EL PUTO PEÓN NEGRO CHUECO
Para quienes quieren reír con las injusticias sociales del ajedrez.
EL PUTO PEÓN NEGRO CHUECO
Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
El objetivo del juego es muy claro: hay que defender al rey, incluso con la vida si es necesario, y no hay más. Para eso han sido creadas todas las piezas y nadie lo cuestiona. Claro que hay un puto peón negro que no fue creado con la misma calidad y precisión que las demás piezas: salió chueco. Esta deformidad de nacimiento fue el inicio de una vida de humillaciones, discriminación y resentimiento que lo llevarán a iniciar su propia revolución en el tablero.
“Lo de puto es un adjetivo que yo mismo agrego.”El juego de ajedrez como una metáfora político-social es el punto de partida que toma David Desola para escribir “El Puto Peón Negro Chueco”, un monólogo bastante original y simpático sobre las injusticias que conlleva el sólo poder moverse hacia adelante, un cuadro a la vez, para defender a una monarquía en una guerra cuyos objetivos nos son muy claros para empezar, y además de todo siendo chueco. El proletariado y las masas reciben una voz y protestan con este puto peón quien exige sus derechos como una pieza digna de respeto.
“¡El chueco se queda en el tablero!”El texto provoca risa en diferentes niveles. En su punto más básico, desmenuzar una partida de ajedrez y las piezas que lo conforman desde el punto de vista de su miembro más débil nos lleva desde una ingenua sonrisa hasta soltar una que otra carcajada. Enterarme que los caballos son guadalupanos o que las torres buscan ser de madera que simule plástico son datos que me arrancarán una sonrisa la próxima vez que inicie una nueva partida de ajedrez.
“Nuestro amo nos sacrifica.”Por debajo de esto, encontramos una crítica social ácida y efectiva, a momentos cómica y a otros amarga, en contra de un sistema que aporrea a los de abajo para mantener en alto un gobierno cuya eficacia resulta más que dudosa. Sin embargo, el acierto más interesante del texto radica en su habilidad para voltearse sobre sí mismo y reírse de su propio reflejo. Para quienes conocen un poco sobre los dimes y diretes del quehacer teatral en este país, encontrarán varios chistes alusivos que los harán soltar la carcajada. Incluso el mismo Fernando Bonilla, director del monólogo, es criticado y ridiculizado durante la obra como parte de una autoconciencia del montaje mismo. Una obra de teatro que se sabe una obra de teatro es justamente el tipo de ingenio que siempre aplaudo cuando está bien hecho.
“Yo nunca he tenido el honor de matar a nadie.”El puto peón negro chueco a quien hace alusión el título de la obra es interpretado por Juan Carlos Medellín. La enorme insatisfacción con la que vive este peón marginalizado, pero con la suficiente cultura como para explicarnos los orígenes del ajedrez y hacer una gran referencia a la clásica película de Ingmar Bergman, “El Séptimo Sello”, es deliciosamente plasmada en la constante jeta que nos ofrece Medellín mientras argumenta todas las injusticias de las que es víctima. Un preciso sentido del ritmo beneficia enormemente al monólogo, pero un mayor trabajo en los matices a la hora de personificar al alfil, al caballo o a las demás piezas del tablero enriquecería mucho más el producto final. Sin embargo, escuchar a Juan Carlos hablar sobre sus deseos de transmutar y transexuar para convertirse en dama me provocaron un momento de ahogo al perder el aliento de la risa.
“El juego de la catrina es el ajedrez.”Hace mucho tiempo que jugué mi última partida de ajedrez, años quizás. Estoy seguro de que tras haber visto esta deconstrucción, no me quedará más remedio que desempolvar mi tablero, limpiar las piezas, incluyendo alguna chueca que ande por ahí, y retar a un buen amigo a que se siente conmigo a una partida de injusticia social. “El Puto Peón Negro Chueco” es el primer montaje de muchos que vendrán como parte de una residencia artística de la compañía teatral “Puño de Tierra” en el Foro Shakespeare. Estaremos muy al pendiente.
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