DELIRIO 3:45 AM
Para quienes se atreven a caminar por los laberintos mentales que ocasiona la depresión.
DELIRIO 3:45 AM
Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
“Yo tenía miedo de tener miedo.”
Una mujer sumamente exitosa, casada y con un gran empleo como ejecutiva de una televisora, grita en silencio su desesperación sin que nadie note que hay algo mal en ella, llora incontrolablemente su profunda e inexplicable infelicidad y maneja durante horas y horas por la ciudad en una búsqueda fútil de algo, lo que sea, que la aleje de ese sentimiento que la ahoga y que pareciera no querer abandonarla jamás. Ella no está sola en su padecer, hay millones de personas como ella, quizás tú y ni siquiera te has dado cuenta.
“Un día me diagnosticaron con una palabra: depresión.”
Con tan solo un camisón como vestimenta, una prenda que apenas oculta su olvidado pudor, y meciéndose lentamente en un columpio que refleja el ir y venir de sus confusos pensamientos, la protagonista de “Delirio 3:45 AM” de la escritora Verónica Musalem comienza una incoherente narración en apariencia que poco a poco va revelando el oscuro camino que una mujer se ha visto forzada a recorrer al ser víctima de uno de los males psicológicos más comunes y menos diagnosticados o tratados en nuestra sociedad: la depresión.
“¿Cómo había llegado a la peor crisis de mi vida?”
Se viste y se vuelve a desvestir, se encuentra en un bosque que podría ser real o imaginario, kilómetros recorridos sin sentido al frente del volante, una junta de negocios de la cual no tiene el menor recuerdo y memorias de una madre que se aglutinan en una masa deforme en su mente. Sin una línea narrativa como tal y sin una progresión dramática lineal per se, la propuesta dramatúrgica de “Delirio 3:45 AM”, tal y como lo indica el título, es un monólogo perturbador y escalofriante que se narra a forma de remolino mental en la medida que se adentra en la mente deprimida de una mujer aparentemente “normal”, siguiendo una vida que cumple con todas las normas de sociedad al mismo tiempo que su cerebro se encuentra al borde del colapso.
“En la oficina nadie sabe que lloro.”
Apoyado por el solvente trabajo de iluminación y escenografía de Mónica Kubli, el director Víctor Carpinteiro aborda con oficio e imaginación el complejo laberinto dramatúrgico envuelto en “Delirio 3:45 AM” en un intento por desmadejar la compleja naturaleza de la depresión sin caer ni en el panfletismo ni en el melodrama, evitando todo chantaje o manipulación, simplemente limitándose a exponer el horror que vive la protagonista en la vorágine de su mente, ofreciendo un atisbo, apenas la punta del iceberg, de la tortura diaria que significa despertar todos los días libre de toda felicidad. El resultado es complejo, difícil de digerir entre diálogos sobre voces femeninas perdidas en un bosque y una perenne gotera que cae a la mitad del escenario, pero que cumple con el cometido de dejar una amarga sensación en el alma gracias a un claro entendimiento de tono y ritmo que se busca así como de la generación de una atmósfera envolvente pero asfixiante, un claro reflejo de lo que sucede en la mente de la atormentada mujer en escena.
“La mejor manera de sobrevivir es estar medicada.”
La ejecutiva sonríe empoderada en su vestido de marca y sus tacones altos, segundos después se desmorona por completo quedando destrozada en el suelo. En un abrir y cerrar de ojos una mujer se recompone y se colapsa, finge su cordura ante la sociedad o se deja llevar por la locura. El reto actoral implícito en “Delirio 3:45 AM” es aceptado con coraje y verdad por la actriz Ángeles Marín, quien impresiona con uno de sus trabajos más interesantes y complejos desde “La Danza Circular de María” también bajo la dirección de Carpinteiro (crítica en www.entretenia.com). Invocando a Medea, Ofelia y Electra, dando giros sobre su propio eje mental al mismo tiempo que camina por una imaginaria cuerda floja por la que está a punto de desplomarse, presumiendo su vida perfecta sin la menor gota de credibilidad, cada uno de los diferentes giros que el personaje presenta es abordado con talento y entrega absoluta por Marín, dando una devastadora pincelada de lo que significa vivir con depresión. Sin embargo, resulta recomendable una mayor exploración en los matices existentes para expresar los tan variantes sentimientos que vive la mujer en cuestión, para evitar caer en un gritar excesivo, mejorando así el manejo de la energía y poder jugar con un verdadero crescendo emocional. Una vez dicho esto, resulta un absoluto placer poder aplaudir un trabajo tan profundamente sincero como el que Ángeles Marín ofrece en este verdaderamente difícil papel.
“¿En qué momento dejé de ser feliz?”
Yo confieso que un buen día a los doce años, tras la muerte repentina de mi padre, dejé de comer. Al poco tiempo empecé a dormir más y más hasta que se sumaban veinte horas al día dedicadas al sueño. Fui diagnosticado con depresión clínica y se me tuvo que alimentar de forma intravenosa durante meses. A los ojos de todos, yo simplemente estaba acostado en una cama, sin casi hablar y con la mirada perdida. En mi mente, un infierno se desarrollaba, uno donde quería gritar mi dolor y desesperación, pero que no podía. Nadie entiende la depresión, la verdadera depresión, hasta que la experimenta en carne propia. No es tristeza, no es llorar, es algo mucho más profundo y mucho más negro de lo que cualquiera pudiera imaginar.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Delirio 3:45 AM”
DRAMATURGIA: Verónica Musalem
DIRECCIÓN: Víctor Carpinteiro
ACTÚAN: Ángeles Marín
DÓNDE: El Círculo Teatral
DIRECCIÓN: Avenida Veracruz 107, Colonia Condesa.
CUÁNDO: Sábado 19:00 hrs.
COSTO: $200 Entrada general. Boletos en taquilla. Aplican descuentos.
DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con valet parking o estacionamiento. Cuenta con una extensa cartelera por lo que les recomendamos revisar sus demás opciones.
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