
ZANAHORIAS
Para quienes quieren ver una absurda farsa a manos de una decadente, depravada y aburrida aristocracia.
ZANAHORIAS
“Vuestras ocurrencias son cada vez más enrevesadas.”
La casa de juego de Madame del Sagrado Corazón, Le Paradise, es el centro de reunión de la más pura depravación que habita en el reino de Puritania: su aristocracia. Una guerra de ingenios en verso entre ¡Oh! Rey de Puritania y el Marqués de ¡Ufff! no es más que el aperitivo de lo que será un gran festín de actividades recreativas que una misteriosa dama de gafas rojas ha preparado para esta velada. Bailes seductores y abanicos microscópicos, candidatas a reinas y aspirantes a rameras, entre esposas, concubinas y amantes, todo se vale entre la realeza siempre y cuando los pobres se queden donde están y nadie se atreva a morder de la hortaliza prohibida.
“Procurad que sea largo, pedante y en verso.”
Estrenada en 2001 en Madrid, “Zanahorias” del creador escénico español Antonio Zancada es una punzante farsa con toques absurdistas que, al mismo tiempo que despliega en gran medida la capacidad lingüística del dramaturgo para emular diálogos en verso que remiten al siglo de oro, realiza una profunda critica a la clase privilegiada, sus excesos y su ceguera ante los estratos sociales menos privilegiados. A 25 años de su estreno, sus diálogos toman nuevas lecturas, específicamente en cuanto a la obsesión de las personas en torno a su imagen, hoy en día a causa de las redes sociales, así como al reapropiamiento de palabras utilizadas comúnmente como peyorativas, en la obra el término puta, para resignificarlas como arma de empoderamiento femenino.
“¿Cómo os atreveis a compararme con el populacho?”
Luego de que el Rey perdiera uno de los tantos juegos que disfruta en contra de su amante, el Marqués de ¡Ufff!, la perversa y aficionada al robo Madame del Sagrado Corazón organiza una nueva justa, esta vez entre la concubina real, la Condesa de ¡Eh!, y la Marquesa de ¡Ahhh!, quien desconoce los apetitos diversos de su marido. Ambas mujeres competirán para decidir cuál de las dos es la más depravada del reino. Todos estos lúdicos entretenimientos se realzan mientras que el pueblo está sumido en la miseria, hecho que los privilegiados aristócratas saben e ignoran o usan como objeto de burla, y donde una verdura naranja es capaz de generar el más absoluto terror entre toda la muy aburrida realeza.
“¿Por qué os escondeis de mí perspicaz verborrea?”
Dramatúrgicamente, “Zanahorias” es un plato que resultará delectable para quienes aprecien la capacidad lingüística del autor para transitar libremente entre el verso y la prosa, entre lo prosaico y lo intelectual, todo ello desde la acidez y el humor negro inherente a la farsa, misma que se adereza con situaciones que se adentran más en el terreno del teatro del absurdo que de la comedia. No obstante, las tesis que busca plantear la obra, sus críticas hacia las clases altas, en torno a la obsesión con la imagen, y la deshonra que se le aplica a las mujeres por habitar su sexualidad, quedan subyugadas al desarrollo de los juegos que el dramaturgo establece, tanto lingüísticos como los realizados por los personajes. El resultado es sin duda inteligente, así como ingenioso y mordaz aun cuando sobrexcedido y un tanto regodeado al dar vueltas sobre su propio eje para efectos de humor y no de avanzar la progresión dramática.
“Os encuentro especialmente criptica esta noche.”
Con una larga y ondulada peluca blanca, y vestido en un exquisitamente ridículo atuendo dorado que remite a Din Don de la Bella y la Bestia, ¡Oh! Rey de Puritania se muestra en absoluto shock cuando descubre parte de las elucubraciones que está tramando la dueña de Le Paradise, las cuales incluye el que el monarca de una mordida a la hortaliza prohibida. Cuando la Marquesa de ¡Ahhh! y la Condesa de ¡Eh! se enfrentan por primera vez, abanicos de todo tamaño van saliendo de entre sus frondosos vestidos o de entre los bucles de sus elaboradas pelucas. Esta batalla también se desarrolla en la pista de baile donde las damas de alcurnia pasarán del violín y el arpa a payaso de rodeo y un gran éxito de los Bee Gees.
“Yo jamás pregunto nada y espero lo mismo de mis invitados.”
