CÓMO NO ESTAR SOLO
Para quienes quieren sentir el terremoto que existe entre la ficción y la realidad.
CÓMO NO ESTAR SOLO
Por Juan Carlos Araujo
Ellos ya se encuentran a salvo, aunque no sepan exactamente de qué. En su campamento, con su imaginación como la mejor compañía, dos personas esperan a que lo inevitable ocurra, evadiéndose con la ficción de una realidad que ha dejado de ser y de una ficción que cada vez es más tangible. Ellos están huyendo, eso es más que claro, pero no están seguros si es del terremoto más fuerte en la historia, de la justicia que los persigue por el asesinato que han cometido, del hombre del umbral que quiere acabar con ellos o de su propia existencia, rutina y aburrimiento. No hay nada de qué preocuparse, a fin de cuentas, todo esto es puro teatro y ellos lo saben.
“Yo solía dormir desnuda hasta el terremoto.”El dramaturgo Juan Carlos Franco explora el sentir de toda una generación perdida y desesperada por encontrar algún tipo de sentido a su realidad a través de su más reciente obra “Cómo no Estar Sólo”. Dos jóvenes en medio de la nada, aparentemente tomando refugio de un inminente terremoto que habrá de sacudir a la Ciudad de México en tres días, es el punto de partida de donde Franco construye un discurso metaficcional, donde la línea que separa a actores de personajes se desdibuja y la ficción se entremezcla con la realidad en un ir y venir entre el esperar al fin del mundo con fastidio y estar inmiscuidos en un asesinato.
“¡Estamos escapando de lo que hiciste!”Esta premisa podría resultar terriblemente confusa, y lo es hasta cierto punto, pero todo dentro de un ambiente perfectamente controlado tanto por la directora como por los actores y el mismo escritor, quien incluso en un momento cumbre de la obra detiene la acción para que los mismos persoonajes expliquen al público lo que está sucediendo en escena. Con un vasto ingenio, un tono ácido y una visión crítica de la actualidad, Juan Carlos Franco hace de “Cómo no Estar Solo” un manifiesto a lo que es el sentir de la generación presente, lo que constituye la teatralidad y a cómo manipular a un público, que entre nervioso, fascinado y tenebroso abandona presuroso el foro al término de la obra sin propiamente saber qué fue exactamente lo que acaba de presenciar, pero convencido de que le gustó. Esto no es un simple divertimento, sino una experiencia teatral experimental de lecturas y niveles múltiples que fascinará a todo aquel que se dé el permiso de emprender tan bizarro viaje.
“Ninguna historia es eterna, ni siquiera la historia del mundo.”Un texto de tal complejidad requiere de una dirección escénica que sepa potencializar y fortalecer las palabras con una visión potente. Martha Rodríguez Mega se encarga de darle sentido y forma a “Cómo no Estar Solo” con un muy interesante uso de iluminación y ambientación, capaz de crear los estragos de un terremoto con mucha imaginación y un poco de talco. Aunado a esto, el ritmo pausado que establece la directora en un principio, y que podría parecer lento de entrada, es tan sólo la antesala a una vorágine a punto de desencadenarse, misma que no se detendrá hasta que el espectador se encuentre a si mismo afuera del edificio. Un trabajo sólido que demuestra un claro entendimiento de los requerimientos del texto y de la naturaleza de lo que significa hacer teatro para jóvenes en busca de algo más que simplemente sentarse de manera pasiva a ver un espectáculo.
“¿Alguna vez te has enamorado de un personaje?”El elenco de “Cómo no Estar Solo” está conformado por cuatro actores para un montaje que tan sólo requiere de dos en escena. Siguiendo la línea de metaficción establecida, al inicio de la función se decide quiénes participarán en la función del día, con un juego de piedra, papel o tijera, dando como resultado una obra con alternancias actorales y con la posibilidad de lecturas diferentes a la misma dependiendo de con quiénes se presencia el montaje. La función a la que asistí fue con José Pescina y Citlalli Jiménez, quienes a momentos parecieran no estar actuando en lo más mínimo sino meramente estar recitando sus parlamentos con muy poca intención dramática. Cuidado, esto se podría confundir fácilmente con un trabajo actoral pobre, sin embargo todo es parte del juego ya que a medida que la acción avanza uno entiende que los actores y los personajes son uno, seres indivisibles entre sí, que realizan una ficción para beneficio de un público que debe de seguir las reglas del juego conforme se van planteando en escena.
“El terremoto es el teatro.”La línea que separa al teatro experimental de verdadera propuesta y el que yo personalmente denomino como de “Papaya Cósmica” es sumamente delgada y fina. “Cómo no Estar Solo” transita en el filo de esta separación, en peligro de caer en la pretensión y en la incomprensibilidad pero llegando a un término sumamente exitoso gracias al trabajo comprometido de cada uno de los involucrados. La obra es una sacudida psíquica que provoca, altera los sentidos y deja a uno esperando con ansiedad un terremoto que sólo sucederá en la mente de cada uno de sus asistentes. Este es el tipo de trabajos teatrales a los que siempre me refiero cuando alguien se atreve a declarar solemnemente que en México únicamente copiamos los modelos extranjeros y que carecemos de toda originalidad. Tal vez esas personas necesiten huir un poco de su ensimismamiento y acercarse a nuevas propuestas alternativas que literalmente los saquen de sus asientos en espera de que la tierra tiemble.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
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