Para quienes quieren que los niños entiendan, a través de una leyenda mixteca, que amar no es poseer.

LA PALOMA MÁGICA, CON EL ALMA EN UN HILO

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)

La paloma era bella, la mujer en la que se transformó aún más. Una preciosa dama bañándose en el río, atrapada por los ojos de un joven caprichoso, fue motivo de suspiros, enamoramiento y un acto terriblemente egoísta. Ahora, ayudado por la luna española, el sol justiciero, un viento ligero, un remolino colorido e inteligible y muchos niños sonrientes, un joven tendrá que enfrentar tres pruebas donde quizás pueda recuperar el amor de su vida, entendiendo que, para empezar, nunca fue suyo.

Basándose en una leyenda mixteca, la dramaturga y directora Nurydia Briseña de la Fuente, junto con la compañía Carne y Hueso Producciones, presenta “La Paloma Mágica, con el Alma en un Hilo”, una obra infantil con profundas raíces indígenas que busca acercar a los niños tanto a nuestra cultura prehispánica como a entender la naturaleza desapegada del amor. A través de la historia de amor entre Savi, una bella mujer que puede convertirse en paloma gracias a un huipil mágico, y Tanku, un joven impetuoso y caprichoso, tanto niños como adultos recorrerán un viaje cargado de color, simbología y estética de un México ancestral combinado con gran teatralidad.

Uno de los mayores aciertos en “La Paloma Mágica, con el Alma en un Hilo”, tanto en dramaturgia como en dirección escénica, es el buen balance que maneja la propuesta entre divertir a los niños, presentar una bonita e interesante historia de amor y rendirle un homenaje a las raíces y tradiciones de México sin que ninguna de estas vertientes predomine. Los niños bailan y ríen celebrando una boda, vuelan por los cielos montados en un viento ligero y comen un rico itacate mientras se emocionan con las pruebas de amor que Tanku tiene que llevar a cabo para recuperar a su amada o se maravillan con la belleza de los bailes, la música y la manufactura del vestuario y la escenografía, un tributo al trabajo artesanal de los indígenas de este país.

A nivel teatral, Nurydia consigue escenas hermosas y poéticas con imaginación e ingenio, resultado de un evidente sentido estético muy bien cuidado, incluyendo algunos cuadros de teatro de sombras. El ritmo que se establece al principio de la obra es fluido, divertido y eficaz, punto que deberá sostenerse, sobre todo en los momentos más íntimos de la obra donde se puede perder la atención de los más pequeños, aun cuando los adultos se encuentren sumidos en la historia. Sin embargo, esto termina siendo un detalle permisible cuando se compara con algunas otras escenas cargadas de humor y fortaleza como los diferentes encuentros que tiene Tanku con la luna, el sol, el viento y el remolino, cada uno de ellos resultando en asombro y risas de todos los asistentes.

“Atiende a la naturaleza, ella te guiará.”

El elenco que conforma “La Paloma Mágica, con el Alma en un Hilo” es congruente con la propuesta, capaz de entretener a los niños al mismo tiempo que lleva la historia con gran respeto. Sin embargo, el trabajo de Alicia Lara como Savi y la Luna es digno de destacarse, debido a la profunda seriedad con que se entrega a su papel de una mujer a quien le han robado su capacidad de volar, la furia que desata cuando trata de defender su libertad o la simpatía con que se transforma en un astro celeste de la península ibérica. El trabajo de cada uno de los integrantes es valioso, pero es evidente que Lara carga el alma de la obra en su interpretación. También es importante aplaudir el trabajo de los músicos en escena conformados por Sol Nava, Nurydia Briseño de la Fuente, Marco Antonio Argueta y Mauricio Núñez Nava (alternando funciones), quienes aportan un elemento vivo esencial a la puesta en escena.

El teatro infantil actual apuesta por la inteligencia de los niños, por padres que están buscando algo mejor para sus hijos, libre de botargas que hagan alusión a la última moda televisiva o la más reciente película de Disney. “La Paloma Mágica, con el Alma en un Hilo” es una bella opción que nos recuerda que aquello que está hecho en México, ya sea un huipil o una obra de teatro, es hermoso, que para hacer buen teatro no se necesita importar productos de otros países, que el talento nacional se desborda y que todo lo que se necesita se encuentra aquí, en este país, que muchas veces sobre criticamos sin piedad.

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