Bajo la dirección de Nohemí Espinosa, “Zanahorias” es un verdadero deleite visual. Esto se debe principalmente al diseño de vestuario a cargo de Mauricio Ascencio y al trabajo de peluquería y maquillaje por Mariana Gutierrez, ambos trabajos logrando capturar a cabalidad cuán grotesca, ofensiva y absurda es la aristocracia en sus excesos. La escenografía por parte de Mauricio Arizon se enfoca más en retratar la decadencia a partir de mostrar la casa de juegos de Madame del Sagrado Corazón con un par de telones aterciopelados a punto de colapsarse. La presencia de un caballo balancín de madera es un toque preciso a cuán irrisorios son estos adultos privilegiados que, a raíz de no tener nada mejor que hacer, se prestan a juegos infantiloides mientras el pueblo podría estar a punto de tomar las armas en Insurrección.
“La sexualidad es sólo cuestión de apetencia.”
La profunda ignorancia de la Marquesa de ¡Ahhh! se revela mientras lee una misiva que recibió ese día ya que su lectura está más cercana al analfabetismo que a la intelectualidad; la Condesa de ¡Ah! saca de su entrepierna una corona que ha robado con toda naturalidad, como si esto fuera cosa de todos los días; mientras que el Rey de Puritania habla de forma grandilocuente en todo momento, con reacciones y gesticulaciones mucho más amplias de lo que pareciera ameritar la situación, la delicadeza del Marqués de ¡Ufff! consiguen enmascarar sus aspiraciones de subir en la escala aristocrática.
“Mi esposa jamás me abofetearía como me merezco.”
La propuesta de dirección de “Zanahorias” lleva la farsa inherente en el texto a terrenos mucho menos sutiles y mucho más oligofrénicos, adentrándose a espacios que remiten al clown, a la sátira o incluso a una comedia de pastelazo. Esta decisión, que a momentos diluye la sagacidad o humor en las palabras, se refleja en las actuaciones de un elenco que ciertamente está más que comprometido con la puesta en escena, evidenciando una pasión por el proyecto, más no por ello que está homologado bajo el mismo tono actoral. Ejemplo de ello se puede advertir en el contraste entre las interpretaciones de Diana Sedano, quien se presenta exquisita como la Madame del Sagrado Corazón pero sin tocar el ridículo inherente de su personaje, y Santiago Zenteno quien lleva hasta el límite al rey, creando un personaje que raya en la caricatura mientras que ataca con un arma más apropiada en la Guerra de las Galaxias. Mientras que Angélica Bauter opera desde una verdad hilarante que le permite golpear sus partes íntimas con un abanico con un “realismo” que encanta, Óscar Piñero es cómico sin duda como el Marqués aun cuando su construcción crea un personaje más plástico e irreal que humano. Finalmente, Gerall Nájera, quien tiene una de las escenas mejor logradas de toda la obra cuando es incapaz de leer bien una carta, consigue ser encantadora y divertida, pero innecesariamente exagerada en algunas escenas. Dentro de estas variaciones tonales es que el montaje alcanza por momentos montañas muy altas, pero igualmente cae en valles muy planos.
“La benevolencia es un desliz que jamás me he permitido.”
Vivimos en un país donde la realeza, ósea los políticos, viajan en aviones privados a zonas empobrecidas para darles la mano a los pobres. Que se entienda que no quise decir que van a ayudarles, sino que buscan tener un ligero contacto físico nada más para la foto que subirán a sus redes sociales con algún hashtag tan inútil como su supuesta ayuda. Viajes a Japón, coches de lujo, cuentas millonarias en restaurantes con estrellas Michelin, todo realizado por una clase social privilegiada que se rasga las vestiduras clamando por nuestro… bienestar. Son muchos los años que han pasado desde las cortes de María Antonieta, nunca hemos estado más cerca de ella. ¡Que coman todos pastel en vez de zanahorias!
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Zanahorias
DRAMATURGIA: Antonio Zancada
DIRECCIÓN: Nohemí Espinosa
ELENCO: Santiago Zenteno, Diana Sedano, Óscar Piñero, Angélica Bauter y Gerall Nájera.
DÓNDE: Foro Lucerna
DIRECCIÓN: Lucerna 64 esquina con Milán, Colonia Juárez.
CUÁNDO: Lunes y martes 20:30 horas. Hasta el 28 de Octubre 2025.
COSTO: $500. Boletos en taquilla y en Boletos para Zanahorias | Detalle de fechas para Más Teatro y Culturales | Ticketmaster MX
DURACIÓN: 105 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking.