DOS PARA EL CAMINO
Para quienes desean ovacionar una devastadora historia de violencia, indecisión, gemelos, excesos y marcianos.
DOS PARA EL CAMINO
“A mi mamá la persiguen los muñecos.”
Sobre una tarima cuatro personajes miran al frente. Miradas al vacío: una llena de inocencia perdida, una seductora y retadora a la vez, otra cargada de melancolía y culpabilidad, la última cargada de preguntas sin responder. Blue Bayou interpretada por Linda Ronstadt se escucha y el chasquido de cuatro manos llevan el ritmo de tan triste melodía. Están a punto de compartir sus historias, que en realidad son siete, pero que se pueden resumir en una narración sobre la búsqueda de afecto en el vacío, el horror de ser invadidos y un último encuentro entre dos almas que necesitan besarse antes de decirse adiós.
“El infierno es el último de los poemas.”
Historias cruzadas por azares del destino. La imposibilidad de tomar una decisión clara que termina en una sangriento sacrificio, deseos reprimidos entre una terapeuta y su paciente, una vida de excesos que llega a un abrupto fin, y la peor de las violaciones imaginables. El dramaturgo peruano César de María construye en su obra “Dos para el Camino” una compleja y fascinante historia donde el azar se confabula con las circunstancias y el pasado para unir la vida de siete personas en un mundo vacío, agresivo y aparentemente sin sentido.
“¿Cuántos gemelos muertos hay en el mundo?”
Una niña de 6 años narra su viaje a disneylandia donde fue abducida por marcianos junto con su madre, un mediocre montadiscos en una radiodifusora narra como la única decisión que ha sido capaz de tomar en toda su vida fue tocar en la puerta equivocada, una psicóloga se tiene que enfrentar a los recuerdos de su gemela muerta y un hombre a punto de casarse se lleva el peor de los sustos por culpa de una llamada malentendida. Construida por cuatro monólogos y una escena final en el texto original, esta adaptación de “Dos para el Camino” a cargo del también director Adrián Vázquez captura al espectador desde el inicio por la diestra manera en que el Vázquez hilvana las historias de todos los personajes con diálogos fluidos, cargados a momentos de humor negro y una inteligente manera de ir revelando datos para que el público arme las piezas de un rompecabezas que desgarra el alma al mismo tiempo que podría darle una pequeña esperanza al corazón.
“Me dijo en 3000 palabras que había venido a decir nada.”
Una pequeña le cuenta al público con excesiva inocencia como unos marcianos le llenaron sus huequitos con unos tubos desde lo alto de una tarima. En el inframundo que existe debajo de sus pies, tres cuerpos desnudos, dos de ellos con máscaras de cerdo, invaden el espacio inferior del escenario recreando un infierno dantesco donde los deseos carnales de un par de cerdos se convirtieron en la peor de las pesadillas para una madre y su hija. Todo esto iluminado de manera intimista, oscura, pero sin que la luz llegue a ser fría. Originalmente escrita para sólo dos actores, el director Adrián Vázquez monta “Dos para el Camino” duplicando este número y revistiendo los monólogos de precisas y contundentes participaciones de los demás actores. Apostando siempre por la fuerza que se transmite tanto con la voz y con el cuerpo de los actores, pero combinando esto con precisos elementos escenográficos que robustecen la propuesta, Vázquez demuestra una nueva madurez como director, una visión mucho más sólida que en montajes anteriores, una promesa al futuro de lo que será capaz de lograr de ahora en adelante.
“Yo no soy un caballero, soy un cabrón que se acuerda de todo.”
Una mujer esperando afuera de la oficina de su psicóloga grita horrorizada cuando un extraño se le acerca de la manera más amable posible. Un hombre imposibilitado de hablar de manera correcta por una cierta tartamudez trata desesperadamente de explicar por qué condenó a su vecina al más terrible de los martirios. Una niña trata de entender el mundo tan horrible en el que existe a partir de sus muy infantiles referentes. El trabajo actoral que realizan Pamela Ruz, Fátima Favela, Diego Martínez Villa y Alejandro Valencia en “Dos Para el Camino” es claramente resultado de la línea de trabajo establecida por el director, apostando siempre por la actoralidad del cuerpo y de la voz. Es de este precepto que se desprenden poderosas interpretaciones cargadas de honestidad y exploración, aun cuando sea necesario explorar en algunos momentos diferentes matices que alejen a los actores del gritar innecesariamente. Sin embargo, cada uno de los actores que participan en la puesta se entregan de lleno a ella con todas sus capacidades escénicas, hecho que se agradece y aplaude.
“Cuántos mundos caben en dos miradas.”
En una semana tuve la oportunidad de ver los dos más recientes trabajos de Adrián Vázquez tanto como director como dramaturgo. Tras aplaudir con fuerza ambos montajes, caí en cuenta de la vasta cantidad de puestas en escena en las que el creador escénico está involucrado al mismo tiempo, todas ellas de gran calidad y mérito artístico. Gracias Adrían por tu compromiso con el teatro, por hacerme llorar con “Wenses y Lala”, por doblarme de la risa con “Algo de un tal Shakespeare”, por cimbrarme recientemente con “Visceral”, por tu honestidad en “El Hijo de mi Padre”. Gracias por ser un verdadero ejemplo de la buena calidad de teatro que existe en México.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Dos para el Camino”
DRAMATURGIA: César de María
DIRECCIÓN: Adrián Vázquez
ACTÚAN: Pamela Ruz, Fátima Favela, Diego Martínez Villa, Emilio Romano y Alejandro Valencia (alternan funciones).
DÓNDE: Foro Shakespeare.
DIRECCIÓN: Zamora 7, Colonia Condesa. A dos cuadras de Metro Chapultepec.
CUÁNDO: Sábados 21:00 hrs. Hasta el 28 de abril.
COSTO: $300 entrada general. Boletos en taquilla y ticketmaster.
DURACIÓN: 75 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.
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