
LA EXTRAÑA DESAPARICIÓN DE LAS LUCIÉRNAGAS
Para quienes entienden que los encuentros del azar pueden ser tanto amorosos como violentos.
LA EXTRAÑA DESAPARICIÓN DE LAS LUCIÉRNAGAS
“Todos estamos hechos de encuentros.”
Para Oceana, la vida en Santa María Tonameca, Oaxaca, es buena, aun cuando un deseo de encontrar su propio cachito de tierra la empuje a surfear por distintas olas. Para Ismael, la voz de su ansiedad lo ha encerrado en un cubículo de oficina, en una vida miserable, misma que será revolucionada por un trágico final descubierto en las redes sociales que lo motivará a tomar la carretera, a cambiar el polo de su imán. Dos vidas en rutas distintas están por cruzarse, tal y como lo harían dos líneas perpendiculares, guiadas por una luz destinada a extinguirse por la brutal realidad que existe en nuestro país.
“¿Crees en cosas extraordinarias?”
El camino que se emprende para descubrirse a sí mismo, ya sea por un irresistible impulso por explorar el mundo, o por la desesperación que surge de una vida profundamente insatisfactoria, es el eje narrativo sobre el que el autor y director Abraham Salomón construye “La Extraña Desaparición de las Luciérnagas”. En voz de dos jóvenes adultos próximos a cumplir los treinta, ambos recorriendo el país y teniendo toda una serie de encuentros azarosos que guiarán sus caminos entre las olas y la carretera, la obra es un emotivo melodrama que busca abrir discusiones en torno a la búsqueda de la felicidad en la vida adulta, a desafiar la ansiedad que tanto nos frena, a entender que la vida es fatua por lo que debe ser experimentada con toda fuerza.
“Yo salí a buscar un cachito de tierra.”
Desde su ventana, una pequeña Oceana guiaba a turistas para que pudieran llegar a sus destinos; desde su pequeña existencia en Puebla, Ismael casi no puede moverse por todos los escenarios catastróficos que su ansiedad le presenta. Guiados por una pareja gay aficionada al surf, los hongos alucinógenos y a recorrer el mundo en una combi, Oceana e Ismael terminarán en el mismo tiempo y lugar, abriendo así una puerta al universo del podría ser. En este mágico espacio, ambos crean imposibles recuerdos sucedidos en Punta Cometa donde el brillo de las luciérnagas ilumina el firmamento.
“El azar siempre se manifiesta de manera violenta.”
Escrita en narraturgia, donde las voces de los protagonistas se van entrecruzando para relatar sus anécdotas mas que verlas suceder, “La Extraña Desaparición de las Luciérnagas” demuestra la capacidad dramatúrgica de Salomón para hilvanar de manera certera y amorosa las historias de descubrimiento de los ambos narradores. Asimismo, es notable el sentido del humor que muestra, uno capaz de arrancar risas a partir de un personaje icónico de los videojuegos, en el mero mencionar a la ciudad de Puebla en relación a un imán, o en el mover un dedo en una dirección específica mientras se usa el celular. Una vez dicho esto, resulta cuestionable la manera en que el autor introduce el tema de la violencia en México como parte de la resolución de la anécdota, más como un giro de tuerca y como un factor de manipulación emocional, que como una parte integral del discurso de la dramaturgia. Aun cuando se dan pistas a lo largo de la obra sobre el tan delicado tema de la feral violencia que existe en México, la premisa y el desarrollo de la obra gira en torno al camino que emprenden dos adultos para descubrirse a sí mismos, no sobre el estado de inseguridad en que tantos y tantos mexicanos subsisten día con día, situación que se trata casi de manera superficial.
“Yo nunca he visto a tu Tsuru deslizarse por las olas del mar.”
El escenario está conformado por dos caminos en espiral de madera que se entrecruzan, metáfora del recorrido que emprenderán Oceana e Ismael. Parte de la puesta en escena es musicalizada en vivo por María Hajnal, quien toca en guitarra composiciones a cargo de Jonathan Alvidrez que brindan un aire de nostalgia y melancolía a la propuesta. En uno de los momentos más íntimos de la obra, cuando los protagonistas están en la cima de Punta Cometa, ambos se encuentran de espaldas al público, haciéndolos partícipes de la magia que se crea a partir de la aparición de luciérnagas, un momento de iluminación que resulta sorpresivo y emotivo.
