
EL PLAN
Para quienes quieren descubrir el horror detrás de la frustración y rabia que viven tres desempleados en sus cuarentas.
EL PLAN
“Hoy no es cualquier día.”
Todo estaba calculado, nada podía salir mal. Claro, nunca consideraron que los coches a veces se descomponen, que la puntualidad no es el fuerte de todos en el grupo, que en ocasiones una madre en una fonda puede abrir el paso al melodrama, y que una pelea doméstica, junto con un problema de sinapsis en el cerebro, puede complicar las cosas. La frustración que el desempleo les provoca es tan real como el amor que se tienen estos tres amigos cuarentones, aunque sus cerebros estén programados para tragarse sus emociones y hacer como que aquí no ha pasado nada.
“Esta vez nadie se va a rajar.”
Luego de que la fábrica en que trabajaban se fuera a quiebra, tres amigos de edad media buscan la manera de salir adelante con sus vidas, mismas que parecieran estar plagadas de frustración, mediocridad, insatisfacción y poca cosa por la cual sentirse orgullosos. Bajo la excusa de una falla mecánica, no queda más remedio que sentarse a platicar, charlas en las que se irá revelando poco a poco la personalidad de cada uno de ellos, un estudio de carácter alrededor de la amistad masculina que resulta ser la premisa central de “El Plan” de el dramaturgo español Ignasi Vidal.
“La tristeza con dinero se lleva mucho mejor.”
El comportamiento obsesivo del muy neurótico Paco con el orden y la limpieza se contrapone directamente con la calma que pareciera manejar en todo momento Ramón, pero que en verdad oculta una portentosa tormenta interior. Por su parte, Andrade pareciera tener todas las respuestas para alcanzar la felicidad con un churrito de mota en la boca y un pincel en la mano, a pesar de que todo su entendimiento del mundo se esté colapsando. Tres hombres dispares entre sí, cada uno de ellos atormentado por sus propias psicopatías, pero unidos por el profundo afecto que se tienen platican mientras comen cacahuates y beben una que otra cerveza a las diez de la mañana.
“Creo que no deberíamos estar tocando temas tan personales.”
La manera de retratar la crisis de edad media y cómo funciona la amistad masculina heterosexual son los verdaderos triunfos en la construcción dramatúrgica de “El Plan”. Más allá de la necesidad del público por descubrir cuál era el plan al que hace alusión el título de la obra, y las múltiples revelaciones que se van haciendo a lo largo de la trama, con lo que se encuentra el espectador es con una mirada punzante y aguda a la masculinidad que ciertamente resulta cómica a momentos, pero, sobre todo, devastadora en su muy real capacidad de mostrar a seres que han visto a lo largo de más de cuatro décadas cómo sus sueños de felicidad se han ido diluyendo hasta la nada. A esto se suman un par de giros de tuerca en la narrativa que fortalecerán el interés de la audiencia a partir de generar morbo o impacto, incluso shock, con un final que resulta completamente congruente con todo lo presentado, pero que igualmente se recibe con sorpresa.
“En todo crimen siempre queda un hilo colgando.”
La primera parte de la obra es una conversación entre Paco y Ramón, misma se realiza dentro del realismo, todo lo que sucede entre ellos es verdadero, una rebanada de vida misma. Sin embargo, con la llegada de Andrade, el tono comienza a girar hacia una comedia que pareciera apostar por la risa fácil, misma que incluye el tomar un perchero como arma, el escupir una cerveza en sorpresa y querer iniciar una pelea moviendo de adelante hacia atrás los pies como si los personajes fueran caricaturas y no seres humanos. Hacia el final de la trama, un nuevo giro tonal inserta la obra en un melodrama lacrimógeno.
“Algo en nuestras vidas tiene que cambiar.”
La dirección de Mauricio Corredor aborda “El Plan” desde una serie de cambios tonales, arriba descritos, que pareciera buscar imprimirle ritmo a la obra, como si la dramaturgia no fuera suficiente para mantener la atención de la audiencia. Reducir a momentos a Andrade en un patiño marihuano, convertir la crisis existencial de Ramón en una exacerbación emocional, o mostrar a Paco más como un neurótico que como un personaje redondeado ciertamente consigue reacciones positivas del público, a momentos carcajadas o expresiones de sorpresa o conmiseración, pero a consecuencia de diluir la tan profunda anécdota que Ignasi Vidal ha construido. A esto se suma la decisión de que los personajes miren al frente durante una gran parte de la obra, a pesar de que están hablando entre sí. Esta decisión de que los personajes le hablen a las butacas se contrapone con la relación de amistad y amor fraternal desde donde opera la dramaturgia y que justamente quiere retratar.
“Ustedes son mi familia, aunque estén pendejos.”
Luego de que Paco tiene un quiebre emocional, producto de revelar ciertos problemas de dormitorio y hasta donde se ha tenido que rebajar para ganar dinero, Ramón se acerca a él a toda prisa y lo abraza sin decir palabra, todo el amor que le tiene expresado en un gesto de apoyo incondicional. Un acto similar de amor silente lo realiza Andrade con Ramón cuando le ayuda con todo cuidado a ponerse dos zapatos distintos en los pies, cuando este se encuentra completamente vencido por el peso de la vida. Cuando los hombres hablan de ganarse la lotería sus sonrisas son como las de los niños, al momento de enfrentar sus realidades, sus lágrimas son igual de sinceras.
“¿Quién de los 3 es el más fracasado?”
En el corazón del montaje de “El Plan” se encuentra un elenco comprometido de lleno con la propuesta, cada uno de ellos accionando desde un lugar emocional verdadero, a pesar de los cambios tonales que surgen de la propuesta de dirección. Mientras que Polo Bernal es capaz de encarnar las neurosis de Paco con la misma facilidad con la que se enfrenta a revelaciones que le congelan la sangre, Luis Ernesto Verdín es capaz de mostrar a un hombre devastado e incapaz de seguir con su mediocre vida, no importa qué tanto trate de acallar sus demonios con cerveza. Por su lado, Mario Loria Camino, encargado de la mayor carga cómica, es capaz de ser ridículo en algunas escenas, pero su vulnerabilidad ante un nuevo concepto de familia que se le presenta, o ante el colapso de sus amigos, está a la altura de sus compañeros de escena. Es en este trío de histriones que el montaje alcanza mayor fuerza y relevancia.
“En quince años de conocernos nunca nos ha salido nada bien.”
Los hombres vivimos con una carga social asfixiante en cuanto a las expectativas de lo que se debe lograr, la cual, por más que planeemos una vida perfecta, constantemente nos llevará a un lugar oscuro donde se encuentra un perenne sentimiento de fracaso e infelicidad. Son nuestros amigos quienes siempre nos recordarán que más allá de esa insatisfacción hay luz que nos impulsa a seguir, no importa si falla el plan.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: El Plan
DRAMATURGIA: Ignasi Vidal
DIRECCIÓN: Mauricio Corredor
ELENCO: Mario Loría Camino, Luis Ernesto Verdín y Polo Bernal.
DÓNDE: Centro Cultural El Hormiguero
DIRECCIÓN: Gabriel Mancera 1539, Del Valle.
CUÁNDO: Jueves y viernes 20:00 horas. Hasta el 28 de agosto 2025.
COSTO: $300 entrada general. Boletos en taquilla y en El Plan – Boletópolis
DURACIÓN: 110 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.