EL PRINCIPIO DE ARQUÍMIDES
Para quienes quieren ver la hipocresía de la sociedad reflejada por de uno de los directores más prometedores.
EL PRINCIPIO DE ARQUÍMIDES
“Esta mañana, ¿qué fue lo que pasó?”Un copo de nieve contiene dentro de sí todo el poder para convertirse en una avalancha que destruirá todo a su paso. El niño estaba asustado y había que tranquilizarlo, nada más. Lo que los demás creen que vieron fue meramente una suposición, no una realidad; al menos eso es lo que Héctor repite una y otra vez. Los teléfonos no paran de sonar y las redes sociales están clamando justicia cada vez más fuerte: algo se tiene que hacer al respecto, más aún después de lo que sucedió en el kinder. Las puertas de la alberca ya están cerradas, nada los va a detener.
“¡Es que no hay nada que contar!”Escrita por el catalán Josep María Miró y ganadora del Premio Born (el más grande reconocimiento al teatro en España) en 2011, “El Principio de Arquímides” es una fascinante mirada a la enorme hipocresía y doble moral con la que el mundo todavía hoy, en 2014, se maneja. Una escuela de natación se convierte en un objeto de estudio para analizar cómo un simple acto de afecto y cariño se puede pervertir hasta dimensiones insospechadas por el mero hecho de que alguien plantó una duda en la mente de todos. Prejuicios que supuestamente ya están superados en nuestra sociedad salen a flote en un instante y la irremediable dualidad del ser humano, su capacidad creadora y destructiva, terminará por sembrar en los padres de los niños, los compañeros de trabajo y, por supuesto, en los espectadores, la duda de qué tanta veracidad exista detrás de tan horrendas acusaciones.
“Dicen que fuiste demasiado cariñoso.”Diego del Río se convirtió el año pasado en uno de los nombres más emocionantes del ámbito teatral como el joven director responsable de montajes de gran interés como “Tribus” y “Proyecto Chejov: Vanya” (ambas críticas en www.entretenia.com). Ahora Diego ha transformado el espacio escénico del Teatro Julio Castillo, con la ayuda de Matías Gorlero, quien realiza un estupendo trabajo de escenografía e iluminación, para plantar la zona de casilleros de los maestros de natación justo en medio de los espectadores. A partir de este planteamiento escénico tan aparentemente básico, es que los asistentes nos convertimos en testigos, jueces, cómplices y, más por naturaleza que por evidencia, en verdugos de un hombre que clama sólo haber buscado darle paz a un niño que lloraba de manera absolutamente inocente. Dentro de los momento más íntimos de exposición de los personajes el ritmo de la obra se debe de amarrar un poco más, pero el producto final es definitivamente de enorme valía dramatúrgica, finamente vestida por su director y canalizada por sus actores.
“Yo les aseguro que los padres no nos vamos a quedar cruzados de brazos.”Con el característico realismo actoral que se ha visto en montajes anteriores de Diego del Río, el elenco de “El Principio de Arquímides” nos va metiendo poco a poco en esta historia hasta tenernos completamente enganchados a medida que el público va uniendo las piezas de un rompecabezas al cual le faltan piezas y que no nos van a dar. Fernanda Borches como Ana, la directora de la alberca, consigue que la odiemos en un principio, cuando apenas si estamos entendiendo lo que sucede, para más adelante sentirnos orgullosos de la manera en que defiende a sus empleados, para terminar conmiserándola al saber un poco de lo que carga en su interior. Héctor Kotsifakis, quien alterna funciones con Arturo Barba, se muestra contenido y mesurado como el padre de uno de los niños, a medida que acusa sin bases y exige respuestas a las que no tiene ningún derecho a preguntar. Mariano Palacios es el acusado y Humberto Busto su compañero de trabajo, ambos los profesores de natación. Tanto Palacios como Busto cumplen debidamente con sus papeles aunque todavía falte un agarre más firme en las emociones que se deben de proyectar. Sin embargo, las emociones que manejan en escena, de la euforia a la ira o de la incredulidad al miedo, por nombrar dos ejemplos, son de un alcance digno de aplaudirse.
“Asegúrame de que no tengo un sólo motivo para preocuparme.”Siempre hay dos lados para toda historia; por cada cosa que vemos en la superficie, hay algo debajo, oculto, de igual valor. Ahí radica el principio de Arquímides. En una época donde la información corre a velocidades insospechadas, donde las redes sociales son las fuentes de noticias para muchísimas personas y donde la reputación de alguien es tan frágil como el poder de un tweet mal intencionado, debemos pensar dos veces antes de abrir la boca, más aún antes de teclear una sola palabra. En una de mis críticas mencioné que había que seguirle la pista a Diego del Río y lo sostengo con más fuerza que antes después de ver este nuevo montaje. Hay personas que estarán de acuerdo con mi apreciación y habrá quienes no piensen de igual manera. Siempre hay dos lados para toda historia.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
DÓNDE: Foro Lucerna, dentro del Teatro Milán.
DIRECCIÓN: Lucerna 64 esquina con Milán, colonia Juárez.
Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.