ENRIQUE IV, PRIMERA PARTE
Para quienes quieran ver a Shakespeare como debe ser.
ENRIQUE IV, PRIMERA PARTE
La premisa es sencillamente imposible de resistir para quien ama y conoce de teatro. Shakespeare para empezar; le añadimos la dirección del director que nos regaló la tetralogía “La Sangre de las Promesas” de la cual forma parte la exitosísima obra “Incendios” y, para terminar de convencer a quien aún le quedara duda, un teatro que recrea las condiciones de un verdadero teatro isabelino, que era como se montaba el teatro en la época del bardo.
A invitación de The Globe Theatre y de la Royal Shakespeare Company, la Compañía Nacional de Teatro (CNT) fue invitada en 2012 a participar dentro de las olimpiadas culturales en Londres con el montaje de “Enrique IV, Primera Parte” de William Shakespeare. Junto con otras 37 compañías teatrales de todo el mundo, se organizó el evento “Globe to Globe” donde la participación de México fue considerada una de las mejores. Ahora se ha retomado este montaje y se presenta para el público mexicano en el Centro Cultural del Bosque.
“El arado de la guerra hará zurcos en sus campos”El año es 1600. El príncipe heredero vive entre dos mundos: el de su padre, el rey Enrique IV, quien se enfrenta a la amenaza de una posible guerra civil y el de su padre putativo, el ladrón y bribón Falstaff. Estos dos padres son los ejes que dividen un drama político de una comedia ligera, con la habilidad y maestría que caracterizan el trabajo de Shakespeare. El resultado es balanceado y nos da una gran oportunidad que rara vez encontramos en el resto de su acervo dramatúrgico: apreciar su comedia y su drama en una misma obra.
Es de mi parecer que la compañía nacional de teatro ha sido vilificada injustamente, en últimos años, debido a escándalos de mucho ruido y pocas nueces. Estas cuestiones políticas no deben de opacar el hecho de que los actores residentes que trabajan ahí son de primerísima calidad y para muestra está este “Enrique IV, Primera Parte”.
“Qué vergüenza que un ladrón no pueda confiar en otro.”Empezando por Roberto Soto quien es sencillamente hilarante como Flastaff, uno de los personajes icónicos en el acervo del escritor. Soto logra exactamente lo que se debe de buscar con un texto isabelino: que suene contemporáneo, natural y fresco aun cuando haya sido escrito hace años. A esto le sumamos una gracia y chispa que le cargan el peso, en gran medida, de toda la obra. Uno deja, a momentos, de interesarse tanto en los líos políticos que circulan alrededor de la obra por querer seguir riendo con Flastaff.
“El honor es imperceptible, sobre todo para los muertos.”En segundo término está Marco Antonio García, quien da vida al rey Enrique IV y a Peto, uno de los ladrones compinches de Falstaff. Sus dos interpretaciones son tan convincentes, una en su regia y noble postura, la otra en su apocada timidez, que resulta difícil de creer que son el mismo actor quien está jugando este doble rol. En esta misma categoría caen Óscar Narváez, con su nariz roja de borrachín, David Calderón, Gabriela Nuñez, llena de sensualidad y de comicidad, y Enrique Arreola quienes llevan varios personajes a sus cargos, de la alta y baja sociedad, diferenciando claramente personalidades en cada uno de ellos. Es de sumo interés ver a Calderón siendo el tarado criado Francis minutos después de declarar como Sir Henry Percy que nunca liberaría a los escoceses.
“Has perdido tu rango de príncipe por tus viles compañías.”Finalmente menciono el trabajo de Constantino Morán como el príncipe heredero. Nada fácil su trabajo a lado de Roberto Soto, quien palidece a cualquiera con su Falstaff, pero Morán acepta el reto y lo logra dignamente. Hal, el príncipe de Gales, crece en escena a medida que madura de vivales a digno sucesor de su padre.
“Te temo como al rugido del cachorro de un león.”La dirección de Arrevillaga carga con su firma. El manejo del espacio y de los elementos escenográficos remiten, para quienes hayan tenido la fortuna de verlas, a “Incendios” y a “Bosques”, con un ingenioso y sencillo uso de mesas y trampas en el suelo para simular diferentes lugares. El ritmo que le imprime a la obra es ágil y constante, consiguiendo que la atención del público se mantenga durante toda la duración del montaje. El público asistente con el que he compartido al obra en las dos ocasiones que la he visto han sido completamente diferentes, de diferentes estratos socio-culturales. No veía caras aburridas, muy al contrario.
Por último menciono la música en vivo como la cereza del pastel. Trompeta, percusiones, clarinetes y hasta una tuba le dan un toque mexicano delicioso a la obra que da un cierto contraste contra las situaciones que se ven en escena. Un acierto sin duda.
“Estas mentiras son iguales al padre que las engendra: gordas.”Antes de presentarse en Londres, la CNT estrenó “Enrique IV, Primera Parte” en el zócalo de la ciudad para lo cual fue creado este teatro isabelino trashumante: “La Corrala del Mitote”. Sigo sin entender su nombre, pero, con una capacidad para 450 espectadores aproximadamente, es un verdadero viaje en el tiempo que se tiene que vivir. La pura experiencia que ofrece es única y se tiene que aprovechar. El poder recrear las características para ver a Shakespeare, como se hacía en su época, es algo que sencillamente no se encuentra más que en muy pocas partes del mundo. ¡Cómo nos atrevemos a no abarrotar cada función!
Yo estuve en el zócalo en aquella ocasión y era fascinante estar viendo a Shakespeare, dentro del recinto, mientras escuchaba protestas pro-López Obrador afuera. No debía ser muy diferente en ese entonces. Ahora, ubicado en el Centro Cultural del Bosque, La Corrala del Mitote es simplemente una experiencia que se tiene que vivir. Shakespeare no es aburrido, como muchos lo creen, si está bien hecho. Créanme, este montaje no está bien hecho. Está estupendamente bien hecho. Llenemos la Corrala.
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