ARRULLOS PARA BENJAMÍN
ARRULLOS PARA BENJAMÍN
Nunca lo conoció pero sueña con él, lo extraña y lo necesita a pesar de no saber siquiera por qué no está a su lado. ¿Todo niño debe de tener un papá, qué no? Su hermano Hugo lo tuvo, aunque sólo fuera por ocho años, justo la edad que tiene el pequeño e ingenuo Benjamín. La magia que puede crear el amor fraternal es capaz de muchas cosas: hacer que las sirenas existan, que las mariposas de metal alcen el vuelo y conceder los más fantasiosos deseos. Lo único que quiere Benjamín es aquello que nadie, ni su hermano ni las dos lunas que bailan en el firmamento, pueden conseguir. Benjamín quiere que regrese su papá.
El profundo amor que existe entre hermanos y el dolor provocado por la ausencia de un padre es tratado con honestidad, poesía, un poco de crudeza y mucha hermosura en “Arrullos Para Benjamín” del dramaturgo morelense Hasam Díaz. A través del juego, la fantasía y la ilusión Hugo trata de hacer feliz a su hermanito Benjamín que vive obsesionado con su padre, quien los abandonó el mismo día de su nacimiento. A través de diálogos que capturan la inocencia del habla de los niños, al mismo tiempo que crean bellas imágenes de lagos pacíficos donde nadan las sirenas, Hasam invita a los espectadores a un viaje que toca fibras muy profundas en el alma al enfrentarnos con el sufrir de un niño que vive con una ausencia irreparable en su corazón. Un pastel de cumpleaños con sabor a soledad, una figura materna que no ayuda de mucho y un sudor frío en la frente conducen a un final que arrebatará lágrimas dulces cargadas del sentimiento provocado por el pesar de una criatura y de la gran lírica creada por el autor para contar tan terrible historia.
La dirección de “Arrullos Para Benjamín”, a cargo del mismo Díaz, hace uso de tan sólo unos cuantos elementos escénicos como apoyo para el desarrollo de la anécdota. Un par de cofres de madera, dos pequeñas sillas y una de tamaño descomunal, para recrear el tamaño del personaje titular, son manipulados de manera eficiente y creativa para la creación de diferentes espacios e imágenes en la mente del público, de tal manera que unas literas, una balsa en un lago o el área de juego de estos dos hermanos se fabrican en la imaginación de cada uno con buenos resultados. El ritmo del montaje es el requerido por el tono de la obra, lo cual podría resultar un poco pesado para un público menor de edad; sin embargo, una mayor agilidad pondría en peligro el delicado balance que se crea entre la realidad de la situación que viven los personajes y el mundo de fantasía que se ha creado para Benjamín.
“Una noche le pedí un deseo a la luna para que tú y tu hermano fueran muy felices.”
El teatro infantil evoluciona y apuesta por discursos mucho más reales, directos y honestos que logren tocar el corazón de sus más jóvenes espectadores y no meramente entretenerlos con espectáculos banales llenos de bombo y platillo y nada más. Hace un par de semanas lloré profundamente con “Adiós Querido Cuco”, obra para mayores de cuatro años que trata sobre las fases del duelo a través de la muerte de un perrito, y la semana pasada salí impactado de “Kiwi” al enfrentarme a un montaje para mayores de doce años tratando el tema de los niños de la calle (ambas críticas en www.entretenia.com). “Arrullos Para Benjamín” se sugiere para mayores de ocho años y lo único que puedo garantizar es que los adultos saldrán conmovidos y maravillados. ¿Los niños? Son mucho más inteligentes de lo que creemos y entienden las cosas aunque no las puedan expresar correctamente. Nunca es demasiado pronto para acercarlos al arte, generarles el amor por el teatro, quién sabe… tal vez mañana ya no estén para llevarlos.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
DÓNDE: Foro «El Bicho»
DIRECCIÓN: Colima 268, esquina con Insurgentes, Colonia Roma. Estación de Metrobús Durango.