“Aquí es donde las estrellas bajan a cenar.”
A nivel dirección de escena, Salomón demuestra capacidad en la creación de ambientes, de diseñar cuadros escénicos que acentúan los sentimientos desplegados por la dramaturgia. De tal manera, unos brazos de mujer que abrazan a Ismael por detrás en representación de una necesidad de amarse a sí mismo resultan en una bella imagen que fortalece la tesis eje de la obra en torno a la autoestima. Esto se consigue en parte gracias al diseño de escenografía a cargo de Agustín Cerezo y la iluminación a cargo de Daniel Espino, ambos contribuyendo a la construcción de dichas atmósferas. Una vez establecido esto, la decisión de presentar la obra a tres frentes no es óptima siendo que el montaje claramente está diseñado para la audiencia que se tiene enfrente.
“Había creado un mar de lágrimas que me llegaban a la cintura.”
Como Oceana, la actriz Gina Granados se presenta como una joven llena de energía, dispuesta a descubrir el mundo. Al interpretar a una exnovia de Ismael en la prepa, se convierte en una ridícula versión de villana de telenovela para efectos cómicos. Cuando debe encarnar la ansiedad igualmente de Ismael, su interpretación es a momentos cínica y cruel, en otros un tanto más amoroso, dependiendo del estado anímico del tan nervioso personaje masculino. Por su parte, al momento de encarnar a Ismael de adolescente o de adulto, ya sea decidiendo si le gusta una chica en una app o anunciando su salida de la empresa con vehemencia, Axel Arenas crea un personaje de energía baja y contenida, sin tantos matices o diferenciadores.
“Mi ansiedad no tenía un ojo.”
En el escenario, Axel Arenas y Gina Granados comparten la responsabilidad actoral en “La Extraña Desaparición de las Luciérnagas”. Mientras que Granados explora, claramente se divierte en el escenario, a momentos demasiado donde el rigor, la contención, y un manejo vocal beneficiarían su creación de personajes, Arenas acciona desde una seriedad y pretensión emocional que no todo el tiempo es congruente con su personaje. Desde un simple cerrar de los puños, acción que ambos realizan al mismo tiempo, se puede percibir la fuerza con que Granados está cerrando sus palmas, mientras que en Arenas no está la misma intención. El momento en que se atisba con mayor claridad el potencial en la creación masculina es con un personaje infantil quien, desde una ventana, y hablando de sobrenombres, el actor consigue uno de los momentos cómicos más sólidos de la obra.
“Algo hermoso está por suceder, pienso.”
Los terribles bombardeos realizados por el ejercito alemán sobre la villa vasca de Guernica fue lo que impulso a Pablo Picasso a pintar una de sus más grandes obras maestras; tras el ataque terrorista del 11 de marzo de 2004 a una serie de trenes en Madrid, el grupo español La Oreja de Van Gogh compuso Jueves, uno de sus temas más hermosos y provocadores; la serie de desapariciones forzadas en nuestro país impulsaron a la creadora escénica Vicky Araico a crear su unipersonal Hasta Encontrarte, una de las propuestas escénicas más contundentes ante tan terrible realidad en México. El terror, la tragedia, la barbarie humana han sido fuentes de inspiración para la creación de grandes piezas artísticas. Sin embargo, esto debe de partir de un lugar verdadero, desde realidades que atraviesan y conectan, no como un mero giro de tuerca.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: La Extraña Desaparición de las Luciérnagas
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Abraham Salomón
ELENCO: Gina Granados y Axel Arenas
MÚSICO EN ESCENA: María Hajnal
DÓNDE: El Circulo Teatral
DIRECCIÓN: Veracruz 107, Colonia Condesa.
CUÁNDO: Miércoles 20:30. Hasta el 17 de diciembre 2025.
COSTO: $450. Boletos en taquilla y www.boletia.com
DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio. Principio del formulario
DATOS ADICIONALES DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.