ENTREVISTA A AURORA GIL: «NORESTE»
ENTREVISTA A AURORA GIL:
“NORESTE”
Después de “Noreste” yo soy otra.
Pasión y amor. Se cree que los actores son grandes mentirosos. Comúnmente se asume que, por el hecho de dedicarse a interpretar un personaje, el actor es capaz de ver a los ojos a alguien más y mentir sin mostrar la más mínima dubitación. Pero hay cosas que no se pueden ocultar. Hay verdades que saltan a la vista y que son innegables. Sentado frente a Aurora Gil, una de las tres protagonistas de “Noreste”, que se presenta de jueves a domingo en el teatro “El Granero”, veo pasión y amor de tal fuerza que son imposibles de dudar. Están ahí, en su rostro, en su sonrisa, sobre todo… en su mirada.
Pasión por su proyecto actual: “Noreste”. Pasión por su mensaje y por lo que representa. Una obra que narra los hechos sucedidos el Miércoles 23 de Octubre de 2002, donde 42 chechenos tomaron por asalto el Teatro de Dubrovka en Moscú. Interrumpieron la función de la comedia “Noreste” y tomaron 850 rehenes. Su demanda: la inmediata retirada de todas las tropas rusas de Chechenia. La toma de rehenes duró 57 horas y cobró la vida de 170 personas.
“Noreste” es una obra que llegó a nuestras manos, gracias al INBA, durante la muestra de cine europeo contemporáneo. Se realizaron algunas lecturas dramatizadas y tuvimos la fortuna de que nos tocara esta preciosa obra, bellamente escrita por Torsten Buchsteiner.
Es una historia narrada desde tres puntos de vista: el de una viuda negra -mujer chechena dispuesta a morir por su causa-, una espectadora, y yo, Tamara, que soy una paramédico que iba a ver la obra pero me sale trabajo y tengo que estar afuera.
Zura, la chechena, y Olga, la espectadora, son Paula Watson y Claudia Ríos respectivamente, con quienes Aurora comparte el escenario. Las tres actuaciones son en verdad devastadoras, siendo contenidas en su dolor, que reflejan más en sus miradas y en sus pasos lentos y pesados, que en su hablar. Tres mujeres viviendo el horror de la guerra.
El autor escogió a tres personajes femeninos ya que las tres pierden a sus maridos en la guerra, como consecuencia de la guerra misma, aun siendo tan distintas entre sí. Es una obra muy dolorosa. Es una obra que habla de la soledad, no solamente sobre este conflicto, sino sobre la soledad de estas mujeres tan diferentes pero, al mismo tiempo, tan iguales.
Es el mayor reto de todos y una gran escuela. Es la obra más difícil que he hecho en toda mi carrera.
No lo cuestiono ni por un momento. Su trabajo como Tamara es elegante y discreto. La situación que vive esta mujer es suficiente para interpretarse arrancándose los pelos y tumbándose al suelo en gritos y pataletas. Aurora y el director, Ignacio Flores de la Lama, entienden que ese no es el camino. Sus gritos y su horror están en la quijada apretada, en la desesperación de sus ojos, en la fuerza de sus puños. Es una actuación sutil y fina, que sólo se podía conseguir con su experiencia.
Las historias se entrelazan por momentos. Son puros monólogos donde estamos en el mismo momento, en un mismo lugar pero con tres diferentes puntos de vista. Es muy interesante porque el autor no toma partido por ninguna de las tres. Incluso con la chechena, se ven sus razones, sus motivos, su sufrimiento tan grande de las mujeres a quienes les quitaron todo y lo único que pueden hacer, para tener venganza por la muerte de sus maridos, es esa.
Cada función representa un nivel de concentración y de entrega absoluto. La conexión con mis compañeras y el músico tiene que ser al 100%. A pesar de no haber diálogos entre nosotras, hay micro diálogos, momentitos, por lo que tenemos que estar muy atentas con la progresión dramática de la obra porque si no se cae.
“Noreste” es una obra que puede malinterpretarse como un panfleto político en contra del gobierno establecido. Ciertamente es una dura crítica a los errores de juicio que cometió el presidente Putin, pero, de acuerdo a Aurora, no es un mensaje político el que se quiere dar.
La obra da una conciencia personal. La gente que venga a vernos terminará con una reflexión muy personal. No te incita a tomar las armas o a manifestarte. Es un mensaje muy claro de que la violencia no te lleva a nada. Yo quisiera que el público saliera con la conciencia de buscar soluciones pacíficas a los conflictos. Tal pareciera que esa opción no existe y que la única solución es entrar con armas. Pero no, hay otras vías.
Al principio, mencioné que Aurora tampoco puede ocultar su amor. Amor por el teatro y por la actuación. Amor a una carrera de más de 12 años que se ha desarrollado tanto en los escenarios como en pantalla. Las Aparicio, Julio César, Capadocia, Otelo, Infames y Las Mujeres Sabias con José Caballero son algunas de las referencias de su trabajo y de su dedicación. Una carrera que empezara con teatro estudiantil en Tijuana y que se desarrolló dentro de la primera generación de Casa Azul de Argos.
El teatro es mi casa, mi escuela, mi alimento. Aunque no esté haciendo teatro, ver teatro es fundamental.
Le creo. ¿Cómo no creerle después de saber que ese día, horas antes de la función, había participado en el maratón de la ciudad de México?
No sabes que belleza. Sólo hice medio maratón, porque tenía función.
Dato enciclopédico: Medio maratón son 21 kilómetros. ¿Correr esa distancia para después hacer “Noreste”? Me quito el sombrero.
Debemos fomentar el deporte, la cultura, el arte. Debemos estar todos unidos, aún cuando cada quien tenga su causa personal, porque te aseguro que ahí no cabe la violencia, sino que se enaltece el espíritu humano: en el teatro, en la danza en la música y en el arte.
Debemos de seguir la carrera de Aurora Gil, quien anda en búsqueda de mayores retos para el futuro. Debemos ver en escena el trabajo de esta entregada actriz. Debemos de aplaudir el tipo de teatro que está haciendo junto con todo el equipo de “Noreste”. Debemos de llenar el teatro El Granero en cada una de las funciones.