QUIERO VOLVERME SUPERNOVA
Para quienes desean enfrentarse al sumamente atractivo, pero cruel y efímero mundo de la fama.
QUIERO VOLVERME SUPERNOVA
“Yo crecí dentro de esta pequeña caja que llamábamos televisión.”
Estelarizar la telenovela de moda no es lo mismo que actuar un musical en el jardín de tu casa; cantar para miles de fans enardecidos en un auditorio es muy distinto a hacerlo en un Kentucky Fried Chicken de Guatemala. Estas estrellas alguna vez lo tuvieron todo, dinero, poder y, sobre todo fama. Ahora, se tienen a sí mismos y a sus recuerdos atrapados en un eterno flashback. Quizás la llegada de un desencantado YouTuber les devuelva algo de la vida perdida. Ninguno lo cree, pero eso no los detendrá de intentar.
“¿Hacer audiciones es tener una carrera?”
Nina, cuando niña, estelarizó la telenovela Huerfanita de mi Corazón, ganándose la adoración de toda una nación. Ahora, es una patética mujer de más de 40 años y con demasiado maquillaje que no puede dejar de recordar su pasado, pues de no hacerlo se tendría que enfrentar a su muy lamentable presente. Esta situación no es muy distinta a la del mago, quien de niño era el prestidigitador favorito en el programa de popotito el payaso, al de las gemelas cantantes Areli y Yareli, o al de Humberto quien alguna vez triunfó en el Teatro Blanquita como la gran Jackie. La inmediatez y lo vacuo de la fama, su capacidad para crear luminarias adoradas por millones alrededor del mundo en un segunda para en el siguiente olvidarlas sin compasión y el efecto que esto puede tener sobre las víctimas es retratado con una fuerte dosis de humor negro y de manera brutal en “Quiero Volverme Supernova” de Joserra Zúñiga, renombrado guionista de televisión y dramaturgo de puestas en escena como El Buen Sazón y Las Noches con Monina Mistral.
“Yo era el acto principal en la rosca de reyes de los Pinos.”
Lo que de entrada pareciera una clínica de recuperación poco a poco se revela como un limbo mucho más oscuro del que pareciera que no hay escapatoria; la rebeldía y enojo del recién llegado cantante Jimmy esconde demonios insuperables que solo es capaz de confesar cuando tiene una cámara enfrente pues fuera de ella no existe; lo que en un principio consigue grandes carcajadas de entre las butacas de momento es en verdad un infierno en el que sus habitantes están condenados a revivir sus glorias pasadas por temor a verse en un espejo o a recordar el momento en que todo salió mal. “Quiero Volverme Supernova” es, sin duda, un nuevo escalón en el trabajo que Joserra Zúñiga ha venido desarrollando como dramaturgo en los últimos años. Su evidente conocimiento del mundo de la televisión, así como su muy peculiar, ácido e ingenioso sentido del humor, se ponen al servicio de un narrativa mucho más profunda y oscura, no por ello siendo menos entretenida. Atrás han quedado las críticas simpáticas, la ridiculización para conseguir risas fáciles. Esta obra es muestra de madurez, de una capacidad para desarrollar un arco dramático real y, principalmente, de provocar al público con un discurso que pone en tela de juicio nuestra propia capacidad de crear estrellas de quince minutos para después desecharlas sin que alguien le importe un comino lo que sea de sus destinos.
“Algún día fuimos famosos.”
