EL SUEÑO DE LA MANTARRAYA
Para quienes quieren conocer un capítulo muy negro de la historia de México.
EL SUEÑO DE LA MANTARRAYA
Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
“Es necesario asegurar nuestra posesión de esa isla.”
El pedazo de rocas y arena donde se encuentran está ubicado en medio de la nada, es árido, inservible en su mayoría, carece de agua o de alimentos, pero aún así es territorio mexicano y debe ser protegido. En tierra firme, Don Porfirio Díaz se encuentra lidiando con problemas diplomáticos internacionales, con un insurgente que pretende llamar a un nuevo orden gubernamental y con una silla presidencial que cada vez es más difícil de sostener; en la isla de Clipperton, unos soldados pelean contra el hambre, la sed, los tiburones y el delirio que provoca la ausencia de una exquisita toronja.
“Te toca personalmente defender el suelo patrio.”
Uno de los episodios más vergonzosos de despojo territorial mexicano es también uno de los menos conocidos en este país. La Isla Clipperton, también conocida como Isla Médanos o Isla de la Pasión, es un atolón coralino a más de 1,000 kilometros de distancia de nuestro país sin el más mínimo valor en recursos naturales que fuera tomado en posesión por tropas mexicanas en 1906. Sin embargo, años más tarde fue otorgado a Francia en un juicio a cargo del Rey Victor Manuel II de Italia promovido por el mismo Díaz. Los trágicos eventos alrededor de este oscuro capítulo de la historia fueron inspiración para que el dramaturgo y director Alejandro Ainslie creara una bella pieza de teatro documental intitulado “El Sueño de la Mantarraya”.
“Tan lejos, tan solos, tan a la mitad de la nada.”
Con una estructura narrativa no lineal, relatando los acontecimientos tanto en la isla como dentro del gobierno mexicano a lo largo de varios años, “El Sueño de la Mantarraya” hipnotiza al espectador en un viaje por lo sucedido donde se entremezcla con elegancia y gran teatralidad los hechos históricos como la caída del poder de Porfirio Díaz ante el movimiento político organizado por Francisco I. Madero con una dramatización de lo acaecido a los habitantes de Clipperton comandados por el Capitán Ramón Arnaud. A pesar de que la obra llega a sentirse alargada, sobre todo hacia el final del montaje, el trabajo documental de Ainslie es loable, su capacidad de contar una historia fascinante, sobre todo al conseguir traer a la luz un hecho que debería ser conocido por todos los mexicanos en un lenguaje dramático sencillamente exquisito.
“Esa isla perdida es tú país.”
La propuesta visual que Ainslie propone a “El Sueño de la Mantarraya” es ambiciosa al conjuntar en un mismo montaje elementos contrastantes como son el uso de arena a lo largo de todo el escenario en una concepción visual absolutamente exitosa, proyecciones sobre una pared para la creación de distintos ambientes e incluso elementos a escala para solucionar la presencia de tiburones en alta mar o los problemas marítimos para navegar la zona alrededor de Clipperton. Todos estos recursos consiguen una unidad armoniosa y de alto valor al apoyar a la dramaturgia de forma contundente al mismo tiempo que enganchan al espectador en una serie de juegos visuales que lo mantienen al tanto de todo lo que sucede tanto en la historia como en escena. Un fortalecimiento del ritmo a lo largo del montaje, particularmente en los momentos más dramáticos de la obra, aportará a un producto mucho más redondo que consiga entregar su mensaje de forma mucho más indeleble.
“Esta isla es mexicana y mexicana se queda.”
El teatro documental exige de actuaciones comprometidas, honestas y poderosas para evitar caer en acartonamientos, estereotipos o panfeltos que alejan a una obra de su valor artístico y lo llevan al peligroso terreno de lo moralista o aleccionador. “El Sueño de la Mantarraya” cuenta con un elenco muy bien balanceado que logra no sólo interesar al público de la anécdota histórica, sino que además se conmueva con la injusticia y sinrazón de tan lamentable hecho. Luis Lesher, en el papel del Capitán Arnaud, resulta tanto entrañable como odioso en su férrea convicción de servir a su país al mismo tiempo que anhela el sabor de una toronja sobre sus labios. Junto a él, Humberto Yáñez en el papel del Presidente Díaz o Antonio Zúñiga como el Capitán Secundino Cardona logran escenas memorables y poderosas ya sea tratando de aferrarse a un gobierno que se desmorona o gritando con desesperación que hay un barco acercándose a la isla. Sin duda, cada uno de los miembros del elenco consigue escenas de gran calidad, producto de un claro compromiso con el montaje y con el mensaje que transmiten.
“Hay gente que piensa que esta isla es poca cosa.”
Lejos de interesarme por la historia, mexicana o universal, mi atención siempre se ha centrado en que se me cuenten buenas historias, aquellas que me atrapan y no me sueltan hasta el oscuro final. La historia de un hombre que es capaz de sacrificar no sólo su vida, sino incluso la de su propia familia por su patria es una anécdota de sumo interés. La historia de México está plagada de errores, algunos de ellos aún desconocidos por muchos. Es labor de aquellos que nos dedicamos al arte, ya sea como creadores o en la parte de difusión, de asegurarnos que nunca olvidemos, pues en ello radica nuestra salvación.
Búscanos en Facebook, Swarm e Instagram como Entretenia
[AFG_gallery id=’173′]
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “El Sueño de la Mantarraya”
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Alejandro Ainslie
ACTÚAN: Luis Lesher, Antonio Zúñiga, Humberto Yáñez, Carlos Álvarez, Mauricio Rodríguez, Paola Pérez-Rea y Alfredo Monsiváis.
DÓNDE: Teatro El Granero dentro del Centro Cultural del Bosque.
DIRECCIÓN: Paseo de la Reforma y Campo Marte S/N.
CUÁNDO: Jueves y Viernes 20:00, Sábado 19:00 y Domingo 18:00 hrs.
COSTO: $150 entrada general. Boletos en taquilla y ticketmaster. Aplican descuentos.
DURACIÓN: 120 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: El Centro Cultural del Bosque cuenta con una extensa cartelera en sus diferentes teatros, les recomendamos revisarla. Cuentan con dos estacionamientos gratis al mostrar sus boletos para la obra.