LA GUERRA EN LA NIEBLA
Para quienes quieren aplaudir de pie un tour de force actoral en el peor de los infiernos.
LA GUERRA EN LA NIEBLA
Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
“Yo no puedo ver salir a alguien por la puerta sin que me dé un ataque de pánico.”
Nueve meses han pasado desde aquella fiesta en que todo irremediablemente se derrumbó. Desde hace treinta y seis semanas la felicidad de esta familia desapareció junto con un hijo cuyo paradero se desconoce tras haber sido forzado a subirse en aquella infame camioneta negra. Ya se suman más de doscientos setenta días y el alcohol, las pastillas, los secretos y la desesperación se han convertido en los sustitutos de cualquier razón para vivir. En la bruma en la que se vive, entre sombras de los que alguna vez fueron humanos, el infierno apenas acaba de comenzar.
“Nueve meses es un camino difícil de rastrear.”
Alejandro Ricaño, uno de los dramaturgos más importantes y reconocidos en la escena mexicana contemporánea, se aleja por completo de su ya tradicional rúbrica de narraturgia con su más reciente creación titulada “La Guerra en la Niebla”, para adentrarse en uno de los temas más oscuros, devastadores, y actuales en nuestro país: la desaparición de personas. Este cambio de estilo por parte del autor, quien presenta su trabajo en una historia lineal, dialogada, con un claro conflicto y un impactante giro de tuerca, demuestra una nueva madurez y capacidad de evolución en su quehacer teatral que no sólo se agradece, sino que también se aplaude y admira.
“¿Hubieras preferido que me llevaran a mí?”
Con claro ecos al teatro psicológico norteamericano de mitad del siglo XX, específicamente a “El Largo Viaje hacia la Noche” de Eugene O’Neill, “La Guerra en la Niebla” muestra de manera descarnada y brutal la descomposición de una familia aparentemente normal y funcional a partir de la desaparición del hijo mayor. Drogas, alcohol, silencios que parecieran eternos cargados de todo lo que no se puede decir pero que se quisiera gritar, un sillón convertido en cama y crueles anécdotas contadas para reír con tal de no llorar son parte de todo un horror que Ricaño plasma sobre el escenario con un realismo que duele pero que resulta absolutamente necesario.
“No me tienen lástima, me tienen miedo.”
Al igual que con sus palabras, la propuesta escénica de Ricaño se aleja por completo de trabajos anteriores como director, abordando “La Guerra en la Niebla” de manera mucho más tradicional, decisión que resulta más que acertada dado el tipo de anécdota que se está contando. Apoyado por un buen trabajo escenográfico por Jesús Hernández y la siempre interesante iluminación de Matías Gorlero, el director deja que la historia de esta familia colapsada por la tragedia fluya con naturalidad, a su ritmo, cuidando que el tono no caiga en lo melodramático sino que se mantenga en un justo medio entre el dolor y algunas risas, entre un thriller de suspenso y un drama familiar.
“Señora…yo estoy de su lado.”
Una madre cansada de esperar junto a la ventana a que su hijo regrese arremete con la ferocidad de un perro rabioso en contra de un hombre que ha llegado a su casa con la promesa de quizás poder encontrar a su hijo; una joven atormentada por la invisibilidad deja caer una y otra vez un cuchillo contra el suelo en espera de un abrazo que nunca aparecerá; un padre atormentado que tiene que escuchar con impotencia las injurias de su esposa mientras lo culpa por todo lo sucedido. La verdadera efectividad de “La Guerra en la Niebla” radica en la profunda honestidad y entrega que cada uno de los talentosos actores que conforman el elenco aportan al montaje. Ya sea Arturo Ríos como un padre fastidiado y agotado, incapaz de mantener a su familia unida, Sara Pinet como una rebelde adolescente incapaz de lidiar con las consecuencias de la desaparición de su hermano, Álvaro Guerrero con un militar intentando dar con el paradero del muchacho o Adrián Vázquez aportando un muy necesario elemento humorístico a tan lúgubre historia, cada uno de ellos fortalece la puesta en escena al entregarse de lleno a la visión del dramaturgo y director con absoluta veracidad.
“De nada sirve aferrarse al último madero en medio de un mar brumoso.”
Una vez dicho esto, es necesario destacar el trabajo de Lisa Owen como Laura, la madre del joven desaparecido, quien ofrece una verdadera master class en actuación, dando rienda suelta a toda una vorágine de emociones desbordadas con absoluto realismo sobre el escenario. El trabajo de Owen en “La Guerra en la Niebla” me remite de inmediato a la interpretación que hiciera en cine Katharine Hepburn de Mary Cavan Tyrone, una mujer adicta a la morfina en la obra antes mencionada de O’Neill, demostrando el por qué hoy se le considera una de las más grandes actrices en honrar los escenarios mexicanos con su presencia.
“Esa historia podría ser de cualquiera.”
Vivimos una época muy negra en nuestro país, donde la impunidad y la violencia se han convertido en una abominable normalidad que no deberíamos de tolerar pero que desafortunadamente nos vemos imposibilitados de controlar. El temor latente que se respira en cada uno de los que vivimos en este país ante la muy real posibilidad de ser víctimas de algún crimen, desde un vulgar asalto hasta simplemente desaparecer de la faz de la tierra sin dejar rastro, es un cáncer que está creciendo día con día y que no sabemos en qué momento causará una fractura irreparable en nuestra sociedad… si no es que ya sucedió y ya es demasiado tarde.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “La Guerra en la Niebla”
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Alejandro Ricaño
ACTUAN: Lisa Owen, Arturo Ríos, Álvaro Guerrero, Adrián Vázquez y Sara Pinet.
DÓNDE: Foro Lucerna
DIRECCIÓN: Lucerna 64 esquina con Milán, Colonia Juárez.
CUÁNDO: Viernes 20:30, Sábado 18:00 y 20:30, Domingo 18:00 hrs.
COSTO: $400. Boletos en taquilla y ticketmaster.
DURACIÓN: 75 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking. Les recomendamos revisar el resto de su cartelera así como las obras que se presentan en el Teatro Milán, dentro del mismo edificio.