Para quienes buscan pasar un sábado por la noche de lo más divertido

DIVORCIADAS

Ahí tienen que está una monja, una fresa y una naca en un escenario. La monja dice estar casada con Dios, pero como que la nueva hermana le está haciendo sentir cositas en su panza. La fresa, casada, muy nice ella, con su Hummer, nomás que nada de nada con el marido y pos la naca está felizmente casada con su viejo… a punta de madrazos.

No es un chiste. O bueno, sí lo es. Es “Divorciadas” del dramaturgo Humberto Robles, bajo la dirección de Juan Ríos que se presenta con formato de espectáculo de Cabaret todos los sábados en El Bataclán.

Marcela Morett es Sor Simplicia. Bigotona de nacimiento, devota por convicción y lencha de corazón. Su camino del convento a los negocios resultaría ridículo de no ser por la seriedad que le imprime al papel Marcela, haciéndolo sensacional. A mayor sobriedad, mayores son las risas. Yo confieso ser un ávido fan de Madonna y nunca creí que pudiera reírme tanto escuchando “Like a Virgin” como lo interpreta Marcela. Definitivamente el momento cumbre de la obra.

Valeria Vera es Jimena, osea Jime güey. Ella y Beto son un matrimonio muy feliz, viviendo entre pura gente bien, el shopping, el club y el spa. Lo único que falta es alguna fórmula para poder reavivar la chispa de un matrimonio que, aparentemente, nunca estuvo muy encendido para empezar. ¿Qué no tendrá la culpa de todo esto la desgraciada de la criada? Valeria Vera, nunca temerosa del ridículo, nos lleva por los oscuros caminos de la seducción imposible con la enorme gracia que siempre la caracteriza. Su Jimena es hueca, tonta y superficial; su actuación no lo es. Un acierto más en la carrera de una actriz que cada día gusta más en los escenarios de la ciudad.  

Montserrat Marañón se encarga de Xóchitl y se encarga de ahogarnos de la risa. Una digna representante de cualquier CCH, Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM o protesta coyoacánense marihuanera, Xóchitl ha mandado unas cuantas veces a su marido a la sala de urgencias de Xoco y nos las cuenta con lujo de detalle. Sus descripciones en cámara lenta de cómo se agarra a moquetazos con su marido no son recomendables de ver mientras estén tomando algo de beber; el trago se les va a salir por la nariz de la risa.

Las tres actrices muestran colmillo en el escenario. Colmillo para hacernos reír, para interactuar con el público y, en caso de ser necesario, de improvisar. Cómo logran hacer esto sin reírse ellas mismas es muestra suficiente de tablas, de experiencia en el escenario. No es un público fácil el que tiene una copa en la mano. Ellas lo saben y no tienen miedo de aventarse al ruedo.

¿Suena a que no me estoy tomando este artículo muy en serio? Es que “Divorciadas” tampoco lo hace. Es un ejercicio en “anti-seriedad” que utilizará a Britney, Amy Winehouse y Beyoncé como parte de los diferentes elementos en “Divorciadas” para sencillamente hacernos soltar la carcajada.

Hace unos cuantos años tuve la fortuna de ahogarme de la risa viendo “Ni Princesas, ni Esclavas” del mismo Humberto Robles. Ahora con “Divorciadas” me vuelve a divertir y se lo agradezco enormemente. Es una delicia tener la opción de pasar un sábado en la noche dedicado simplemente a la risa. “Divorciadas” no es una denuncia a una sociedad machista o una declaración a los derechos de la mujer. Es un divertimento ligero que queda perfectamente bien con el ambiente del lugar. Así lo tomé y así me divertí. ¡Salud!

DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)