ASESINATO PARA DOS
Para quienes desean ovacionar de pie un musical donde un hilarante crimen se resolverá a cuatro manos.
ASESINATO PARA DOS
“Todos tenían un motivo para matar a Arthur Whitney.”
Esta noche iba a haber una fiesta sorpresa para celebrar el cumpleaños del afamado novelista Arthur Whitney. Lo que en realidad sucedió fue que una bala acabó con su vida, y una serie de sospechosos le harán la vida imposible a un aspirante a detective dispuesto a todo con tal de hallar la verdad, siempre y cuando se siga el manual. Entre números musicales, un coro de sólo tres niños listos para ayudar si se aprende a chiflar, una aspirante a criminóloga y un piano que no se deja de tocar, el verdadero crimen sería no saltar de la butaca al final de la función para aplaudir de pie un numerito de brillo, luz y color que sencillamente asombra y mata de risa.
“Mi sueño de ser detective se hará realidad si sigo el manual.”
Una típica comedia detectivesca basada en la ya más que probada formula de tratar de descubrir al asesino de un crimen dentro del género conocido en inglés como whodunit (quién lo hizo), es la base sobre la que parte el musical Asesinato para Dos de los creadores norteamericanos Kellen Balir y Joe Kinosian. Sin embargo, el verdadero diferenciador de esta sumamente ingeniosa y divertida premisa radica en que la obra completa es interpretada por únicamente dos actores: uno a cargo del papel del supuesto detective a cargo del caso, el otro haciéndose cargo de dar vida a todos y cada uno de los sospechosos. Además, como si el reto no fuera suficiente, también deben de tocar todas las canciones del musical a piano, muchas de estas a cuatro manos, además de cantar y bailar, a veces de rodillas. El resultado es un verdadero tour de force que demanda actoralidad al límite, al mismo tiempo que se conjunta con una dramaturgia tanto en libreto como en música que celebra el humor del género con una fuerte dosis de absurdo y sátira.
“Recrear la escena del crimen es el último paso según el manual.”
La viuda no siente la menor pena por haber perdido a su marido de un balazo; el psiquiatra que conoce todos los secretos de los invitados necesita cantar sobre la amistad para decir la verdad; la bailarina de ballet guarda su ropa en los cajones equivocados y el aspirante a detective no para de sufrir por sus carencias profesionales y sentimentales. A medida que la investigación policial avanza, las canciones no paran de sonar, ya sea para narrar sobre los romances secretos del recién finado, para que el público conozca a tres muy precoces niños que saben chiflar muy bien o incluso para presentar de manera sorpresiva a un muy religioso bombero. Asesinato para dos se sabe ridículo, juega con ello, los autores crean personajes inverosímiles y los lleva al extremo de lo absurdo para efecto verdaderamente hilarante. Ya sea con la presencia de un policía invisible, con unos vecinos que no dejan de pelear, o con una impertinente ayudante que no sabe cuál es su lugar, cada una de las intervenciones que la dramaturgia expone de los personajes son una excusa para llevar este caso de misterio ya sea a lo musical, a lo cómico o a empujar a cada uno de los ejecutantes a un reto de mayor complejidad.
“Yo no lo maté, es sólo un rumor.”
La paleta de colores sobre el escenario es blanco y negro, para representar la mansión del novelista. Esta decisión acentúa el gris del mundo que existe abajo, entre las butacas, donde el agente policiaco contesta el teléfono y canta sobre sus anhelos de ser detective. Un piano níveo se encuentra del lado izquierdo, justo a lado de una pantalla que hace las veces de un retrato del difunto. La acción comienza con los dos interpretes tocando una pieza a cuatro manos, primero de manera simple, con cada nuevo acorde complejizando la pieza. Este es un aviso de las maravillas interpretativas que están por venir. Al momento en que la investigación ha llegado a su culminación, y que la viuda decide que es momento de ser escuchada, un oligofrénico número musical con plumas, una bola disco y papeles metálicos toma por asalto la escena. En ningún momento se ha llevado la comedia al pastelazo, todo se ha mantenido dentro de un universo contenido que respeta con cabalidad las reglas más tradicionales de la comedia. La propuesta de dirección que aporta Anahí Allué a Asesinato para dos es precisa para acentuar la comedia inherente en el libreto, al mismo tiempo que propone de manera consistente un ritmo y tono que evitan que la obra se salga de carriles y entre al terreno de la farsa. Esta consistencia armónica entre escena y libreto, aunado a una propuesta visual elegante que se da espacio al juego dan como resultado una de las direcciones más sólidas en la carrera de Allué, cosa no fácil de declarar dada su larga y exitosa carrera.
“Usted disfruta eso de acusar gente, ¿verdad?”
Con unos lentes rojos y un encorvamiento de la espalda, Aldo Guerra se transforma en la viuda del novelista; con una boina en la cabeza es ahora Steph, la sobrina con deseos de entrar a la policía, y al ponerse una gorra de beisbol e hincarse da vida a tres distintos niños, cada uno con una personalidad definida. Al ponerse al piano, Guerra demuestra sus capacidades musicales, mismas que usa para tocar un pandero. Al momento de bailar, es capaz de realizar pasos de tap, salsa y charleston, todo de rodillas. En una canción, marido y mujer cantan un dúo, mismo que es interpretado por el mismo actor. Cada uno de los diferentes personajes, cada paso y cada diálogo que realiza Aldo Guerra son un despliegue de talento como pocas veces es visto sobre un escenario, sobre todo el inmenso gozo que se le nota al hacerlo. Asesinato para dos es un vehículo para el lucimiento de aquel actor a quien se le encomienda la casi imposible tarea de dar vida a todos los sospechosos en la obra. Decir que el trabajo de Aldo Guera es sorprendente es no hacerle justicia, las palabras faltan, es una experiencia que se tiene que ver, y ovacionar. Una vez dicho esto, es de igual importancia darle credito al trabajo de Silvestre Villarruel, quien tiene la difícil tarea de abordar el otro rol, el del pseudo-detective. Menos lucidor, más no por ello menos valioso, Villarruel tiene oportunidad de igualmente dar rienda suelta a sus capacidades musicales, cómicas y actorales.
“¿Alguien le dijo mi, mi, mi, mi voy a matar a Arthur Whitney?”
Son tantas y tantas las obras que se ven a lo largo del tiempo que a veces es imposible preguntarse si hay aun algo en el horizonte capaz de verdaderamente sorprender, de volarme la cabeza, de regresarme a ese espacio de magia pura que implica sentarse ante una butaca. Asesinato para dos lo hizo a manos llenas, no sólo por el trabajo de un actor en específico, sino por la conjunción exacta de cada una de sus partes para realizar una puesta en escena de inmensa calidad. Mis respetos a cada uno de los involucrados, han creado arte dentro de un divertimento musical. Eso… no se logra todos los días.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Asesinato para dos
LIBRETO Y LETRAS: Kellen Balir
LIBRETO Y MÚSICA: Joe Kinosian
DIRECCIÓN: Anahí Allué
DIRECCIÓN MUSICAL: Isaac Saúl
ELENCO: Aldo Guerra, Humberto Montt, Iker Madrid y Silvestre Villaruel (alternan funciones).
DÓNDE: Teatro Milán
DIRECCIÓN: Lucerna 64 esquina con Milán, Colonia Juárez.
CUÁNDO: Miércoles 20:45. Hasta el 25 de Diciembre 2024.
COSTO: $600 y $500. Boletos en taquilla y Boletos para Asesinato para dos | Detalle de fechas para Musicales | Ticketmaster MX
DURACIÓN: 120 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking.