LA VERDAD DE LOS DOMINGOS
Para quienes tengan el valor de descubrir los pactos de ceguera que unen a las parejas.
LA VERDAD DE LOS DOMINGOS
“Nuestras vidas están construidas sobre una cama de mentiras.”
Gran concurrencia la que se ha reunido esta noche para escuchar al gran escritor Héctor Sinisterra hablar sobre su más reciente éxito literario, La Resistencia de los Globos. Sin embargo, el afamado y a veces escandaloso hombre de letras ha decidido que esta noche revelará su más reciente libro, aquel que nadie quiere publicar, ese al que todos le tienen miedo. La información que el público recibirá esta velada no es ningún secreto, todos de hecho la sabemos, pero es tan terrible y dolorosa que nadie, absolutamente nadie, se atreve a hablar de ella… mucho menos con su pareja.
“Es fácil mentir y a veces es fácil creer.”
Las mentiras que el ser humano se dice a sí mismo día con día para poder sobrellevar todo aquello que lo vuelve infeliz es la base sobre la que el escritor Juan Bey construye “La Verdad de los Domingos”, un inteligente monólogo con cimientos de comedia con la capacidad de manipular al espectador para que ría y participe de buena gana en una desquiciada conferencia fuera de control antes de ser confrontado con muy incomodas verdades que de una u otra manera moverán fibras muy sensibles en la gran mayoría.
“Mentir un poquito tampoco es tan grave, ¿no?”
Desde los reyes magos a lo verdaderamente inconfesable en el alma de todo padre, pasando por la autocensura del lenguaje en una divertida canción tanto ocurrente como soez, “La Verdad de los Domingos” es un texto que, como el personaje de Héctor Sinisterra anuncia desde un principio, se atreve a hablar sin vueltas, directo y a la cabeza, de todo aquello que incomoda, horroriza, provoca profunda infelicidad, que todos saben pero que nadie se atreve a discutir. A pesar de que dramatúrgicamente se encuentran ciertos baches en el arco dramático que llegan a aletargar la narrativa y caen en lo innecesariamente melodramático, específicamente la anécdota de la madre, la obra tiene la capacidad de golpear al público justamente por esa honestidad que tanto denuncia que no existe en la realidad.
“Lo importante es el disfraz.”
Con los ojos cerrados, todos los asistentes esperan pacientemente a que el personaje principal enuncie una palabra que asegura provocará reacciones diversas. Una vez dicha, las risas no se hacen esperar. El gran logro del director César Paredes radica en la inteligente forma en que consigue que el montaje haga del público su cómplice, aliado y víctima. Ciertamente, la musicalización ilustrativa que pareciera condescender al espectador diciéndole lo que debe sentir o la sobre exageración del trazo escénico que lleva al actor a moverse del piso a treparse al escritorio sin ninguna razón más allá del llenar un espacio son elementos que se podrían solucionar, pero la realidad es que la puesta en escena funciona en su misión: golpear con un mazo en la cabeza de cada persona en la sala que ha mentido con toda sinceridad sobre su propia infelicidad.
“¿Cuál es la diferencia entre una pareja y un amigo?”
Ya sea corriendo oligofrénicamente por todo el escenario tronando globos mientras enuncia un trabalenguas tanto incoherente como delicioso, o mirando directamente a los ojos a una persona de entre los asistentes para confrontarlo con una terrible realidad; bailando y cantando como un niño de escasos cinco años sobre las partes del cuerpo o hablando del costo que todos tenemos que pagar por un poco de compañía, el trabajo que realiza Óscar Piñero en “La Verdad de los Domingos” es admirable en su evidente compromiso y entrega a la obra. A pesar de que aún se puede crecer su trabajo actoral para imprimirle un mayor grado de ruptura y honestidad, una vez más en la parte de la obra donde se habla de la madre, la manera en que Piñero consigue que el público reaccione exactamente como él quiere es digno de aplaudirse, por más incómodo que esto resulte.
“El sexo es el precio que pagamos por el cariño.”
Siempre se ha dicho que el primer paso para aceptar un problema es aceptar la existencia del mismo. Poder verse uno al espejo y poder decirse cuán infeliz o insatisfecho está con la realidad actual. Yo confieso que sé perfectamente a lo que se refiere “La Verdad de los Domingos”, pues la viví en el pasado en relaciones de las cuales prefiero no ahondar. No es cómodo o fácil admitirlo, pero tengo casi la certeza de que todo aquel que vea esta obra se verá proyectado en ella, de alguna u otra manera, lo quieran aceptar o no. Vamos, no sean cobardes… la verdad los hará libres.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “La Verdad de los Domingos”
DRAMATURGIA: Juan Bey
ADAPTACIÓN: Santiago Zenteno
DIRECCIÓN: César Paredes
ACTÚAN: Óscar Piñero
DÓNDE: El Círculo Teatral
DIRECCIÓN: Avenida Veracruz 107, Colonia Condesa.
CUÁNDO: Miércoles 20:30 hrs.
COSTO: $250 Entrada general. Boletos en taquilla. Aplican descuentos.
DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con valet parking o estacionamiento. Se encuentra sobre Avenida Veracruz entre Atlixco y el Parque España.
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