UNA SEMANA… ¡NADA MÁS!

Por Juan Carlos Araujo

Ya no la aguanta. Llevan viviendo juntos cuatro meses y sencillamente ya no la aguanta. Sueños recurrentes con camiones que la atropellan han invadido su dormir y es que, aun cuando ella es hermosa, atenta, trabajadora y adorable, cada minuto que pasa a su lado se ha convertido en una verdadera tortura. No hay alternativa, la única solución es que esta relación se tiene que terminar. Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo porque en el fondo, el pobre desgraciado no es más que un cobarde. ¿Qué hacer? Muy sencillo. Para liberarse de esta novia perfecta, hay que elaborar un increíblemente complicado plan a través de un amigo invasor, una madre muerta, muchas pizzas congeladas y unos cuantos libros regados por todo el departamento. Hay que tener cuidado con lo que se desea, porque en tan sólo una semana todo va a cambiar.

Un novio que necesita desesperadamente encontrar la manera de romper con su novia, su mejor amigo- un hombre de lo más amable, ordenado y modosito, víctima de la desgracia por circunstancias nada agradables para su trasero- y una empalagosamente dulce mujer, ciega a las negras intenciones de su pareja,  son los personajes que conforman la comedia de enredos del dramaturgo francés Clément Michel “Una Semana… ¡Nada Más!”. La premisa de que una relación es insostenible cuando un tercero se ve involucrado sirve como punto de partida para que el autor pausada, pero decididamente, vaya llevando la idea que se fragua en la enloquecida mente de un hombre desesperado a niveles de comedia extremos que incluso rayarán en lo inverosímil mientras que un calendario marca implacablemente el paso de los días a medida que la historia no sólo se complica sino que dará un giro inesperado que provoca grandes carcajadas.

La dirección a cargo de Mauricio Galaz para “Una Semana… ¡Nada Más!” aborda la comedia de enredos como si se tratara de una farsa, consiguiendo que los personajes adquieran personalidades caricaturescas, hecho que consigue risas constantes a lo largo de todo la función, aun cuando la verdadera comedia se vislumbre en los momentos de mayor seriedad, especialmente durante las últimas escenas en que las escalas de poder han sido completamente trastocadas para que los diálogos que se escucharon en un principio regresen con todo un nuevo significado para deleite de los muchos espectadores que sencillamente no han parado de reír a lo largo de toda la función. Un buen aprovechamiento del espacio y un claro manejo del ritmo, que podría fortalecerse con una mayor fluidez en las transiciones entre escenas, sirven para intensificar los enloquecidos niveles a los que Galaz ha llevado el montaje, incluso llevando a que el espectador se pregunte, entre risas, si la acción se está llevando a cabo en un departamento o en un muy disparatado manicomio.

Esta línea de dirección escénica es llevada a la perfección por los protagonistas de “Una Semana… ¡Nada Más!” quienes a partir del uso de humor físico, grandes aspavientos corporales y la sobre gesticulación, consiguen ganarse a un público que muy posiblemente los ha admirado desde su trabajo en televisión. Ricardo Fastlicht, quien alterna funciones con Sergio Ochoa,  sabe perfectamente su rango cómico y lo explota hasta sus últimas consecuencias como Paul, el hombre que no halla la manera de cómo deshacerse de su novia, con la misma facilidad con la que Ricardo Margaleff, alternando funciones con Enrique Chí,  juega con su personaje de Martín, manejándose entre la seriedad de un hombre de negocios y la comicidad que provoca un intenso dolor en el trasero o su descomposición total a medida que va asumiendo su rol de invasor de hogares. El elenco lo completa Violeta Isfel, quien se presenta como la novia inocente, dulce y empalagosa en un principio para también adquirir estos tonos desquiciados de comedia oligofrénica que ciertamente deleitan al asistente que no para de reír.

“Una Semana… ¡Nada Más!” es un divertimento bufo y ligero que no pretende ir más allá de que su público se ría muchísimo por un par de horas y lo consigue. Una comedia de enredos que nos recuerda que una pareja es cosa de dos y de nadie más, que nunca será fácil terminar una relación con gracia, que nunca apreciamos más algo que cuando lo vemos perdido y sobre todo, por encima de todas las cosas, que nunca debemos olvidar que cuando una madre ha muerto no se le debe de contestar el teléfono.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento y valet parking. El teatro no es muy grande por lo que cuenta con buena visibilidad desde cualquier asiento.

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