Para quienes no lo olvidan.
EL CIELO DE LOS PRESOS
Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (@RiAlCastillo)
“Pase lo que pase, no sueltes mi mano.”
Uno sabía exactamente lo que estaba haciendo y poco le importaron los riesgos que corría él o su familia, la causa era lo importante, no el individuo; otro, sentado cómodamente desde su posición de poder, jamás vio venir el horror ni la cobardía que lo ahogarían y condenarían; uno más simplemente pasaba por ahí, víctima inocente que no tenía nada que ver ni con estudiantes, causas revolucionarias, ni política; el último cometió el error de seguir a su corazón hasta la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. En el campo militar número uno, el terror de perder la libertad, de no saber quién vive aún o quién yace muerto, de nunca volver a ver la sonrisa de un hijo o de una amada, ahoga los gritos que se escuchan a consecuencia de las torturas.
“Estos son los últimos comunistas que nos acaban de llegar.”
El 2 de Octubre de 1968, posiblemente la marca más oscura en la historia política de nuestro país, ha sido fuente de un sinnúmero de expresiones artísticas. La inhumana matanza bajo las órdenes del propio presidente de la República, el complot político detrás de todo ello, las agendas ocultas del Consejo Nacional de Huelga, la imagen simbólica del Che Guevara, los vecinos de la zona que cobijaron a estudiantes, aquellos que fingieron no escuchar nada, todos y cada uno de los diferentes aspectos de ese día han sido analizados, descritos, pintados, mostrados en cine o escenificados en los teatros, siempre buscando que aquella tarde nunca se olvide. Mauricio Bañuelos decide poner su grano de arena a esta importante labor escribiendo y dirigiendo “El Cielo de los Presos”.
“Lo que importa es que somos hermanos del movimiento.”
Los abusos, torturas y asesinatos a los que fueron sometidos aquellos que resultaron encarcelados ese día, participantes voluntarios de la protesta o simples espectadores, son parte de la denuncia que Bañuelos realiza en su poderoso melodrama. Cuatro presos -un idealista, un romántico, el cobarde y el inocente- se ven en la necesidad de convivir y compartir sus temores tras haber sido encerrados por dos militares en una celda, uno brutal, el otro con un fuerte secreto. Estos personajes, junto con la novia de uno de ellos, sirven perfectamente para que el dramaturgo explote cada uno de los diferentes aspectos de la matanza en una clara búsqueda de provocar al espectador y llevarlo a la exacerbación del sentimiento, característica propia del género en que está escrita la obra. La desesperación por volver a ver a la familia, una esposa muerta, la descripción de los caídos en la Plaza, incluyendo una viejecita con mandil de flores, los recuerdos de cómo el amor surgió a la par del movimiento estudiantil y el conflicto que puede provocar el amor fraternal, son tan sólo algunos de los recursos de los que se vale el autor para transmitir al público la monumental dimensión de la desgracia, aun cuando a momentos se llegue a caer en el chantaje sentimental.
“Esto no se trata de justicia, se trata de supervivencia.”
La dirección de “El Cielo de los Presos”, a cargo del mismo dramaturgo, está perfectamente planeada para intensificar y fortalecer los sentimientos provocados por los diálogos. Un ritmo pausado sirve para que cada uno de los personajes tenga la oportunidad de explicar sus motivaciones, expresar su sufrir o sus miedos, gritar su rabia, desesperación o frustración o simplemente para caer en la vergüenza de la traición. De la misma manera, la musicalización durante los monólogos más dramáticos de la puesta sirve para que el asistente sienta empatía, coraje, indignación y conmiseración por aquellos que simplemente querían luchar por un México mejor. Mauricio Bañuelos logra transmitir con éxito su poderoso mensaje, haciendo uso de cada uno de los elementos a su alcance para que no quede la menor duda del por qué desde hace más de cuarenta años se realizan marchas y protestas en conmemoración de esos hombres y mujeres que perdieron la vida.
“Mis amigos, mi futuro y mis sueños están muertos.”
Actoralmente, “El Cielo de los Presos” cuenta con un fuerte elenco que entiende la dirección que lleva el montaje. David Bernal se deja llevar por las emociones exacerbadas de su personaje, sirviendo como el eje sentimental de la obra sobre todo durante los momentos en que comparte el escenario con Ximena Sastrías. Aarón Balderi da vida a Ramiro, el transeúnte que se vio involuntariamente involucrado, logrando momentos memorables y profundos, proyectando de lleno el dolor de un hombre que simplemente quiere llegar a su casa a ver a sus hijos. Estas tres actuaciones demuestran que cuando el melodrama es bien llevado, los resultados son de gran poder. El resto de los participantes, destacando la labor de Gilberto Alanís como el idealista dispuesto a morir por su causa, consiguen llevar al límite sus capacidades, con mayor o menor grado de eficacia, pero aportando lo necesario para que el mensaje llegue a lo más profundo de cada espectador.
“Nosotros no somos responsables de las víctimas colaterales.”
Aquel que olvida su historia está condenado a repetirla. Esta frase ha estado dando vueltas en mi cabeza mientras escribo esta crítica ya que me considero una persona apolítica, totalmente desinteresada en el tema del 2 de Octubre. Quizás obras como “El Cielo de los Presos” son hechas justamente para personas cínicas como yo que intentan olvidar, el más grande error de todos. Una ovación de pie al final de la puesta, comentarios sumamente positivos a mi alrededor y lágrimas en un par de personas a la salida son testimonio absoluto de la efectividad del montaje y una bofetada con guante blanco a este crítico que incluso ha llegado a rechazar invitaciones para ver montajes relativos al tema por falta de interés. Lección aprendida señores, su cometido ha sido exitoso. Esta es una obra que de ninguna forma voy a olvidar.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “El Cielo de los Presos”
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Mauricio Bañuelos
ACTÚAN: Gilberto Alanís, Aarón Balderi, David Bernal, Diego Cornejo, Amador Martínez, José Luis Pérez “Güicho” y Ximena Sastrías.
DÓNDE: Teatro La Capilla
DIRECCIÓN: Madrid 13, Colonia Del Carmen Coyoacán.
CUÁNDO: Viernes 20:30 hrs. Del 20 de Noviembre al 11 de Diciembre
COSTO: $150 entrada general, aplican descuentos.
DURACIÓN: 100 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: La Capilla tiene una extensa cartelera toda la semana. Les recomiendo revisar las demás opciones que ofrece. No cuenta con valet parking o estacionamiento.