FOTGRAFÍAS: RAÚL KIGRA CORTESÍA DEL INBAL
Magia, poder y espectacularidad.
Magia, poder y espectacularidad. Creares Escénicas y la apuesta por una reflexión situada.
Abigail Sánchez Cué
Cancún, ciudad anfitriona de la 45 Muestra Nacional de Teatro, abre la puerta a la producción escénica estatal con El acto de desaparecer, de la compañía Creares Escénicas, en colaboración con la red Explayarte, con sede en Playa del Carmen, bajo la autoría y dirección de Carla Pedroza.
El público espera con el telón cerrado mientras resuena la música que remite a la fiesta y el cabaret, y una voz en off afirma: se dice que este mago logró desaparecer a 43 personas al mismo tiempo. No ha dado inicio el acto y el público ya está obligado a entrar a un tema que atraviesa de manera inevitable a la sociedad mexicana. Remite a la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en Iguala en 2014, lo que adelanta el sentido del nombre de la obra y la intención por venir. La premisa es sencilla: se convoca a la audiencia a un espectáculo de magia, con una sucesión de actos de la metamorfosis, a los juegos de cartas, la mujer más valiente del mundo, la espada sangrienta, la prestidigitación, hasta la llamada a participar de una persona del público.
Un mago al estilo clásico del ilusionismo francés del siglo XIX, en frac rojo y sombrero de copa, porta un chaleco interior que remite a la banda presidencial de nuestro país. Lo acompaña una asistente, quien, desde un exagerado y grotesco lenguaje corporal, encarnación de la maldad, con una pata chueca y un maquillaje siniestro, hace presente a una cómplice y testigo de la atrocidad. Encarnar esta figura en una mujer, me parece un acierto clave, en la denuncia de estereotipos de género en el mundo del espectáculo, en la representación de la maldad y la fealdad humanas.
Dice Eliezer Budasoff que lo grotesco mantiene un equilibrio inestable entre lo cómico y lo trágico, y nos invita a hacer uso de ese adjetivo para describir la realidad política latinoamericana. La pieza toma la magia y su espectacularidad como representación del aparato de poder gubernamental mexicano que, a través de la manipulación, oculta a la sociedad sus crímenes. A solo minutos de iniciada la función ya tenemos de frente una metáfora obvia y su explicación revelada.
Los actos de magia sirven para continuar la metaforización de la realidad de nuestro país: los feminicidios, las desapariciones forzadas y la persecución política. Creonte, el mago anfitrión, lleva el nombre de uno de los más grandes tiranos de la historia de la dramaturgia, el persecutor de Antígona, obra escrita por Sófocles cerca de 2 mil 500 años atrás. El tono didáctico con el que se retoma el mito de la tensión entre el deber y el poder, deja poco espacio para la curiosidad. El montaje obliga a colocarnos frente a la metáfora sin mayor apertura al cuestionamiento o a la creatividad interpretativa.
Con el diseño sonoro de Carolina Montes y Eric Flores, la farsa genera un entorno sombrío y crudo, donde la diversión a la que se convoca al inicio es llevada hacia la incomodidad e indignación. Memento mori, leyenda latina cuya traducción literal es “recuerda que debes morir”, son las palabras mágicas con las que el mago Creonte sigue en su empeño de engañarnos con fallidos actos y extrañas situaciones en las que desaparece a la gente. Las frases en off se repiten a lo largo de la función: se ha dicho que Creonte ha logrado desaparecer personas y aparecerlas en otro estado de la República y esa voz monstruosa podría estar representando a todas las mafias que desde el poder controlan nuestro mundo.
La obra sigue el ritmo del espectáculo de magia, hasta que irrumpe un grito de ¡Criminal!, en voz de un hombre con un chaleco de prensa, seguido de una mujer que parece tener los labios cosidos, sellados. La actriz que interpreta este personaje se mueve por el escenario con aspavientos que dejan ver un angustioso intento por comunicarse. Los mensajes de la muda hermana buscadora se transmiten a través de las cartas que escribe a su hermano y que el periodista lee sin matices, lo que cansa, resta ritmo a la escena. Los miles de desaparecidos y de familiares que los buscan son un tema de enorme importancia, que no por su urgencia se vuelve asimilable y una efectiva denuncia con sólo enunciarlo.
Los actores y actrices se desdoblan en un universo de implicaciones emotivas. Existe una yuxtaposición de mundos: por un lado, el que representa el pan y circo en el espectáculo de magia de Creonte y su asistente, que muestran la atroz realidad de las mentiras, el engaño y desprecio por la vida de quienes desaparecen a las personas y, por el otro lado, la mujer que busca a su hermano con desesperación, acompañada del reportero, ambos en tono melodramático. No obstante la confrontación de mundos y tonos actorales, el discurso se vuelve cadencioso y repetitivo en los testimonios enunciados, con algunos momentos expresivos.
El acto de desaparecer apela a la potencia del teatro para la discusión política, a través de metáforas. Sin embargo, atreverse a ficcionar el dolor ajeno exige estrategias efectivas para detonar la reflexión. El público escucha los últimos textos cuando la mujer buscadora se escapa de la opresión y, de la mano del periodista libera su voz para sentenciar: Somos el eco de lo que la memoria ha dejado atrás. El mayor acierto de Creares Escénicas y Explayarte es hablar de este tema, aquí y ahora, en un estado que ha sido presa de la espectacularidad y la violencia. Yo no quería ser una Antígona, me tocó… Oscuro.
Consulta entrevista previa para conocer más del proceso de creación y la procedencia de esta obra: https://teatromexicano.com.mx/80447/el-acto-de-desaparecer-y-la-urgencia-por-la-visibilizacion-entrevista-con-la-compania-creares-escenica/
Ficha Técnica
Dirección escénica y artística: Carla Pedroza Castañeda
Producción artística y ejecutiva: Liliana Alarcón Martínez
Diseño sonoro y música original: Carolina Montes Villegas
Diseño sonoro y coordinador técnico: Eric Flores
Diseño de escenografía: Carla Pedroza y Liliana Alarcón
Diseño de títeres y realización: Aaron Yamir
Diseño de iluminación y operadora técnica de iluminación: Carla Pedroza Castañeda
Staff técnico de iluminación: Daniel Berthier
Diseño de maquillaje: Joshua Bustamante

