JODIDXS
Para quienes entienden que todos somos Calamardo tratando de sobrevivir en un parque de tristeza.
JODIDXS
“Ese capítulo de Bob Esponja es como mi vida resumida en veinte minutos.”
Querer tener un coche, crear arte sin importar a quien le guste, mirar tik toks o episodios de Bob Esponja, tener llamadas incomodas con tu ex, ver una obra de teatro en el vestíbulo de un edificio protagonizada por animales y drogadictos, escuchar durante horas a tu madre quejarse de los vecinos, de su vida, de todo lo que se le ocurra. El proceso de ser adulto es uno de dolencias, carencias y deseos perdidos. A este parque de tristezas todos han venido a dejar las suyas, incluyendo un calamar animado que no importa si encuentra lo que busca, nunca hallará la felicidad.
“¿Crees que a alguien le guste el arte que haces?”
Las múltiples frustraciones que aquejan a las generaciones de jóvenes adultos actuales, en toda su inmensidad y diversidad, es el eje de exploración sobre el que el dramaturgo y director Anacarsis Ramos construye “Jodidxs”. Sin una línea narrativa tradicional, a momentos acercándose al posdrama, Ramos toma como base el episodio Ciudad Calamardo, de la afamada serie animada de finales de los 90s Bob Esponja, para exponer cuán incapaz es el ser humano de alcanzar algún tipo de satisfacción, felicidad o éxito dentro de las condiciones sociales, económicas y tecnológicas en las que existe actualmente. A pesar de abordar un tema tan oscuro, la escritura de Anacarsis se balancea a nivel emocional al desplegar el enojo, frustraciones y desesperaciones de sus personajes a través de un humor ácido y negro.
“Ya no quiero que me digas que la solución está en mí mismo.”
El arranque de la obra se centra en contarle a los asistentes sobre el ya mencionado capítulo de Bob Esponja. Esta referencia será un leitmotiv a lo largo de toda la representación, en medio de una multiplicidad de problemáticas presentadas. Una de estas dolencias es el deseo de uno de los personajes de comprar un coche, segundo eje narrativo que explora las muy reales dificultades económicas a las que se enfrentan los jóvenes adultos de hoy. Un tercer eje radica en una metateatralidad donde todos los personajes critican la obra en la que están insertadas, cuestionando su valor, incluso llegando a burlarse de ella. Buscar insertar “Jodidxs” dentro de una definición preestablecida es un ejercicio de futilidad. Anacarsis Ramos crea una pieza que se sostiene por sí misma, en su propio bizarro universo, a partir de las propias reglas en que existe. Este factor, por un lado, revela un claro talento en la construcción de una dramaturgia propia de las nuevas teatralidades de este momento artístico. Sin embargo, por el otro lado, hay una demanda excesiva sobre el espectador a causa de una falta de síntesis, de elecciones narrativas que no empantanen la progresión escénica. De tal manera, lo que comienza como una interesante escena donde una madre al teléfono vuelca todas sus quejas sobre su hijo, se diluye en su efectividad y significado al tener una innecesariamente larga extensión. La falta de concretización de ideas, de edición para evitar la repetición y reiteración de temáticas, es el área de oportunidad de la que adolece la propia obra.
“Sólo quisiera que mi cuerpo fuera como el de las caricaturas.”
Al centro del escenario se encuentra una Jaima, o tienda para el desierto. De su interior aparecerán seres no binarios, ya sea vestidos en burkas construidas de una multiplicidad de sabanas que se unen entre sí para abarcar gran parte del escenario, con estéticas queer, o dentro de la norma cisgénero. Al girar la Jaima, esta se transforma en diferentes espacios como la recamara de una chica lesbiana al teléfono con su ex, el escenario improvisado de una obra de teatro en un edificio, o una pantalla en la que se proyecta alguien interpretando a Calamardo en disfraz. Sobre las paredes del espacio se proyectan diferentes imágenes, desde memes hasta dibujos en gis del parque de las tristezas. El punto en el que “Jodidxs” encuentra su verdadera fortaleza y valía radica en la dirección que propone Anacarsis Ramos, misma que explora estéticas visualmente provocadoras. Apoyada por la iluminación de Mau Arizona, el vestuario a cargo de Airam Castillo Fernández, quien también es responsable del espacio escenográfico junto con el director, y el diseño sonoro y música original de Isay Ramírez, la puesta en escena consigue recrear momentos clave de la serie animada, provocar la imaginación del espectador que se ve insertado dentro de la mente de los personajes, hacer reír con detalles tan delicados como el tener a una acomodadora de teatro sentada en una esquina del teatro mientras sucede una obra dentro de la obra. Es en la capacidad de retratar las conflictivas emociones que se presentan, de una manera visualmente ingeniosa y asombrosa, que el montaje es digno de ovacionarse.
“¿Por qué la gente lista tiene que ser tan cruel todo el tiempo?”
Con una imitación bastante precisa de Calamardo, incluyendo el sonido caricaturesco de sus pisadas, uno de los miembros del elenco de “Jodidxs” da entrada al bizarro mundo que se ha propuesto. Con esa misma entrega y pasión, los intérpretes se convertirán en bailarines de una danza interpretativa, de una madre desquiciada, de una rata conviviendo con un adicto a la mariguana, en una chica que lo único que busca es sacar un coche de agencia, o demás particulares seres que habitan la escena. Con variantes grados de eficacia escénica, incluyendo en cuestiones técnicas como la proyección vocal, la puesta en escena cuenta con la presencia de Erik Gutierrez Otto, Daniela Luque, Lilie Khavetz, Santiago Villalpando y Daniel Berthier. Su pasión por el proyecto es evidente, el talento está presente sin duda, mismo que no es equilibrado por la dirección para no desequilibrar la propuesta. Una vez dicho esto, cada uno de los participantes consigue dar sentido a sus interacciones al dotar de verdad lo que a momentos podría caer en teatro del absurdo.
“Explicas demasiado como si el público no pudiera sacar conclusiones por sí mismos.”
Una de las labores claves del crítico teatral es la apertura a nuevas voces, a nuevas teatralidades que provoquen, que se rebelen, que desafíen el statu quo. Yo confieso haber necesitado de una semana para pensar el fenómeno de “Jodidxs” antes de poder sentarme a escribir sobre él de una manera que le hiciera justicia. Si lo he logrado me sentiré satisfecho, mas si mi labor es un fracaso como los muchos de los que se lamentan en la obra, no tendré más remedio que unirme a Calamardo en el parque de las tristezas.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Jodidxs
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Anacarsis Ramos
ELENCO: Erik Gutierrez Otto, Daniela Luque, Lilie Khavetz, Santiago Villalpando y Daniel Berthier.
DÓNDE: Teatro El Milagro
DIRECCIÓN: Milán 24, Colonia Juárez.
DURACIÓN: 100 minutos sin intermedio.