SOBRE EL SONIDO DE UN DERRUMBE

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Para quienes entienden que los secretos y el silencio tarde o temprano acaban con los cimientos de una familia.

SOBRE EL SONIDO DE UN DERRUMBE

Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas

“La verdad requiere de un silencio que hay aprender a respetar.”

La familia entera está reunida. Mamá, papá, tía, hermana, primo, todos… hasta esa monstruosa figura patriarcal disfrazada de beatitud sentada al centro. Todos sonríen, o pretenden hacerlo, para poder dejar plasmado para la eternidad una fotografía donde todos deben de verse felices. Ya después del flash, de que la imagen ha sido inmortalizada, la familia integra se tendrá que lavar las manos de todo el polvo que está a su alrededor, testigo de todo lo que se quiere gritar pero mejor se calla, de esos secretos que se han filtrado hasta los cimientos de la casa pudriéndola al punto del colapso.

“A veces subestimamos el potencial de los padres.”

Ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo Trejo 2023, Sobre el sonido de un derrumbe de la dramaturga Patricia Martínez Pedreguera es una dura y a la vez poética mirada a las estructuras familiares disfuncionales que anteponen la pretensión de la felicidad sobre el ver cara a cara a aquello que los está carcomiendo y destrozando ya sea por culpa o por temor. Ya sea debido a una incuestionable fe religiosa, por querer mantener la tan deseada calma, o porque siempre será más fácil ver el derrumbe que está sucediendo en casa de los vecinos al propio, cada uno de los miembros en la familia que presenta la autora, misma que funciona como un incómodo reflejo de la de cualquier persona entre las butacas, opta por el silencio más escandaloso, esa calma antes de que las paredes se vengan abajo por el peso de la más abominable verdad.




“Hay tías fundamentales y hay tías irrelevantes.”

Una cena familiar como cualquiera, aun cuando unas cenizas al centro de la mesa recuerdan a todos que hay algo de lo que no se habla que atraviesa la garganta; un sermón religioso lleno de vitalidad y energía, entregado por un pastor muy consciente de que todos estamos en un teatro, habla de todo aquello que en casa no se lleva a cabo; una tía que abraza y quiere con todo el corazón, para luego irse a su recamara a apretarse el cilicio que le corta la piel sobre su muslo. Aun cuando la dramaturgia tiende a sobre extenderse en largos monólogos que aletargan la progresión dramática, Sobre el sonido de un derrumbe es capaz de cimbrar al espectador, fascinar y horrorizar al mismo tiempo ante verdades profundamente reales que se presentan no sólo en esta ficción sino en más familias de este país de las que uno quisiera aceptar. Criticando tanto a la religión católica, a la culpa disfrazada de amor, a esos sistemas de afecto que dañan más que edifican, Martínez Pedreguera pone el dedo en una llaga que a toda costa busca ocultar la siempre feliz bonita familia mexicana.

“Por tu culpa dejé de creer en Dios.”

Al frente del escenario, madre y tía juegan con unas barajas con la mirada al frente. A un lado, en el baño, dentro de una tina, unos primos exploran sus cuerpos en una inocente iniciación a la sexualidad. En una escena más adelante, el simple acto de lavar unos pies en esa misma tina podría parecer un acto amoroso, pero en realidad es un acto repugnante que vuelve cómplice a la religión de un hecho imperdonable. La propuesta escénica que la directora Paula Watson realiza en Sobre el sonido de un derrumbe fortalece la poeticidad de la dramaturgia al mismo tiempo que establece una dialéctica visual propia que se percibe lúdica y profunda. De primera instancia, se aprecia la coreografía arrítmica y desencajada que establece sobre los miembros del elenco, metáfora del colapso que se está viviendo en el interior. A esto se suma la escenografía de Anabel Altamirano que consiste en una serie de paneles que conforman la casa familiar y que se van moviendo, volteando y entrecruzando. En ellos hay ventanas, desde donde los miembros de la familia observan hacia adentro, voyeurs de los secretos, cómplices en el silencio. Para acentuar el simbolismo del derrumbe, se haya un telón plástico transparente al frente, elemento que se usa comúnmente en construcciones para contener el polvo dentro. Una vez más, Watson confluye con la dramaturgia, usa una variedad de lenguajes teatrales, incluyendo la máscara, para crear imágenes, símbolos y juegos que dejan más que en claro la oscuridad que se encierra dentro de esas cuatro paredes, aun cuando se disfracen de celebración, karaoke o sonrisas congeladas.




“Estamos de fiesta con Jesús.”

En un inicio, la figura del abuelo es la de un hombre estoico portando una dantesca máscara. Al quitársela, se revela un hombre religioso, vistiendo ropa que remite a los teleevangelistas. De inmediato, con desbordante carisma, se gana la gracia del público, incluso llevándolos a cantar en coro El Último Beso. Esta alegre figura es la verdadera máscara, pues en su interior se esconde un ser mucho más oscuro. El joven Emiliano, nieto de tal figura eclesiástica, narra con temblor en los labios sus recuerdos, habla de su familia con nerviosismo y dolor, aun cuando el encuentro íntimo con un primo le produzcan temblores similares, ahora por excitación y no por miedo. Destacando el trabajo de Jesús Hernández, el trabajo actoral en Sobre el sonido de un derrumbe, a cargo de miembros del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro, es sólido al poder hermanar el realismo de la dramaturgia con la propuesta más simbólica de la dirección. De tal manera se puede apreciar a Amanda Schmelz siendo una tía encantadora, o como una mujer llevada al éxtasis por el dolor que le produce su autoflagelación, a Gustavo Schaar rompiéndose a pedazos como un joven frágil y vulnerable, o a Laura Padilla como una madre que se desdobla corporalmente antes de la foto familiar. El resto del elenco incluye a Pedro Martínez Arredondo, Estefanía Norato y Medín Villatoro.

“La familia es lo único que tenemos.”

Son tantas y tantas las reuniones familiares a las que he ido donde me abrazó con una enorme sonrisa esa tía que me traicionó cunado era más joven, en la que el tío que yo sé ha jugado en contra de la familia sigue estando presente y todos pretenden que no ha pasado nada, donde la abuela habla de un pasado falso, pues la realidad de el aquel entonces es horrenda. Son tantas y tantas las razones por las que la familia es un nido de víboras… ya mejor ni empiezo con la religión… que por eso yo prefiero pasar mi tiempo familiar con sólo dos personas a quienes en verdad llamo familia sin el más mínimo pero: mi esposo y mi madre.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Sobre el sonido de un derrumbe

DRAMATURGIA: Patricia Martínez Pedreguera

DIRECCIÓN: Paula Watson

ELENCO: Jesús Hernández, Laura Padilla, Pedro Martínez Arredondo, Amanda Schmelz, Medín Villatoro, Estefanía Norato y Gustavo Schaar.

DÓNDE: Foro La Gruta dentro del Centro Cultural Helénico.

DIRECCIÓN: Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn.

CUÁNDO: Miércoles y Jueves 20:00 horas. Hasta el 31 de Octubre 2024.

COSTO: $155. Boletos en taquilla y Boletos para SOBRE EL SONIDO DE UN DERRUMBE | Teatro Helénico

DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento y valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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