
IFIGENIA EN ÁULIDE
Para quienes quieren ver una tragedia griega donde la guerra, el poder y la religión son puestos en tela de juicio por la fuerza femenina.
IFIGENIA EN ÁULIDE
“Será forzoso realizar el sacrificio de mi hija.”
Luego de haber ofendido a la diosa Artemisa, los vientos han cesado y la armada griega está inmovilizada. Para calmar la ira de tan vanidosa deidad, y poder continuar con una guerra motivada por el ego herido de un hombre que perdió a una mujer que considera su propiedad, el oráculo dicta que el rey Agamenón debe sacrificar a su propia hija, Ifigenia. Sólo así el viento volverá, las barcas emprenderán su camino y los hombres podrán seguir jugando a verter sangre para preservar su hombría. Entre cartas interceptadas, una madre desencajada, un novio no existente dispuesto a defender el honor de una mujer con quien nunca se iba a casar, y un ejercito sediento de continuar con sus metas bélicas, una mujer levantará su voz, enfrentará su destino con la frente en alto, y demostrará tener más fuerza que los monarcas que pretendían dominarla como si de un indefenso ciervo se tratara.
“No conviene temer a las masas.”
Eurípides, junto con Esquilo y Sófocles, es uno de los dramaturgos de la Grecia antigua cuyas tragedias sobreviven hasta nuestros días. “Ifigenia en Áulide” fue su última obra antes de morir, y fue estrenada de manera póstuma en el año 406 A.C.. Asimismo, se considera parte de una trilogía que incluye Las Bacantes y Alcmeón en Corinto, esta última no habiendo sobrevivido el paso del tiempo. Contando eventos previos a la guerra de Troya, desarrollando temas alrededor de la visión que se tenía en aquellos tiempos en torno al destino, la religión y la guerra, y presentando un personaje femenino que osa a alzar la voz dentro de una sociedad enteramente dominada por el patriarcado, esta obra es la primera entrega del proyecto Espiral de la Compañía Nacional de Teatro, cuya pretensión es acercar los clásicos griegos al público desde una perspectiva contemporánea, accesible y crítica, una que permita cuestionar textos escritos hace más de 2,500 años, sin que por ello se deje de valorar el valor que tienen no sólo como piezas claves de la literatura mundial, sino como dramaturgias poderosas que siguen resonando en nuestros días, demostrando su universalidad y atemporalidad.
“Los poderosos son como los dioses para los desventurados.”
La acción comienza con un rey confesándose ante un anciano, diálogos que dan contexto al conflicto por venir y establece con claridad el dilema al que se enfrenta Agamenón. Cuando la carta que podría salvar a Ifigenia es interceptada por Menelao, principal promotor de la guerra contra Troya, pues su honor ha sido mancillado por Helena y París, éste encara a su rey dejando en claro que ir en contra de la voluntad de los dioses, y en ello condenar a una armada a seguir encallada, no es una decisión propia de un monarca, sino de un humano cualquiera que antepone a su familia sobre su deber. La labor del coro en todo momento es el de aportar una mirada externa a la tragedia, sin caer en ningún momento en la innecesaria verborrea muy común en la dramaturgia clásica griega. Parte de la propuesta del Proyecto Espiral establece que el texto se debe de respetar aun cuando la puesta en escena se deba llevar a cabo en un plazo de una hora aproximadamente. Bajo estos lineamientos, la también directora Gabriela Ochoa realiza un trabajo de adaptación capaz de mantener en su integridad tanto la anécdota, los mitos y las ideologías que establece Eurípides en “Ifigenia en Áulide”, más acotando gran parte de la lírica que, si bien puede ser hermosa en su lectura, en escena puede percibirse como cansada, reiterativa, o poco digerible para un público no versado en este tipo de teatralidades. Asimismo, en cada corte que Ochoa realiza al texto es perceptible parte de su propuesta escénica, su punto de vista ante la anécdota, la manera en que ella decide abordar las palabras para establecer una postura crítica ante un texto de más de dos milenios de antigüedad.
“Tú gobiernas el mundo entero, pero mi casa es mi propio reino.”
