¡QUÉ DESASTRE DE FUNCIÓN!

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Para quienes desean carcajearse con la que es considerada la comedia más hilarante del siglo XX.

¡QUÉ DESASTRE DE FUNCIÓN!

Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas

“Puertas y sardinas, esa es la esencia de la comedia.”

Ya es casi la medianoche, el estreno es mañana y esta obra no está ni remotamente lista para la tercera llamada. Entre diálogos no aprendidos, sardinas por todos lados, puertas que no abren, y un lente de contacto perdido entre la escenografía, seis complicados actores, una sensible asistente, un agotado stage manager y un neurótico director con más de un secreto que ocultar entre flores se tendrán que enfrentar a la más grande locura de todas: hacer teatro.

“En los ensayos técnicos todos se llevan tan bien, ¿no?”

Considerada por una gran cantidad de críticos alrededor del mundo como la comedia más divertida del siglo XX, “¡Qué Desastre de Función!” del dramaturgo inglés Michael Frayn es una verdadera carta de amor al teatro que celebra el caos que conlleva levantar el telón de una presentación en vivo. Escrita en 1982, y aclamada tanto en el West End de Londres como en Broadway, esta comedia con tintes de farsa escrita en tres actos ofrece una visión global de todo lo que pasa sobre un escenario, y tras bambalinas, cuando los egos, vicios, fragilidades, cansancio, celos y toda una colección de psicopatías tienen que estar al servicio de la máxima teatral de que el show tiene que continuar.




“Damas y caballeros, esta es la verdadera tercera llamada.”

El primer acto se desarrolla durante el ensayo general de una comedia de enredos llamada Al Desnudo, la noche previa a su estreno. Entre fallas técnicas, roces entre el elenco, y ridículas discusiones teatrales, la audiencia conoce a todo el equipo que participa en la obra y la singular trama que incluye evasores fiscales, un jeque árabe, un agente de bienes raíces con su amante y un ama de llaves aficionada a las sardinas. En el segundo acto, la escenografía ha girado para mostrar todo lo que está pasando tras bambalinas durante una función en temporada. La trama se desarrolla casi en silencio, pues nadie puede hacer ruido durante la representación, aun cuando un gran número de los involucrados ha comenzado a tener pleitos interpersonales, cosa que afecta directamente a la obra que están representando a un público que no tiene la menor idea de en qué llamada van. El tercer acto es el caos absoluto en el que se ha declarado la guerra entre todos y la función que se va a presentar, casi al final de la temporada, será poco menos que desastrosa.

“¿Por qué los actores hacen lo que hacen cuando salen a escena?

La maravilla detrás de “¿Qué Desastre de Función!” se encuentra en el ingenioso, pero a la vez fino, hilado que el autor realiza al escribir una obra dentro de otra, donde gran parte de los personajes interpretan a otro, cada uno con sus propios defectos de carácter. Al enredo de la obra que se supone que está montando la compañía se van sumando otros enredos y conflictos, subiendo con cada nuevo acto la apuesta, pasando de la comedia al clown, hasta llegar a una desquiciada farsa. En el pleno entendimiento y desarrollo de cada personaje, de una actriz de televisión que ya pasó por sus mejores épocas, de otra que jamás cambia sus diálogos no importa lo que pase en escena, de un actor que no es capaz de decir una frase completa u otro que no es capaz de lidiar con algún acto de violencia, es que la dramaturgia lleva las situaciones presentadas hasta sus últimas consecuencias, sean estas un actor rodando por las escaleras luego de una “travesura” que le juegan, o a tres integrantes de la compañía haciendo el mismo papel, al mismo tiempo, en un acto de absoluta ridiculez y delicia. Se aplaude la traducción a cargo de Alfredo Michel Modanessi, quien tropicaliza acertadamente el texto para incluir referencias a la ANDA y a la Casa del Actor, incluye charalitos con limón como una parte importante de la comedia y captura el grandilocuente hablar de la comunidad teatral mexicana.




“Este ensayo va a salir como tiene que salir.”

Sobre el escenario se halla la escenografía de la obra que se está montando, el frente de una casa de madera de dos pisos con siete puertas distribuidas por todo el lugar. En el segundo acto, se gira para mostrar el tras bambalinas del espacio, donde se halla un rack de ropa, varios elementos de escenografía como varios platos de sardinas, y una consola con micrófono. La coreografía de movimiento que debe llevar el elenco es precisa, a momentos incluso milimétrica, para que la comedia de enredos y puertas suceda ya sea entre caídas, gritos, vestidos que desaparecen y sardinas aplastadas en el primer y tercer acto, o en absoluto silencio durante el segundo. Cada acto se maneja bajo sus propias reglas y lenguajes, siendo el primero asentado en comedia, el segundo en clown y el tercero en farsa, con elementos de pastelazo.

