
STIMMINGS
Para quienes desean adentrarse a la realidad del autismo desde quien lo vive, lo baila, y se rebela.
STIMMINGS
“Girar me ayudaba a escapar de mi cuerpo.”
Ella, Carolina, toma el escenario y baila. En el fondo del escenario se proyectan imágenes de un ambiente metropolitano. El ruido, los coches, la gente en movimiento, anuncios por todos lados, una sobresaturación de estímulos sensoriales capaces de llevar a una persona neurodivergente a tener una crisis que no puede controlar. Nadie está viviendo lo que esa persona, nadie entiende lo que está sucediendo en su interior, más eso no le impide a la sociedad juzgarla, convertirla en objeto de burla o de conmiseración. Mientras tanto, Carolina sigue bailando, gira por el lugar, en un inicio de forma suave y mientras la obra sigue sus movimientos se tornan cada vez más violentos al igual que la música. Esto no es un espectáculo de danza, no es teatro, es el inicio de una revolución de un segmento poblacional que tiene derecho a vivir como una parte normal de la sociedad.
“Yo soy la risa en medio de un funeral.”
Stimmings, abreviación para comportamiento autoestimulante en inglés, es una técnica comúnmente utilizada por personas autistas para la autorregulación de ciertas emociones o el control de ciertos estímulos externos a través de movimientos repetitivos. A partir de este método, Emilia Carolina Yupit Herrera, mujer autista con mutismo selectivo, crea un espectáculo de danza con el mismo nombre cuya principal audiencia son otras personas que vivan dentro del espectro del autismo. Al mismo tiempo, la autora, directora e intérprete busca crear conciencia en el resto de los asistentes sobre lo que significa vivir con esta neurodivergencia, principalmente para denunciar los errores que como sociedad se han cometido en contra de elles, desde el mero hecho de tenerles lástima, cuando no la quieren ni la necesitan, hasta el negarles la educación, el franco rechazo o la violencia, o a incluso no permitirles tener el control de sus propias existencias.
“¿Te sentiste mejor al criticar cómo vivo mi condición?”
Al inicio de la puesta en escena, Carolina se presenta y habla de su condición de autista. Ella no habla, es una grabación en off. A lo largo de la representación, su voz expondrá toda una serie de problemáticas a las que se enfrenta día con día, desde la infancia hasta este momento de su vida. Nada de esto se hace en busca de lástima. Muy al contrario, sus palabras buscan abrir conversaciones y crear conciencia con otros autistas, al punto de alzar la voz en protesta, llamando a una verdadera revolución en contra de un sistema donde pareciera que no tienen cabida. A nivel dramaturgia, “Stimmings” alza la voz para quienes son silenciados, tocando temáticas sensibles, incluso sorprendentes como al momento en que hace habla sobre un video de un pingüino alejándose de su manada para irse a una montaña, escena en que Carolina discute sobre el derecho a la vida, o a perderla. Todo este discurso, el cual no está abierto a discusión para personas que no viven con su condición, es acompañado por la danza que ella realiza en escena, a manera de crear un discurso dual, el hablado y el corporal, cimbrando a la audiencia, cambiando cosmogonías, y, principalmente, rompiendo el silencio en que las neurodivergencias habitan.
“Sólo quiero ser y, en esta sociedad, eso es pedir mucho.”
La danza es la forma en que Carolina decide contar su historia. La música que la acompaña, compuesta por Ernesto Gallegos y Jafet Velázquez, es un reflejo de sus emociones, al igual que los videos que se proyectan en la parte trasera, creados por Mariana Piñeyro. Al haber vivido una vida entera siendo vista y juzgada por los demás, ella comparte que el estar sobre el escenario le es un ambiente familiar. Luego de que caen unas botas negras de uso rudo desde lo alto del escenario y Carolina se las pone, el baile cambia de lo pop hacia el rock, de lo suave y amable hacia lo combativo y rebelde. Tanto desde la escenificación como desde la interpretación, “Stimmings” es la voz de su creadora, es su vivir y existir desde la más absoluta vulnerabilidad, honestidad y entrega. Sin temor a hablar del autolesionarse o de la forma en que ella y otros amigos autistas han sido víctimas de violencias, discutiendo abiertamente la crueldad a la que ha sido sometida por discriminación, incluso la manera en que el ser humano busca eliminar lo que considera deficiente en un repugnante acto de eugenesia, Carolina se posiciona sobre el escenario para ser vista, escuchada y reconocida en un acto de total franqueza. Ella es, desde su propia trinchera, una mujer con el potencial de cambiar el discurso de la neurodivergencia en nuestro país, por el simple hecho de que en su danza, en su obra, ella deja más que en claro que nadie tiene el derecho de decidir sobre el autismo si no vive con dicha condición de vida.
“Los derechos no se conceden, se conquistan.”
Al término de la función se le pide a la audiencia que no aplauda de manera tradicional, sino que levante las palmas y las mueva de un lado a otro, la forma en que Carolina pide que se exprese apreciación por el trabajo recién visto. A partir de ahí, se abre el espacio para la discusión, para preguntas o comentarios, principalmente para asistentes neurodivergentes. Las personas que no vivimos con autismo debemos callar, escuchar y ser sensibles a lo que elles tienen que decir y opinar. Nuestro deber es cambiar la forma en que pensamos el mundo para verdaderamente incluirles como parte de la diversidad humana, dentro de lo que es simple y llanamente… normal.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Stimmings
DRAMATURGIA, COREOGRAFÍA, DIRECCIÓN Y ELENCO: Emilia Carolina Yupit Herrera
DÓNDE: Foro La Gruta
DIRECCIÓN: Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn.
DURACIÓN: 45 minutos sin intermedio.