstruir distintos momentos determinantes en la vida de “X”, culminando con el último día de su existencia. Una línea de tiempo proyectada en el escenario y una serie de monólogos improvisados a partir de ciertos estímulos proporcionados por el público, enriquecen la historia misma, brindando profundidad y dimensión a un relato que apenas unos minutos antes no existía. Todo esto, junto con un escenario enmarcado por pares de zapatos que servirán como diferentes elementos de utilería, consiguen una experiencia teatral única e irrepetible, que podrá divertir y hacer reír, pero cuidado, también puede provocar un nudo en la garganta o el humedecimiento de los ojos.
Resulta casi imposible creer que lo que uno está viendo no ha sido ensayado con anterioridad. La agilidad con que “Equis ha Muerto” se desarrolla, bajo la dirección de la muy talentosa Angélica Rogel, es impactante, empezando por el nivel dramatúrgico que llega a alcanzar la historia que se está inventado sobre la marcha. Saltos temporales en la narrativa, soliloquios, cambios fluidos entre escenas, personajes que aparecen aparentemente de forma aleatoria y que regresan más adelante para darle sentido a todo el relato e imágenes de fuerte carga emocional, son tan sólo algunos ejemplos de los recursos de los que se valen los actores en escena para la creación de una vida que perfectamente podría ser escrita en ese instante para ser representada en alguna otra ocasión como una obra de teatro hecha y derecha. El comprometido trabajo de preparación de cada uno de los involucrados en este espectáculo resulta evidente y deja boquiabierto a quien tiene la fortuna de aplaudir semejante labor teatral.
Martha Malik murió la noche que asistí a “Equis ha Muerto”. Tenía cuarenta y dos años cuando decidió saltar al vacío desde la azotea de su edificio, producto de una terrible soledad. Sin embargo, ella creía en las hadas, ya que sabía que podía volar, tal y como lo había descubierto en ese libro que guardó desde niña para leer en un día especial. A lo largo de noventa minutos fui testigo de cómo José Luis Saldaña, MariCarmen Núñez, Juan Carlos Medellín y Romina Coccio hilaban las finas telas que conforma la vida entera de un ser humano, donde el perdón a un padre, la presencia de una amiga imaginaria, los amores de juventud y sesenta y dos churros formaban parte integral de lo que conduciría a un suicidio. Me reí mucho a momentos, sobre todo con las ocurrencias de José Luis, pero de igual manera me conmoví, sentí profundamente el dolor de Martha y un nudo en la garganta cortó mi respiración con el desenlace, producto de la capacidad transformativa de MariCarmen, pero sobre todo por el hermosísimo trabajo de interpretación de Romina, quien se llevó sin discusión las palmas.
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