Por Juan Carlos Araujo | 10 marzo, 2014 0 Comentarios

Para quienes quieren ver una agridulce historia de amor en el espacio escénico más nuevo de la ciudad.

EL REENCUENTRO

 

“Este restaurante es muy exclusivo. Tan exclusivo que casi nadie viene.”

 

Veinte años es mucho tiempo, eso nadie lo discute. Para ella, una vida entera en la que el amor, la pérdida, el matrimonio, la maternidad, el divorcio, la felicidad y el dolor han hecho su aparición y la han llevado a ser esta mujer aparentemente feliz. Para él, veinte años han sido un bloqueo absoluto donde el tiempo se congeló. Nada ha sucedido desde que ella se alejó y nada se ha superado, muy al contrario, todo lleva su esencia, su nombre, su imagen, su belleza perfecta. Una historia de amor que acabó hace muchos años de un lado y que continúa aún presente del otro. Dentro de esta situación que se presenta tan difícil,  ¿qué pitos toca el mesero?

“¡Váyase! ¡Váyase y déjela plantada!”

 

Veintiocho años es mucho tiempo, eso nadie lo discute, pero el 5 de Marzo pasado el Teatro Milán reabrió sus puertas para el estreno de “El Reencuentro”, escrita y dirigida por Pablo Valentín, en lo que será su espacio alternativo: el Foro Lucerna. Este pequeño espacio con aforo para aproximadamente 130 asistentes, se ubica en el tercer piso del teatro y cuenta con la facilidad de ser un salón de usos múltiples, lo que significa que es sumamente adaptable para cualquier tipo de montaje.

“No puedes seguir mostrándole tus cartas a alguien que no está jugando el mismo juego.”

 

En el caso de “El Reencuentro”, el Foro Lucerna se convierte en el restaurante que da nombre a la obra, donde Javier ha pactado volver a ver a Jessica, con quien tuviera una relación tan poderosa que, desde el momento en que ella la terminó, él no ha podido ser igual. En una apuesta donde Javier está dispuesto a jugar el todo por el todo, Jessica apenas está arriesgando la punta de una uña. Sin embargo, aún cuando la memoria puede fallar, los recuerdos saldrán a flote y momentos culminantes en la vida de Jessi la traicionarán para revelar los errores que ha llegado a cometer. En medio de estas revelaciones, la pregunta persiste: ¿qué pitos toca el mesero?

“Creo que este es el momento para que se eche un cigarrito.”

 

Lo que se presenta en un principio como una mera comedia de situaciones pronto se revela como una efectiva farsa romántica sobre la habilidad del hombre para superar su pasado. Pablo Valentín ha creado momentos de suma comicidad en “El Reencuentro” haciendo uso de ingenio cómico, tanto verbal como físico, al igual que ha montado escenas de una fuerte carga dramática. Ciertamente, su acierto radica mucho más en el texto que en su dirección, que debe amarrar mucho más el ritmo para que la obra se sostenga cuando gira de comedia a seriedad, pero el producto final consigue su objetivo de ofrecer un espacio para divertirnos y movernos algunas fibras sensibles.

“En mí, usted jamás debería confiar.”

 

En la función que asistí me tocó ver a Pablo Valentín como el enamorado Javier y a Yolanda Ventura como ese objeto del deseo llamado Jessica. Se nota claramente que Javier es producto de la mente de su actor, quien logra con mucha naturalidad proyectar todas las manías, tics e histerias que este encuentro le están provocando. Yolanda nos presenta a esta mujer aparentemente hueca sin tanta complejidad, pero con una simpatía que logra ganarse al público siendo que es un personaje que no merece nada de nuestro afecto.

“Pregunta número uno: ¿cuántos exmaridos tiene usted?”

 

La verdadera sorpresa de la noche viene con Luis Orozco en el papel de Sergio “Sigmund”, el mesero. Como se podrán haber dado cuenta, la pregunta de qué pitos toca el mesero en todo esto es primordial para la verdadera trama y desenlace de la obra. Orozco nos hace reír en un principio, aparentando ser un vil Patiño, blanco de chistes, para poco a poco ir metamorfoseándose en la pieza clave de la obra con gran talento.

“Nuestra sangre ya es una.”

 

Yo confieso que mi principal objetivo en ir a ver “El Reencuentro” estaba enraizado en la curiosidad de conocer el Teatro Milán. Lo que encontré fue un gran teatro que alberga una obra inteligente, bien actuada y que me hizo reír y pensar bastante. En otros artículos he mencionado que uno puede haber terminado con el pasado, pero el pasado no ha terminado con nosotros. El reencuentro con ese pasado puede ser, sin duda, la clave para que todo termine y podamos caminar hacia adelante sin nunca mirar atrás. 

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