Para quienes quieren ver un teatro joven sobre lo maravilloso y terrible que fue esa primera relación.
TODAVÍA TENGO MIERDA EN LA CABEZA
Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (@RiAlCastillo)
“El primer amor es el que te llena de perjuicios.”
El primer amor nunca se olvida. La emoción que produce descubrir que el corazón es un órgano que sirve para mucho más que simplemente bombear sangre por el organismo es indescripitible, igual que ese primer roce de piernas, primeras caricias por el cuerpo, primer beso en la mejilla, en los labios, en el cuello, primer… todo. El primer amor nunca se olvida. El dolor que produce descubrir que todo ha sido una ilusión y que aquello que parecía increíble es ahora asqueroso. Su indiferencia ahora es un recuerdo amargo, sus mentiras son heridas que aún sangran, sus engaños son traumas y sus agresiones fantasmas que la perseguirán por toda la vida. El primer amor tuvo olor a vainilla y estaba hecho de magia pura. Ahora, el primer amor es un lastre pesado que sabe a la más pura mierda.
“El amor es el olor de la vainilla en medio de la mierda.”
Cuando Janis conoció a Alberto el mundo se renovó y fue hermoso… hasta que se pudrió. Desde entonces las sombras del pasado no le han permitido continuar con una verdaderamente sana vida sentimental, cargando con todo el dolor que le dejó ese primer desastre. El nombre de Alberto aún aparece en sus labios en los momentos equivocados, sus formas de amarla son el parámetro con el que mide cualquier nueva relación y la manera en que la lastimó son llagas que aún supuran, bloqueándola de sentir algo real por alguien más. El alcohol, algunas drogas, mucha música y más terapia han ayudado, pero Janis se pregunta si alguna vez se verá libre de tanta podredumbre que sigue presente en su cabeza. Este tortuoso y agridulce viaje, algunas veces cómico, otras muy patético, es el que la escritora y actriz Bárbara Perrín Rivemar ha retratado en su obra “Todavía Tengo Mierda en la Cabeza”.
“El primer amor es como una puta cajita de Pandora.”
A partir de una serie de saltos en el tiempo, diálogos entremezclados con cortes musicales, personajes dirigiéndose al público y descripciones descarnadas sobre la manera en que los afectos se descomponen, Perrín Rivemar traslada a los espectadores a un mundo casi onírico, aparentemente producto de un sueño ácido, donde la lógica y la razón cesan de tener sentido y se pide, casi exige, que se participe de manera silenciosa con los propios recuerdos sobre relaciones fallidas para completar el círculo de mierda propuesto en una búsqueda por superar el pasado.
“La ternura es una palabra amable para la lástima.”
La dirección para “Todavía Tengo Mierda en la Cabeza” a cargo de Carmen Ramos se enfoca en crear un caos ordenado donde la música, las chelas, el estupor y el desenfreno que producen los excesos, la teatralidad que se atreve a romper esquemas y la colisión de las palabras dan como resultado un montaje que resultará de gran atractivo para un público más joven, más cínico y transgresor. Una estética reminiscente a los años sesenta, aun cuando al parecer la acción se desarrolla en la época actual, la omnipresencia de musicalización en vivo, ya sea con teclados o con guitarra eléctrica, un trazo escénico que aparenta ser desordenado y un ritmo que pareciera emular los efectos de algunas de las drogas que consumen Janis y Alberto, son elementos interesantes de los que se vale Ramos para la creación de su visión, misma que resultará de gran efectividad y poder para algunos, un tanto desconcertante para otros. Momentos sumamente efectivos y de gran poder escénico, un muy disfuncional desayuno con Joaquín Daniel y el uso de letreros hacia el final de la obra sostienen el concepto de la directora, el cual produce mucha risa en ocasiones o cierta incomodidad, reacciones claramente deseadas dentro de la propuesta.
“No hay nada peor que un demasiado tarde.”
La conjunción entre la actuación y la música son parte esencial de “Todavía Tengo Mierda en la Cabeza”. Por un lado Eduardo Vera se encarga de tocar la guitarra y los teclados, no sólo para ambientalizar la obra, sino en un esfuerzo por enfatizar y fortalecer las escenas, imprimiéndoles un adicional elemento dramático. La voz de Melissa Barajas sirve como complemento perfecto para la música de Vera, transportando al público a una comuna hippie en los sesentas. Actoralmente estos dos elementos del elenco se limitan a apoyar el otro lado de la ecuación, conformado por Miguel Pichardo y Anabel Saavedra, quienes dan vida a Alberto y Janis, respectivamente. Pichardo funciona en su papel, trayendo un aire de inocencia perdida con trazos de perversión a un personaje que resultaría mucho menos interesante con una interpretación más débil. Saavedra es quien se encarga de todo el peso dramático al demostrar presencia escénica y fuerza dramática con una Janis que se revela tanto perdida y frágil como agresiva y cruel. Saavedra es, sin duda, el punto más alto en la puesta en escena, un talento al cual se debe de seguir la pista.
“La única manera de deshacerse de una historia es contándola.”
“Is this the real life? Is this just fantasy?” Las primeras frases en la emblemática canción de Queen “Bohemian Rhapsody” con la que da inicio “Todavía Tengo Mierda en la Cabeza”, se pueden aplicar perfectamente a la sensación que produce el primer amor o el desencanto que inevitablemente llega después. La sensación de estar dentro una fantasía o de no poder creer que lo que se vive sea real son parte esencial de vivir, crecer y madurar. ¿Mi primer amor? No vale la pena. Sin embargo, yo sé que diez años de relación, una traición indescriptible y un proceso muy largo para alcanzar el perdón han sido factores que afectan la manera en que entiendo mis relaciones interpersonales hoy día. Cada una de esas personas que han tenido entrada en mi corazón han dejado sus marcas, sus huellas, sus tesoros y, por supuesto, su mierda.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Todavía Tengo Mierda en la Cabeza”
DRAMATURGIA: Bárbara Perrín Rivemar
DIRECCIÓN: Carmen Ramos
ACTÚAN: Anabel Saavedra, Miguel Ángel Pichardo, María Penella Gómez, César Herrera y Eduardo Vera.
DÓNDE: Teatro Sergio Magaña
DIRECCIÓN: Sor Juana Inés de la Cruz 114, Colonia Santa María la Rivera
CUÁNDO: Viernes 20:00, Sábado 19:00 y Domingo 18:00
COSTO: $132 entrada general, aplican descuentos.
DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con valet parking o estacionamiento.