CARTA AL VIENTO

Por  |  0 Comentarios
COMPARTE!




Para quienes entienden que la distancia entre el amor y la obsesión puede ser sólo un poema.

CARTA AL VIENTO

Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas

“Siento arraigo por un solo hombre.”

Entre las infinitas convergencias que se pueden dar, una fue la que le cambió la vida a un profesor de matemáticas pronto a convertirse en poeta. Un domingo cualquiera a mediados de los noventa, en medio de una comida incómoda en un restaurant de mariscos en el centro del Distrito Federal, el capitán de meseros bajó las escaleras y en una mirada comenzó el mar de infatuación que lo ahogaría. Luego de siete cigarros y un nombre, muchos domingos escogiendo la mesa perfecta, y visitas clandestinas al Boulevard Lope de Vega o a un blog que rinde homenaje a Jaime Sabines, lo que se confundió como amor se convirtió en una marejada mucho más oscura, no importa con cuánta belleza sobre ello se escriba.

“A él toda mi obra.”

A partir de los poemas y relatos autobiográficos del matemático y escritor Alejandro González Félix, el actor Sebastián de Oteyza y la directora Sandra Félix construyen “Carta al Viento”, un unipersonal que relata la insana relación que un poeta desarrolla en su propia cabeza con un joven mesero por más de cinco años. Desde la belleza de la poesía, creando un universo pletórico de lirismo marítimo, y con un personaje central profundamente frágil y sensible, pero obsesionado con un amor que nunca habría de ser, la dramaturgia captura una época y el complejo sentir de un artista quien, al no poder vivir su romántica fantasía, se vuelca en las letras par dejar registro de sus profundos y muy reales sentimientos.




“Uno siempre es injusto cuando trata de contar su propia historia.”

En un inicio, la fascinación con la belleza de Julen, el mesero, llevan a Alejandro a volver al restaurant el Cantábrico cada domingo. Con el paso del tiempo, como consecuencia de pequeños gestos de amabilidad malentendidos, Alejandro toma decisiones que en su mente son románticas como el investigar la dirección del joven en la sección blanca, buscarlo en un aun naciente internet, invitarlo a un concierto en Bellas Artes como si de algo más que un proveedor de servicio se tratara. La manera en que el atormentado poeta lo comparte consigue enamorar a la audiencia quien gustosamente lo acompaña por España o por espacios prohibidos, deseando fervientemente que logre su objetivo, aun cuando cada paso que toma lo acerca peligrosamente al terreno de la criminalidad.

“Mi cuello escalofrías con tu palma.”

Aun cuando la obra busca contar una romántica historia de amor y devoción, de la génesis de un artista, de cómo un hombre dedica sus letras al aire por no poder expresarlas en persona, lo que “Carta al Viento” esconde entre letras hermosamente hilvanadas, en boca de un sencillamente adorable narrador que conquista con su sensibilidad y entrega, es una historia de obsesión y acoso, algo que posiblemente en los noventa no se habría nombrado o incluso percibido de tal manera. Esta dicotomía en el discurso de la dramaturgia resulta fascinante ya que, por un lado, uno no puede dejar de caer rendido ante la entrega, la emotividad con que el poeta se deja llevar por sus propios sentimientos mientras emprende un camino lamentablemente autodestructivo. Sin embargo, por el otro lado, el texto no le teme a la crítica que realiza sobre su objeto de estudio, poniendo al descubierto la violencia que se le ejerció a un joven capitán de meseros culpable de haber sido amable con su clientela.




“El poema no es honesto, por eso no hay respuesta.”

El restaurante El Cantábrico está representado por una mesa y dos sillas blancas. La iluminación del lugar es cálida, una mezcla entre los azules del mar y el amarillo del local de comida española. Al momento en que Julen le extiende su mano a Alejandro, y las palmas de ambos se juntan, una luz blanca cae únicamente en las manos del actor en escena para crear un momento de profundad intimidad. Cuando el poeta se deja llevar por la fantasía de su imposible amor, un juego infantil con una flor se convierte en un símbolo de entrega, una luz azul profunda y oscura lo inunda mientras canta con melancolía.

