MÁS VALE MORIR

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Para quienes entienden que la violencia del narco en México es tan devastadora como una tragedia griega.

MÁS VALE MORIR

Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Cortesía de la CNT

“En esta tierra los muertos nunca mueren del todo.”

Los cárteles se enfrentaron, todo dizque por una morra que estaba allá por Victroya. Con tal de ganar una plaza, la hija de Don Aga fue incluso sacrificada, así de brava se puso la cosa. La muerta esta, una tal Ifigenia, se suma al friego de cadáveres que se han ido juntando por doquier y cuyas almas ahora deambulan por estas tierras del norte. Pero la Patrona no se va a quedar calladita y modosita así nomás. Ni madres. Esta hembra va a tomar al toro por los cuernos, va a soltar a toda una jauría de espinadas bestias para que se haga justicia, y ni la Santa Muerte podrá salvar a Agamenón ni a su meretriz gabacha de que rieguen con su sangre estas tierras griego/mexicanas.

“¿Y qué chingados pasó con la Helen?”

Ifigenia en Áulide fue la primera entrega del Proyecto Espiral de la Compañía Nacional de Teatro. Sus intenciones son, además de acercar al público actual a los clásicos griegos explorando su relevancia en la contemporaneidad, el levantar cuestionamientos acerca de la naturaleza cíclica de la violencia humana y la noción de la justicia a través de una tetralogía basada en tragedias de Eurípides, Esquilo y Sófocles. La segunda entrega, “Más Vale Morir” es una dramaturgia de Amaranta Osorio y Jorge Volpi a partir de Agamenón de Esquilo que transpone la historia de venganza de una madre al contexto de la narcoviolencia que impera al norte de México en la actualidad.




“Aquí lo resolvemos a puro baile, papá.”

Grecia y Troya son ahora los cárteles de Sinaloa y del Golfo, las plegarias que levantan no están dirigidas a deidades del Olimpo, sino a la Santa Muerte, y la manera en que los ejércitos enarbolan sus lanzas es al ritmo del tambor, pero mientras cantan y bailan corridos tumbados. El regreso de Agamenón, o mejor conocido como Don Aga, tras la batalla de Troya trae consigo la presencia de Cassandra, una gringa encadenada como si de una perra se tratara, quien cuestiona en inglés la bestialidad a la que está siendo sometida antes de caer en las manos de la Patrona, Clitemnestra quien no tendrá el menor empacho de derramar sangre, tal y como se hizo con su hija Ifigenia quien ahora deambula las tierras como una muerta viviente.

“¡Animals, you kill your own!”

Entremezclando diálogos con corridos tumbados, el hablar coloquial, incluso vulgar, del norte del país con la poética propia de Esquilo, y capturando la disociación que el crimen organizado ha desarrollado con su propia humanidad, al punto de no ser capaces de diferenciar un luto de una fiesta, la dramaturgia conjunta de Osorio y Volpi en “Más Vale Morir” busca equilibrar el material clásico de origen con la violenta actualidad que azota al país. El resultado favorece más la segunda vertiente, ingeniosa y brutal en su reflejo de lo que pasa hoy en día en estados como Sinaloa, aun cuando a momentos, la línea dramática original quede ensombrecida entre números musicales y bailes que reflejan la vorágine sin ley en las que viven los cárteles.




“En lugar de hombres llegan féretros.”

Luego de que Ifigenia se levanta de la muerte y camina, como si de un zombi se tratara, al fondo del escenario, el cual está iluminado con una potente luz roja, los miembros del cártel que lidera Agamenón se abalanzan al frente con lanzas en las manos amedrentando al público y dejando en claro que aquí quienes mandan son ellos. Todos llevan chamarras con púas metálicas, elemento que también está presente en sus sombreros o en sus barbas, símbolo de cuán peligrosos son y lo mortífero que podría ser estar en presencia. Sus bailes, en gran parte consistentes de dar fuertes zapatazos al piso de madera inclinado hacia el frente, crean una cacofonía que a momentos pareciera ahogar lo que tienen que decir, su ferocidad más presente que sus palabras. Al aparecer Clitemnestra, la Patrona, se le corona con una corona de púas, o de espinas quizá, vestimenta que deja en claro su poder sobre el crimen organizado.

“En el pueblo se siente el duelo de los que han perdido a alguien en la batalla.”