Una estancia salida directamente de la década de los 70s es el punto de reunión para todos. En la mesa de centro hay un botón rojo que detona una chicharra con lo que cualquiera de los presentes puede tomar la palabra. Al fondo, una máquina de “Popsi” entregas cuantiosas latas de la bebida refrescante. Apoyado por un exquisito y meticuloso diseño de escenografía, vestuario e iluminación a cargo de Mauricio Ascencio, el director Alonso Íñiguez lleva a escena “Quiero Volverme Supernova” con su ya característica habilidad para potencializar los textos que aborda hasta sus últimas consecuencias. El creador de reconocidos montajes como Noche de Reyes, Romeo y Julieta de Bolsillo y Tréplev: Taxidermia en Cuatro Actos no es la primera vez que trabaja con Zúñiga. A partir de un gusto compartido por el humor negro, ácido y mordaz, se percibe el buen entendimiento que existe entre ambos creadores para llegar a una visión en conjunto que funciona tanto en la oligofrenia como en la intimidad del montaje. La fragilidad de Jimmy mientras habla a una cámara sobre la manera en que alcanzó la fama a partir de un video viral, la ridiculez de los cuatro residentes de la casa de campo mientras cantan una y otra vez Here Comes the Sun de The Beatles, las sendas carcajadas que se consiguen mientras se recrean los momentos de éxito de los habitantes o la seriedad con que se confiesan sus caídas son algunos ejemplos de la manera en que Íñiguez juega a su antojo con tonos y ritmos cambiantes a lo largo de la obra, cada uno de ellos justificado dentro de su pretensión de mostrar y criticar el fenómeno de la fama, no solo de quienes la buscan, sino también de quienes la provocan.
“Yo conozco a todas las estrellas de mi generación.”
Nina, desbordando energía, actúa una de sus escenas favoritas de Huerfanita de mi Corazón junto con sus compañeros de terapia. En ese momento no es una señora de cuarenta y tantos años, es una pequeña niña fascinada con su rol televisivo. Más adelante, con la mirada perdida, narra como sus papás fueron participes de una decisión que cambiaría para siempre su vida. En una escena distinta, el mismo personaje se transforma en el alcohólico payaso popotito. El trabajo actoral que realiza Mariana Gajá en “Quiero Volverme Supernova” consigue capturar con humor, verdad e incluso fractura los diferentes matices y complejidades existentes dentro de una mujer/niña que no logra superar su pasado. El mismo compromiso y talento se puede apreciar en Pablo Perroni como el mago que lo perdió todo en un desafortunado acto de magia, en Salvador Petrola al darle vida al muy amanerado y atormentado Humberto y en Adriana Montes de Oca, quien alterna funciones Angélica Bauter, en el supuesto de rol de dos gemelas. Es destacable mencionar que estos cuatro actores consiguen la honestidad en sus personajes a partir de la mirada, de proyectar sus emociones desde las pupilas hacia las butacas sin velos que los protejan. Es misión del actor Joshua Okamoto el alcanzar el mismo nivel de comicidad y fractura en su rol de Jimmy a fin de que esté en línea con el total de la puesta ya que su interpretación se encuentra más en la forma que en el fondo.
“¿Cuál es el final de la gente como nosotros?”
Yo confieso que el año pasado me llevé una enorme sorpresa cuando vi anunciado un concierto de Lorenzo Antonio en el Teatro Royal Pedregal. Para quienes no lo sepan, este cantante alcanzó la fama a los 13 años cuando en 1982 ganó el Primer Festival Juguemos a cantar. Ese fue el punto más alto de toda su carrera. Son muchos los artistas que alcanzaron y perdieron la fama, tanto en su infancia como en algún momento de su vida. Kokin, el cantante de bolero que se volvió famoso por su espectacular en periférico pidiendo work me viene a la mente. ¿Cuántos de ellos han conseguido superar ese chispazo de luminiscencia? ¿Cuántos siguen añorando que regrese? La fama es un monstruo que todos deseamos, sin entender lo que realmente es, mucho menos en el mundo de las redes sociales, YouTube y con la posibilidad de volvernos virales en cualquier segundo.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Quiero Volverme Supernova”
DRAMATURGIA: Joserra Zúñiga
DIRECCIÓN: Alonso Íñiguez
ACTÚAN: Mariana Gajá, Pablo Perroni, Adriana Montes de Oca, Salvador Petrola, Angélica Bauter y Joshua Okamoto.
DÓNDE: Foro Lucerna
DIRECCIÓN: Lucerna 64 esquina con Milán, Colonia Juárez.
CUÁNDO: Miércoles y Jueves 20:30 horas. Hasta el 31 de enero.
COSTO: $350. Boletos en taquilla y www.ticketmaster.com.mx
DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking. Les recomendamos revisar el resto de su cartelera, así como las obras que se presentan en el Teatro Milán, dentro del mismo edificio.