FOTOGRAFÍAS: RAÚL KIGRA CORTESÍA DEL INBAL
Una compañía en busca de identidad.
Una compañía en busca de identidad. Jah. Los brujos del agua
Alejandra Serrano
Cuando era joven mi padre trabajaba en Cancún, así que pasé algunas temporadas por estos lares, siempre de vacaciones, aunque parecía que todos estaban aquí como invitados o por lo menos las personas con las que me relacioné dedicadas al turismo, al igual que mi papá. Después conocí el teatro de Saúl Enríquez y sentí que ponía en palabras lo que yo no había logrado aterrizar: su obra Esprinbreiquer era la primera en esta región que exploraba el ser cancunense.
Virginia Cortés, una de tantas personas que han pasado por esta ciudad y gran amiga, migró cansada de la dinámica de este sitio, aquí nadie cuida nada, porque nadie lo siente suyo, argumentó. Ahora redescubro un Cancún en busca de asirse a su espacio, reclamar la ciudad como propia, ir más allá del turismo. En cada función de la Muestra Nacional de Teatro ha sido notable el entusiasmo y deseo de participar de las audiencias, aunque no me sorprende a la luz de años de trabajo cristalizado en un programa excepcional: la Compañía Municipal de Teatro de Cancún, que presentó en este encuentro su primera producción: Jah. Los brujos del agua, para jóvenes audiencias.
En entrevista, las docentes encargadas de los proyectos de la compañía, Mireille Anaya y Cecilia Zolev, explicaron la estructura de la agrupación y el proceso de laboratorio que realizaron para crear esta propuesta que Zolev define como poesía visual en movimiento. Luego de ver la obra entiendo por qué la nombra de esa manera, se trata de una experiencia que estimula los sentidos, no se instala en la razón consciente, sino en los sentipensares del cuerpo, en intuiciones.
Jah. Los brujos del agua, dirigida por Cristian David y Fernando Reyes, con dramaturgia del segundo —creadores con trayectoria conocidos por su agrupación basada en Ciudad de México, Idiotas Teatro— fue concebida para esta compañía, a partir del trabajo con los actores y actrices. El fino cuidado se percibe en el desempeño de los 14 intérpretes en escena, que realizan acciones y sonidos coreografiados con precisión. Cristian David y Fernando Reyes se empeñan en destacar las fortalezas del equipo: el resultado es un conjunto homogéneo, en el que se percibe la concentración y sinergia del conjunto escénico, sin lo que sería imposible realizar el complicado marcaje del movimiento.
En la obra, una niña sin nombre busca a su madre con la única posesión que tiene de ella, un cuaderno que es un palimpsesto. Ese cuaderno se revela al final como la clave para que los brujos del agua puedan regresar a Jah; un libro que, al igual que la obra, contiene todo y a la vez nada, pues se borra y es reescrito cada vez, puede leerse según las posibilidades de cada quien. Esa es la riqueza de la propuesta, la multiplicidad de sentidos y sensaciones que logran sin grandes dispositivos escénicos, sino a través del cuerpo, el vestuario y la sonoridad. El entorno auditivo —creado por dos miembros de la compañía, Scarlet Arias y Daniel Ricardo— junto con el diseño de espacio y la iluminación de Félix Arroyo generan ámbitos oníricos de gran amplitud.
La estructura dramática y algunos de los personajes recuerdan a Alicia en el país de las maravillas de Lewis Caroll y creo que eso ayuda a que el público lo sienta familiar. A pesar de contar con pocas explicaciones y claves confusas, hay elementos que anclan la obra con algo conocido donde se sabe que hay dimensiones fantásticas, con lógicas no tan lógicas. En ese sentido, las partes más confusas de la dramaturgia están en el intento de explicar la anécdota. Para disfrutar esta obra hay que poner de lado las inconsistencias de la dramaturgia y la dirección, para fluir en la travesía sensorial. Las claves que se ofrecen en la trama y los diálogos arman un confuso enjambre, donde hay un atisbo de sentido quizá en las burbujas vacías y sencillas, una posibilidad de reflejos infinitos, sin otro refuerzo.
El trabajo corporal del elenco es notable: Scarlet Arias, Elsa Barrera, María Fernanda de León Ruíz, Ariana Berenice Ciau, Regina Escalera, Santiago Hernández, Esteban Uscanga, César Augusto Sierra, Ramón Isaac, Carlos Oropeza, Daniel Canché, Rosana Arjona, Erick Martínez Ripoll y Braulio Corona sonorizan vocalmente este entorno auditivo y hacen de sus cuerpos detonadores de envolventes y bellas imágenes. Los personajes de los brujos del agua se trabajaron con técnicas de máscara y clown, coloridos estridentes, en contraste con el ambiente brumoso. El buen sentido del timing de actores y actrices detona las risas del público.
A diferencia de Alicia o Dorothy en la Tierra de Oz, la protagonista de esta historia no despierta, no regresa a ninguna parte, ni los brujos del agua llegan a Jah, porque Jah es omnipresente y polimorfo, está en todo y en todos. Vi al público salir con una sensación de calma, de haber presenciado algo bello, diferente para algunes. Por mi parte, quedé con un dejo de desazón y la dificultad de encontrar detonadores de reflexión en la experiencia.
En la entrevista con Mireille Anaya y Cecilia Zolev observé su empeño por la profesionalización de actores pues en Cancún no hay licenciaturas de teatro, la gente se forma en las tablas. Esa carencia es el motor de esta puesta en escena y es loable, pero falta profundizar en los discursos, qué quieren decir, para qué, para quién. ¿Qué puede aportar el teatro a esta ciudad y cómo va forjando esta compañía su identidad? Son preguntas que tendrán que enfrentar para no convertirse en un adorno más.
Ficha técnica
De: Fernando Reyes Reyes
Dirección: Cristian David y Fernando Reyes Reyes
Con: Scarlet Arias, Elsa Becerra, María Fernanda de León Ruiz, Ariana Berenice Ciau, Regina Escalera, Santiago Hernández, Esteban Uscanga, César Augusto Sierra, Ramón Isaac, Carlos Oropeza, Daniel Canché, Rosana Arjona, Erick Martínez Ripoll y Braulio Corona
Dirección artística: Cristian David
Diseño de espacio e iluminación: Félix Arroyo
Diseño de vestuario: Giselle Sandiel
Música original: Daniel Ricardo, Scarlet Arias y la Compañía
Arreglos musicales: Daniel Ricardo
Asesoría en movimiento: Mireille Anaya
Asesoramiento vocal: Yahzelyh de la Paz Martínez Morales
Colaboración artística: Cecilia Zolev
Producción general: Instituto de Cultura y las Artes del Municipio Benito Juárez, Quintana Roo
Director general ICA: Carlos López Jiménez