La dirección que Richard Viqueira propone en “Más Vale Morir” es un reflejo de la violencia que busca denunciar. A través de imágenes que buscan alterar y provocar, como una violación múltiple o una crucifixión de cabeza, escenas realizadas con el cuidado estético suficiente para impactar sin agredir a la audiencia, Viqueira va desarrollando un universo feral, donde la barbarie reina, al punto que pareciera querer devorarse a la obra misma, anteponiendo la forma sobre el fondo mismo. Dado que gran parte del montaje consiste en números musicales con corridos tumbados, la coreografía de Fabo Varona, así como la música original y diseño sonor de Emiliano Suárez Esparza juegan un papel importante en llevar a escena la visión que Viqueira imprime al crimen organizado. Sin embargo, a nivel visual, es el trabajo de Mario Marín del Río en el diseño de vestuario el que destaca principalmente, reflejando la animalidad y lo riesgoso de estos seres que sobajan la palabra humano.




 “¿Qué necesidad de andar contando muertos?”

Lo que alguna vez fue una reina herida y desesperada ahora se presenta como una lideresa de un cártel, una mujer aguerrida y con sangre de venganza; el soberano y orgulloso rey de los griegos, condenado a sacrificar a su hija, ahora es un carnero ensalzado por sus victorias, un macho norteño que no tiene reparo en volver a casa con su amante; quien antes veía desde la distancia las atrocidades que se hacían en nombre de Grecia y la conquista de Troya se ha convertido en poco menos que una mascota a quien se manipula con una correa mientras muestra los dientes estando en cuatro.

“Por esa pinche vieja nos partimos la madre todos.”

El elenco de “Más Vale Morir”, miembros del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro, se entregan de lleno a la alucinante visión norteño/narco/musical de Viqueira para convertirse en miembros del crimen organizado y sus víctimas. Aun cuando el resultado es sólido por parte de José Carlos Rodríguez, Alberto Santiago, Mario Vera, Medín Villatoro, Zabdi Blanco e Itzel Riqué, lo verdaderamente notorio en la propuesta es la transformación tonal que algunos intérpretes deben de aplicar en sus personajes siendo que primero presentan la primera parte del proyecto Espiral, Ifigenia en Áulide. Las actoralidades que usan Miguel Ángel López y Muriel Ricard para dar vida a Agamenón y a Clitemnestra respectivamente cambia drásticamente de una puesta en escena, aun cuando la esencia de los personajes se mantiene, pero ahora como líderes del narco. Por su parte, como Ifigenia, Mariana Villaseñor debe de abordar el rol de la hija sacrificada desde quien alguna vez fue una mujer griega lista para dar la vida por su patria, para ahora presentarse como una muerta viviente. Finalmente es digno de destacar la interpretación que realiza Ana Cristina Ross como Cassandra, una vidente gringa sometida por los conquistadores y quien desata su furia como una loba antes de ser llevada al matadero.

“¿Cómo puede ser más importante una plaza que una hija?”

Siempre será necesario cuestionar a los clásicos desde la contemporaneidad, ponerlos a prueba en su relevancia dentro la realidad del aquí y ahora, ser capaces de traducirlos al mundo que habitamos. Mientras que Ifigenia en Áulide lo hizo respetando el texto original, y creando un montaje que mantiene sus raíces en la anécdota original griega, “Más Vale Morir” toma riesgos distintos, presenta una distopia que desafortunadamente está sucediendo hoy mismo, en nuestro país, el cual en muchos sentidos se ha convertido en un narco estado. La tragedia griega está aquí, en cada disparo, en cada gota de sangre derramada, en cada tumba clandestina.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Más Vale Morir

DRAMATURGIA: Amaranta Osorio y Jorge Volpi a partir de Agamenón de Esquilo

DIRECCIÓN: Richard Viqueira

ELENCO: Miguel Ángel López, Muriel Ricard, José Carlos Rodríguez, Alberto Santiago, Mario Vera, Medín Villatoro, Zabdi Blanco, Estefanía Estrada, Itzel Riqué y Ana Cristina Ross

DÓNDE: Sala Héctor Mendoza

DIRECCIÓN: Francisco Sosa 159, Colonia Barrio de Santa Catarina, Coyoacán.

CUÁNDO:

– FUNCIONES COMBINADAS CON EL CAPÍUTLO I “IFIGENIA EN ÁULIDE” Jueves y viernes 20:00, sábado 19:00 y domingo 18:00 horas. Hasta el 12 de diciembre 2025.

COSTO: Entrada libre. Boletos bajo reservación al correo públicos.cnteatro@inba.gob.mx

DURACIÓN: 150 minutos con un intermedio de 20 minutos entre las dos obras.

DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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