“Esta obra está más allá del bien y del mal.”

Más que aportar una propuesta propia, la dirección de Cristian Magaloni en “¡Qué Desastre de Función!” se basa en respetar a cabalidad los requerimientos que la obra tiene de origen, consiguiendo un montaje sólido, que acentúa en cada acto su humor, lo absurdo y lo francamente hilarante. Esto se consigue a partir del evidente entendimiento que tiene Magaloni en cada uno de los diferentes géneros en que existe la obra. La escenografía a cargo de Emilio Zurita e Ingrid Sac, la iluminación de Víctor Zapatero y el diseño sonor de Miguel Jiménez consiguen apoyar al montaje de manera fluida, siendo un punto a notar la manera en que se puede escuchar al fondo del escenario al ficticio público riendo o reaccionando durante el segundo acto.




“Con que te sepas todo el texto me doy por bien servido.”

La exasperación de Max, el director de la obra, es recibida por el muy delicado Félix con un respeto que arranca carcajadas cada vez que dice la palabra MAESTRO con exagerada grandilocuencia; la actriz Lolita interpreta a la Sra. Clackett frente al público de forma exagerada, pero cuando sale en escena da rienda suelta a una tristeza que le embarga luego de un pleito con el incomprensible Lalo, quien terminará desquiciado ante la imposibilidad de Valeria de cambiar una sola línea de sus diálogos, sin importar que la obra ya se haya descarrilado por completo. Mientras tanto, la frágil Mina se verá traicionada con flores y el agotado Paco se verá en la muy ridícula necesidad de sustituir a más de uno en escena.

“Creo que se rompió la cuarta pared.”

Para que “¡Qué Desastre de Función!” alcance su máximo potencial, se requiere de un elenco capaz de interpretar tanto a los disfuncionales actores montando la ficticia obra como a sus respectivos personajes dentro de dicho montaje. Adicionalmente, deben de realizar esta tarea dosificando la comedia, yendo de menos a más, pasando por los ya antes mencionados géneros. Ahahí Allué, Pedro de Tavira, Mario Alberto Monroy, Pamela Almanza, Roberto Duarte, Mariana Gajá, Ximena Romo, Marco Antonio García y Fer Córdova cumplen con esta muy compleja tarea a manos llenas, demostrando sus capacidades histriónicas para la comedia, clown y farsa. Ya sea con la transformación de Duarte de ridículo galán a un pusilánime que no puede ver sangre, el hablar afectado para dar llamadas o el mero girar de hombros de Córdova para imitar la manera en que actúa uno de sus compañeros, o cómo pasa de ridícula ama de casa a actriz ofendida de Allué, cada uno de los miembros del elenco dejan todo en el escenario en lo que es una obra por demás demandante y agotadora de realizar.

“Maestro, ¿usted cree que el público lo entiende?”

Yo conocí “¡Qué Desastre de Función!” en los ochents, con la versión cinematográfica estelarizada por Michael Caine, Carol Burnett y Christopher Reeve, entre otros grandes comediantes de la época. Decir que desde entonces he visto y reído a carcajadas con esa película más de 30 veces es poco, sabiéndome gran parte de los diálogos de memoria ya que sin duda es una de mis cintas favoritas. Consecuentemente, mis expectativas para la obra eran altas, muy. Al salir de la función, mi sonrisa enorme, mi ferviente deseo de ver la obra en un escenario y no en una pantalla había sido cumplido a manos llenas. Este desastre es digno de una ovación de pie para todos los involucrados, quienes entienden que todo problema es menos con un buen plato de sardinas.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: ¡Qué Desastre de Función!

DRAMATURGIA: Michael Frayn

TRADUCCIÓN: Alfredo Michel Modenessi

DIRECCIÓN: Cristian Magaloni

ELENCO: Ahahí Allué, Pedro de Tavira, Mario Alberto Monroy, Pamela Almanza, Roberto Duarte, Mariana Gajá, Ximena Romo, Marco Antonio García y Fer Córdova

DÓNDE: Teatro Jorge Negrete

DIRECCIÓN: Manuel Ignacio Altamirano 128, Colonia San Rafael

CUÁNDO: Viernes 20:00, Sábado 17:00 y 20:30, Domingo 17:30 horas. Hasta el 28 de diciembre 2025.

COSTO: $850, $650 y $450. Boletos en taquilla y en Qué Desastre de Función

DURACIÓN: 140 minutos con un intermedio de 15 minutos.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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