
MUJERES DE CANTINAS Y SALONES
Para quienes quieren asistir a un velorio cabaretero lleno de canciones de época, carcajadas y dos mujeres barbadas.
MUJERES DE CANTINAS Y SALONES
“Venimos a celebrar que somos las nuevas herederas de la fonda.”
La tía Justa ha muerto, y sus muy barbonas sobrinas, Cretina Orrazco y Susábana Lavalaesta fueron sus herederas. Las ahora dueñas de la Fonda Las Picadas han decidido rendirle un último homenaje a la recién fallecida, una celebración con sabor a Celia Cruz, Juan Gabriel, Agustín Lara y a Lucha Reyes, antes de darle un nuevo giro al changarro. Entre canciones interpretadas a todo pulmón o por personajes de Disney, paletas guardadas en aretes, literales cebollazos y, por supuesto, mucho alcohol un restaurant de barrio cerrará sus puertas para dar paso al más hilarante de todos los lugares: el cabaret.
“Vamos a empezar con estas bonitas canciones, maestro.”
Conjuntar la música con la irreverencia, el bolero con el travestismo, interpretar grandes baladas con descarada jotería o el son cubano con mucha comedia. Todos estos maridajes, algunos orgánicos y lógicos, otros absurdos e hilarantes, se unen en el espectáculo de cabaret “Mujeres de Cantinas y Salones” escrito y dirigido por los también intérpretes Alexander Soto y Jonathan Rubén, junto a León Cárdenas. A lo largo de casi una veintena de canciones clásicas insertadas en el colectivo popular, que van desde Azul o Noche de Ronda de Agustín Lara, Cielo Rojo de Ángela Aguilar, y Quizas, quizás, quizás de Los Panchos, hasta una de las más bizarras melodías de Laura León, este concierto no sólo es ejecutado por un par de potentes voces entaconadas, también son realizadas con un ácido, mordaz e inteligente sentido del humor capaz de tener un inesperado y muy divertido homenaje al musical Wicked en una dramaturgia que también incluye una sorpresiva intervención de Chabelo.
“Perdón, te quité el fierro de la boca.”
Bajo la excusa de que todo esto es un velorio/homenaje a la tía difunta en su antigua fonda, los músicos del espectáculo son también los empleados del lugar, explicación que da paso a toda una serie de ingeniosos albures que incluyen el lavado de ciertos platos y una muy particular forma de preparar huevos. Para dar un poco de variedad al numerito, las cantantes realizan una dinámica donde el público debe decidir si Sabor a Mí de Álvaro Carrilo será interpretada como una canción gitana flamenca, norteña limosnera o salsera wapachosa. “Mujeres de Cantinas y Salones” tiene varios elementos a su favor desde la construcción del espectáculo. Primeramente, es la selección de canciones, que van poco a poco van llevando a los espectadores a cantar, participar, hasta finalmente ser parte de todo un carnaval. A esto se suma el humor que se le aplica a las canciones, consiguiendo que cada una tenga su propia personalidad. Ya sea desde la obviedad de cantar borrachas, hasta un falso momento que hace referencia a Mentiras, el musical, cada número es único y divertido en distintos niveles. La conjunción de estos elementos crea un arco narrativo musical potente que sin duda entretiene a manos llenas.
“No me aplaudan, denme dinero.”
Creatina Orrazco sube al escenario con un vestido hecho de jergas, con aretes de cubeta de donde saca paletas que avienta al público; Susábana Lavalaesta, con una alta peluca rubia y en una bata vaporosa bastante transparente que deja poco a la imaginación, va dejando harina por el escenario luego de ponerse unos guantes de hule para mejorar su atuendo. Al fondo los tres músicos en escena, David Dumat, Eduardo Carrillo, e Israel Balcázar, tocan las muchas canciones con presteza y gran energía. A nivel montaje, “Mujeres de Cantinas y Salones” hace uso de toda una serie de elementos visuales que acentúan acertadamente la comedia. Ya sea con una mera cebolla lanzada o con toda una colección de globos inflados, las muchas decisiones que se toman para armar el espectáculo suman al absurdo, ayudan a que las canciones sean más potentes o divertidas, y apoyan para crear un show que en definitiva deja al público satisfecho y sonriente.
“Ha llegado la parte migajera del show.”
Susábana decide cantar uno de los himnos gay más importantes en México, La Gata sobre la Lluvia de Rocío Durcal. Sin embargo, en un acto que pareciera imperdonable, la barbada heredera decide cantarla como una de tantas cantantes que parecieran haber consumido un somnífero antes de tomar el micrófono. Lo que al principio provoca carcajadas se torna en un concierto de risa imparable, más cuando deja de cantar como un ser humano y se asume como el animal domestico al que alude la canción. Este tipo de comedia es del mismo nivel a cuando canta una afamada canción de Los Panchos como un expresidente, el amigo de todos los niños y un villano animado que entiende que a la familia no se le abandona. En el centro de “Mujeres de Cantinas y Salones” se encuentran Alexander Soto y Jonathan Rubén, ambos cantantes con admirables y potentes voces, así como una buena vena para la comedia y el andar en tacones. Una vez establecido esto, es de notar la patente necesidad de comandar el protagonismo de Soto, quien busca en todo momento desplegar su capacidad vocal al tope de su volumen, cuando un espacio como el Vicio no lo requiere, decisión que incluso actúa en su contra. Rubén, mucho más mesurado, equilibra el canto con la comedia de una manera mejor balanceada, y por ende llevándose los momentos de mayor comicidad interpretativa.
“La propina se deja en el calzón.”
Yo confieso que no soy muy afecto a las canciones que conforman “Mujeres de Cantinas y Salones”, muchas de ellas ni siquiera las conocía. Sin embargo, a medida que iba admirando el aparato vocal en ambas barbadas, que no podía evitar carcajearme con toda la sarta de ridiculeces que sucedían en el escenario, a medida que el público se iba entregando más y más al espectáculo, me descubrí cantando lo poco que conocía, aplaudiendo al ritmo de la música, pidiendo que ganara la norteña limosnera sobre la salsera wapachosa. Al final de la noche, salí con una enorme sonrisa, misma que he tenido mientras escribo esta crítica y recordando lo bien que la pasé siendo parte de una de las más divertidas fondas que han honrado el escenario de El Vicio.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Mujeres de Cantinas y Salones
IDEA ORIGINAL, DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Alexander Soto, Jonathan Rubén y León Cárdenas
ELENCO: Alexander Soto y Jonathan Rubén
MÚSICA EN VIVO: David Dumat, Eduardo Carrillo e Israel Balcázar
DÓNDE: Teatro Bar El Vicio
DIRECCIÓN: Madrid 13, Del Carmen Coyoacán.
CUÁNDO: Jueves 21:30 Hasta el 31 de Julio 2025.
COSTO: $500. Boletos en taquilla y en MUJERES DE CANTINAS Y SALONES – Boletópolis
DURACIÓN: 120 minutos sin intermedio
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.

Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.