SIN PARACAÍDAS
Para quienes quieren sumergirse en el viaje surrealista de la mujer lagarto.
SIN PARACAÍDAS
Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Cuatro minutos puede ser muchísimo tiempo, sobre todo cuando se está debajo del agua. La ausencia de aire en los pulmones durante 240 segundos, sin tener la certeza de que al término de este tiempo se vaya a volver a respirar, puede provocar que a una mujer desesperada le salgan branquias, que una psicóloga revele su podrido interior o que una azafata salga volando hacia el espacio exterior. Sumergida en una tina, la mente puede viajar a las profundidades del mar, a la prohibida sensibilidad de un hombre, a las alturas de la pasión aeronáutica o a los más oscuros recovecos de la mente humana.
“Soy una mezcla entre hembra, reptil y escorpión.”Escrita y dirigida por Gabriela Ochoa, “Sin Paracaídas” es una propuesta onírica y surrealista que explora el sin razón de los roles estereotípicos femeninos y masculinos en una época que presume de ser incluyente y no discriminatoria. A partir de elementos lúdicos y absurdistas, Ochoa construye con humor negro y una fuerte dosis de ironía la historia de la mujer lagarto, la terapeuta que la trata, una azafata en busca del amor en las alturas y el piloto aviador que se convierte en el objeto del deseo de todas ellas. A medida que se va revelando el alto nivel de patetismo, ridiculez, fragilidad y absoluta humanidad que cada uno de estos personajes va manifestando, se convertirán en objeto de conmiseración o burla.
“Odio las alturas pero de ninguna manera voy a aterrizar.”Visualmente, “Sin Paracaídas” es un verdadero deleite debido a la propuesta de dirección que Ochoa plantea. Una estupenda maximización de la profundidad escénica disponible debido a la labor de escenografía de Sergio López Vigueras, quien también es responsable de un interesante trabajo de iluminación, se une a una sandía que explota, a una azafata voladora y a una tina llena de agua, consiguiendo que el espectador realmente se sienta transportado al interior de la mente de una mujer sumergida en agua y en sus propios malestares. Estos elementos se suman a un magnifico ritmo establecido por un evidente entendimiento de la directora de lo que es el teatro del absurdo, la teatralidad y el surrealismo.
“Todo lo que buscas sigue aquí, en las profundidades de tu bañera.”“Sin Paracaídas” es una propuesta teatral de enorme complejidad tanto en su dramaturgia como en su propuesta escénica de gran dificultad anímica y física, por lo que sería prácticamente imposible lograr un montaje exitoso sin actuaciones poderosas que lo sustenten. Gabriela Betancourt impacta de primera instancia como la mujer lagarto sumergida en una tina durante la mayor parte de la obra, evolucionando más allá de esa primera impresión hasta convertirse en un personaje de gran complejidad que convence cuando come una naranja de manera grotesca o cuando se refiere a su padre alcohólico. Pilar Cerecedo logra algo similar, pero en dirección opuesta, al presentar una psicóloga moderada y tranquila en un principio, para más adelante descomponerse en una oligofrénica desquiciada que arranca muchas carcajadas debido a su profundo nivel de patetismo. Romina Coccio demuestra una vez más su enorme talento, ahora transformándose en una lamentable azafata que, producto de su insomnio, se entrega a la búsqueda desesperada de algún tipo de conexión, la que sea, con algún hombre que la haga sentir lo que sea. Completando el elenco, Alejandro Morales hace las veces del capitán Fisher y del hombre llorón, dos parodias del macho insensible y del hombre moderno que es capaz de conectarse con sus sentimientos.
“¿Cómo le hacen para sobrevivir al mundo real?”La línea entre un verdadero teatro de propuesta, cargado de simbolismo e imágenes, y lo que se ha denominado como “papaya cósmica” se puede apreciar perfectamente en la puesta “Sin Paracaídas”. Gabriela Ochoa es inteligente, sensible, una verdadera autora escénica, que ha sabido rodearse de gran talento para conseguir una obra que, aun cuando no resulte fácil de entender por un espectador casual, seguramente provocará toda una serie de reacciones viscerales, emocionales y anímicas en todo aquel que decida vivir la experiencia. El espejo que Gabriela Ochoa muestra está profundamente distorsionado, el reflejo es aún peor.
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