Sobre una plataforma inclinada se han dispuesta una serie de estacas con más de dos metros de altura las cuales forman un bosque donde los ciervos encuentran la muerte a manos del hombre, pintando las puntas de los árboles de rojo sangre. A medida que la acción se va desarrollando, dichas estacas se van reacomodando, formando nuevos patrones, o se utilizan a manera de lanza para simbolizar la guerra que se avecina, hecho que también se acentúa con música que remite a aquella comúnmente asociada con conflictos bélicos por la dura presencia de percusiones. Mientras que los miembros de la realeza muestran vestuarios con toques dorados, la víctima de los designios de Artemisa se presenta por primera vez en el escenario con cuernos de venado a manera de tocado, mientras que está cubierta por un velo de novia, todo ello usado de manera metafórica para representar su rol dentro de un plan fraguado por masculinidades. La compleja tarea de llevar “Ifigenia en Áulide” a escena recae en Gabriela Ochoa, quien entrega una puesta en escena que deslumbra a nivel estético en cada uno de sus elementos. Ya sea la escenografía e iluminación diseñada por Jorge Kuri Neumann, el vestuario, maquillaje y peinados a cargo de Gabriel Ancira, el movimiento escénico coreografiado por Iván Ontiveros, o incluso la música original y diseño sonoro realizados por Genaro Ochoa, cada una de las piezas que conforman el montaje aportan de manera precisa para que el texto cobre vida, se reciba como contemporáneo y relevante, al mismo tiempo que mantiene un fuerte apego a la época en que la acción sucede. Sin duda, el cuidado, y evidente estudio, que Ochoa ha puesto para desarrollar su propuesta visual es una parte vital para que la obra sea capaz de atrapar la atención de cualquier espectador, mientras que la anécdota es recibida con el más absoluto interés.
“Deja que salve a Grecia si eso está en mi poder.”
La Corifeo, acompañada de un coro de mujeres, ve desde la distancia cómo Agamenón debe enfrentar la ira de su esposa Clitemnestra cuando ella se entera que su hija está destinada a ser sacrificada en favor de que una guerra sin sentido pueda llevarse a cabo. Las emociones de todos los presentes no se contienen, se liberan ya sea mostrando un malévolo gozo por parte de las espectadoras silentes, una inconmensurable rabia y dolor por una madre que ve a su primogénita en peligro, o la desesperación de un monarca que se debate entre su deber como rey o su amor como padre y esposo. Este mismo desbordamiento, más que apropiado para una tragedia griega se puede percibir en Menelao mientras busca que los designios del oráculo se lleven a cabo, en Aquiles quien no puede creer que ha sido parte de un plan maquiavélico sin su consentimiento o de la misma Ifigenia quien accede a su destino con mayor fortaleza que nadie. “Ifigenia en Áulide” es llevada a escena por miembros del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro, específicamente Estefanía Estrada, Miguel Ángel López, Muriel Ricard, José Carlos Rodríguez, Amanda Schmelz, Gustavo Schaar, Salvador Carmona, Omar Silva, Ana Cristina Ross e Itzel Riqué. Respetando y siendo coherente y consistentes con el tono que la dirección establece, cada uno de los actantes sobre el escenario ofrece actuaciones sólidas, trabajando en unidad ya sea manipulando con presteza las estacas de la escenografía, moviéndose con la gracia de un ciervo por un bosque, o colapsando ante el dolor de perder a una hija, para entregar un trabajo equilibrado en cada una de sus aristas.
“Los designios de los dioses son imprevisibles para los hombres.”
En los últimos dos años he tenido largas conversaciones, discusiones acaloradas incluso, donde se cuestiona la pertinencia de seguir montando a los clásicos en la actualidad. Sin duda, llevar a la escena dramaturgias escritas hace cientos, o incluso miles de años, puede resultar problemático en nuestros días, una de las grandes razones siendo la manera en que la mujer es presentada, por la visión heteropatriarcal que presentan, por no estar en línea con la visión deconstruida del siglo XXI. Sin embargo, las palabras de dichos clásicos, de Shakespeare y Esquilo, de Moliere o de Sófocles, de Lope de Vega o de Eurípides, se han demostrado como universales y eternas por la manera en que logran capturar la esencia humana, en sus virtudes y defectos, en su gloriosa majestuosidad o en su ridícula estupidez, independientemente de posturas que choquen con mentalidades progresistas. Una vez dicho esto, presentar dichos textos de manera tradicional, resulta más un ejercicio antropológico que teatral. Es por ello que es vital que a dichos textos se les aplique una visión crítica, una postura clara desde la dirección que permita cuestionar, poner en riesgo e incluso juzgar. Es en ese punto donde la labor de la Compañía Nacional de Teatro se aplaude y admira, mientras esperamos la segunda entrega del Proyecto Espiral.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Ifigenia en Áulide
DRAMATURGIA: Eurípides
DIRECCIÓN: Gabriela Ochoa
ELENCO:Estefanía Estrada, Miguel Ángel López, Muriel Ricard, José Carlos Rodríguez, Amanda Schmelz, Gustavo Schaar, Salvador Carmona, Omar Silva, Ana Cristina Ross e Itzel Riqué.
DÓNDE: Sala Héctor Mendoza
DIRECCIÓN: Francisco Sosa 159, Colonia Barrio de Santa Catarina, Coyoacán.
CUÁNDO: Jueves y viernes 20:00, sábado 19:00 y domingo 18:00 horas. Hasta el 3 de agosto 2025.
COSTO: Entrada libre. Boletos bajo reservación al correo públicos.cnteatro@inba.gob.mx
DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.