FOTGRAFÍAS: RAÚL KIGRA CORTESÍA DEL INBAL
De lo cotidiano a la tragedia.
De lo cotidiano a la tragedia. El camino rojo de Dolores de la Talacha Compañía
Abigail Sánchez Cue
La Talacha Compañía de Teatro, con presencia en múltiples muestras nacionales, festivales y encuentros universitarios, ha generado producción escénica en Xalapa desde 2006 y constituye un referente destacado en Veracruz, donde forma parte del colectivo Área 51 Foro Teatral. Austin Morgan, dramaturgo y director de El Camino Rojo de Dolores ha sido impulsor, docente y promotor del teatro, con relevantes aportes en la enseñanza, el compromiso y la difusión.
Tres líneas narrativas destacó Austin Morgan en entrevista para la Muestra Crítica, en el desarrollo de El camino rojo de Dolores: la reflexión sobre los matices de la violencia en nuestras acciones cotidianas, abrir el diálogo sobre cómo funcionan los sistemas culturales y poner a la peste como una metáfora de todo aquello que nos corrompe como humanidad. Salí de la función el pasado nueve de noviembre en el Teatro de la Ciudad de Cancún, con dudas sobre la claridad en el montaje de las líneas propuestas.
Lo que muestra la obra es una conversación cotidiana sobre múltiples aspectos de la vida de Lola Steinbeck, quien pertenece a una clase privilegiada y ha decidido vivir en un pueblo en medio de la nada, interpretada por Leticia Valenzuela. Conforme avanza la función, con ayuda de La Chiquis, quien asume el papel de narradora y según aclara más tarde, representa la voz de un perrito que solía acompañarla, pareciera que la intención es sumergirnos como público en un compendio de chismes, historias hilarantes y divertidas anécdotas sobre la vida de Dolores, como el hábito de tomar domingo a domingo una caguama de esas que tienen 33% más de regalo. No queda claro el sentido de esta información.
El personaje de Jesusa, mujer de fuerte carácter y amiga de Lola en la Facultad de Teatro, funciona como un contrapeso escénico y dramático. Impetuosamente representada por Karina Eguia, quien desde el primer momento manifiesta un despliegue de técnica y presencia escénica, una soltura y fluidez que mantiene atento al público. Las dos mujeres van narrando sus historias donde la amistad, la desdicha y la traición toman el mando y generan una dinámica recíproca con personajes entrañables que conectan con el público a través de chistes, ocurrencias y juegos escénicos.
La presencia en vivo de Taydé Pedroza con su diestra interpretación en la guitarra, al inicio con una larga y emotiva pieza, mientras la Chiquis la observa y más adelante con intervenciones, a la par que un tocadiscos reproduce un aria en voz de María Callas y música de los Beatles. La guitarra, sin ser sustancialmente necesaria, alimenta la experiencia. Contundente es la música grabada y la mezcla sonora que acompaña tres momentos de proyección en escena.
Las proyecciones acontecen en diversos momentos del montaje, sobre una serie de telones de manta delgada y blanca que visten el cuadro en su parte trasera, sección del escenario que se subutiliza a lo largo del montaje. Considero que hay un desaprovechamiento del espacio escénico en algunas de sus secciones, así como de los recursos visuales. A través de la gran pantalla de tela vemos un paisaje de sabana, una estampida de rinocerontes aparece y apoya las transiciones: ¿Quiénes son esos rinocerontes? ¿Por qué aparecen en escena? ¿Realmente son necesarios? Más adelante nos es revelado su sentido, la estampida es una forma de entender la huella arrasadora del presente mexicano: Un descuido y muerte, un descuido y pisa, el rinoceronte avanza de prisa.
Lo anterior me lleva a pensar en el texto de 1959 escrito por Eugēne Ionesco, referencia de la cual Austin Morgan habló. El Rinoceronte, una obra del absurdo que acontece en un pueblo donde los habitantes son metamorfoseados en rinocerontes, salvo el protagonista Bérenger quien escapa de esa colectiva transformación y simboliza a un extraño, distinto y criticado personaje. ¿Son Jesusa y Lola mujeres que se salen de la multitud y se resisten a ser parte de la masa de rinocerontes? ¿Qué representan los rinocerontes en ese mundo situado en un pequeño poblado de México? La obra da pistas conforme avanza hacia la tragedia.
El camino rojo de Dolores, deja dudas en su trayecto, pistas inconclusas, líneas temáticas que no terminan por cohesionar así como una multitud de ideas que se desarrollan parcialmente en la dramaturgia. Ejemplo de esto es la relación con el escritor dramático Óscar Liera y su Camino rojo a Sabaiba, mencionada en la ficción. El programa de mano, la carpeta y la sinopsis nos dan pistas distintas sobre el sentido de la obra, lo que me pareció confuso.
Un aspecto notorio son las diversas menciones de autores, tecnicismos y referentes del arte escénico: Le Coq, el método de las acciones físicas de Stanislavski, la poiésis, el convivio y la expectación, que llevan a preguntarme: ¿A quienes habla todo esto? ¿Qué se busca con estas menciones? ¿Es el público conocedor de teatro el único que va hilar la historia? Para esta función de la Muestra Nacional se contó con Lia Badillo, intérprete de lengua de señas mexicana, quien posteriormente comentó las dificultades de traducir esos conceptos específicos, ajenos a la mayor parte del público de la región.
El objetivo de visibilización de la violencia cotidiana, el cuestionamiento de los sistemas culturales y la peste como metáfora queda difuso, pues el aterrizaje de la obra no termina por hacer notar al espectador estas líneas argumentales. Reconozco un material potencialmente poderoso, que podría acercar al público a reflexiones más profundas.
La Talacha Compañía de Teatro, en esta ocasión dirigida por Austin Morgan, nos hace testigos de un despliegue de talento actoral y una variedad de recursos que conectan con el público y abren atisbos a la condición humana pero queda corto en el propósito comunicativo y deja un aire de desazón frente a los temas que plantea.
Pueden encontrar más información sobre la compañía y el proceso creativo en entrevista con Austin Morgan:
Ficha técnica
Autoría y dirección: Austin Morgan
Con: Leticia Valenzuela, Karina Eguia, Iris Ladrón de Guevara y Tayde Pedraza
Producción ejecutiva: Rosa Eglantina González y Austin Morgan
Diseño de vestuario: Ángela Eguia
Visuales: Austin Morgan
Producción general: La Talacha Compañía de Teatro
Operación: Rosa Eglantina González