“Te une a mí un sentimiento, ¿verdad?”

En un sensible maridaje entre letras y escena, la dirección de Sandra Félix consigue capturar la frágil y emotiva esencia de Alejandro González Félix. Desde la estética, Félix escenifica las emociones, obsesiones y deseos de quien en la vida real es su propio hermano, se adentra en la mente del narrador para mostrar su camino hacia entregarse a la poesía como forma de expresión artística, como el único camino viable para dejar ir lo inalcanzable. Claro, esto se consigue a través gracias, en parte, al trabajo que realiza Phillippe Armand en el diseño de espacio e iluminación. Con un mínimo de elementos físicos, pero creando universos desde lo lumínico, Armand consigue en un escenario reducido, confinado a uno largo pasillo rectangular, llevar al espectador desde a un restaurant céntrico hasta las orillas del mar o los confines de la imaginación de un profesor de matemáticas enamorado de quien admira a Sabines.




“Para mí, tú siempre tendrás 19 años y un porte onírico.”

Cuando Alejandro ve por primera vez a Julen, su mirada se pierde en el infinito. Sin tener que decir una sola palabra, la vorágine de sentimientos que siente el matemático por el mesero se dejan en claro desde lo brillante de su mirada, en el apretar de sus manos por la emoción que el embriaga. Bailando con una gabardina o comiendo con delicia un pétalo de flor, el inmenso enamoramiento que Alejandro siente es incuestionable, se percibe en cada paso, cada respiro o suspiro que suelta.

“En la distancia, a la distancia, en la ignominia, en el ya basta.”

Operando desde la contención, sin el más mínimo desbordamiento emocional, dándole sentido y vivencia a los poemas de Alejandro González Félix, y creando personajes desde una ligera inflexión en la voz o con un casi imperceptible gesto de manos, el trabajo actoral que realiza Sebastián de Oteyza encarnando al poeta en “Carta al Viento” es prueba contundente de cuán compenetrado está el intérprete con su personaje y con el hombre de carne y hueso. Ya sea perdiendo la luz de sus ojos al abrir una fatídica noticia demasiado común y devastadora en los noventa, convirtiéndose en una criada/asistente demasiado involucrada con su patrón, o dejándose llevar por el éxtasis de un masaje, de Oteyza demuestra su capacidad histriónica a la vez que se pone al servicio de la escena para hacer de sí mismo al hombre que inspira toda esta propuesta escénica.

“¿Volverás la próxima semana?”

Los noventa no fueron una década fácil para ser un hombre gay. Yo lo sé, yo estuve ahí. El miedo que el VIH trajo a nuestra comunidad, junto con una inmensa ola de homofobia, hizo que muchos de nosotros nos encerráramos en nuestros propios mundos privados, donde el imaginar un amor perfecto con un jefe de meseros podría ser un espacio más seguro, uno libre de contagio. El acoso no es algo que se puede justificar, pero en una década donde no había redes sociales, donde una persona homosexual era verdaderamente satanizada y en la que el closet era un resguardo contra la muerte, una mesa en El Cantábrico donde un joven Adónis atiende suena a un lugar donde reside la poesía.

Búscanos en Facebook, Instagram y X como Entretenia




DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Carta al Viento

DRAMATURGIA: Sebastián de Oteyza y Sandra Félix, a partir de los poemas y los relatos autobiográficos de Alejandro González Félix

DIRECCIÓN: Sandra Félix

ELENCO: Sebastián de Oteyza

DÓNDE: Foro La Gruta dentro del Centro Cultural Helénico.

DIRECCIÓN: Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn.

CUÁNDO: Lunes y Martes 20:00 horas. Hasta el 11 de Noviembre 2025.

COSTO: $238. Boletos en taquilla y TEATRO HELÉNICO – CARTA AL VIENTO

DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento y valet parking.

COMPARTE!

Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *