PUNTO DE CRUZ

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Para quienes quieren ver cómo una abuela y su nieto se aman y se odian con la misma intensidad.

PUNTO DE CRUZ

Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (@RiAlCastillo)
“No me agredas.”
 
Dos derechos, haz la tarea, lazo delantero, come bien, un revés, lava los platos, dos derechos, guarda bien tus cosas, lazo trasero, tráeme la Biblia, un revés. Con cada nueva puntada, el hermoso sweater azul que con tanto cariño le teje se completa, se vuelve algo real que lo cuidará contra el frío de la misma manera en que sus enseñanzas lo protegerán contra la vida cuando ella ya no esté. El problema es que este chamaco rebelde está creciendo y comienza a rebelarse, a contestar de vuelta. Tal vez sea necesario dejar el tejido a un lado y sacar los ladrillos y el cinturón a relucir. El profundo amor que sienten una abuela y un nieto puede estar teñido de una gran cantidad de rencores, reclamos e incluso odio, sobre todo a la hora de disciplinar.
 
“¿Qué prefieres, ir a jugar o conocer a Dios?”
 
El dramaturgo de origen oaxaqueño Francisco Reyes, autor del impactante montaje de la compañía Teatro Ciego “Unplugged en la Oscuridad” (crítica en www.entretenia.com), ofrece un bello, aterrador y poderoso vistazo a la relación de amor-odio entre una abuela y su nieto en “Punto de Cruz”. A lo largo de tres escenas, el espectador se ve en medio de una guerra de poderes donde las duras lecciones que le tiene que impartir una anciana enferma de diabetes a su joven nieto de trece años se confrontan con la rebeldía natural que nace en el preadolescente. Con un fuerte sabor a campo y viejas costumbres, con diálogos que transitan libremente entre lo cotidiano y lo poético y con un claro entendimiento de la tensión dramática, Reyes nos lleva a conocer a estos dos personajes en sus más horrendas o humanas facetas con gran destreza.
 
“¡Me tienes hasta la madre con tu Biblia!”
 
El mayor logro alcanzado por Reyes en “Punto de Cruz” se encuentra en su hábil manipulación del espectador para llevarlo por toda una avalancha de sentimientos encontrados hacia los personajes. Una castrante anciana regañona se convierte en un monstruo a los ojos del público con la misma facilidad con la que el muchacho pasa de ser una víctima a victimario o un niño que todavía no está listo para las responsabilidades de una vida adulta que tendrá que enfrentar solo. El verdugo que prontamente se juzgó en la primera escena se revela como una frágil anciana que ama profundamente a su nieto, aun cuando a momentos pareciera lo contrario. Reyes entiende la complejidad humana, llena de contradicciones, mostrando el caleidoscopio de sentimientos que viven dentro de cada cuerpo, ya sea uno explotando de ganas de vivir u otro listo para extinguirse.
 
“Tu sangre es la mía y es la única que sirve.”
 
La dirección que trae Hugo Arrevillaga a “Punto de Cruz” consigue fortalecer la dramaturgia a partir de la sencillez escénica y la elegancia en su trazo. La ya familiar técnica de crear un escenario sobre el escenario, en esta ocasión una tarima cuadrada de madera montada sobre tabiques, resulta perfecta al provocar en el espectador la sensación de estar dentro de una humilde casa en el campo donde se tendrá la oportunidad de atestiguar los hechos. Este sentimiento se intensifica al hacer uso de un solo foco como fuente de iluminación y al permitir que los personajes transiten libremente por todo el lugar, sobre o debajo de este escenario. Adicionalmente, resulta maravillosa la valentía con que Arrevillaga aborda escénicamente los momentos de mayor impacto, al no rehuirles sino asumirlas de frente, sin miedo, apostando a la sensibilidad y entendimiento del público, quien enmudece y contiene la respiración ante la franqueza con que se lleva a cabo el montaje. Al establecer un ritmo calmado durante todo el montaje y alterando lentamente el tono de la obra, Arrevillaga consigue que la historia que creó Reyes cobre mayor sentido y potencia a partir de un montaje honesto, sencillo y lleno de amor.
 
“Tú no estás vieja, estás acabada.”
 
Una de las más interesantes mancuernas dentro de la escena mexicana contemporánea es la que se ha desarrollado entre Hugo Arrevillaga y la gran actriz Concepción Márquez. Tras arrancarle lágrimas al público en “Incendios” y congelarle la sangre en “Aquí y Ahora” (crítica en www.entretenia.com), ambos montajes de Hugo, Márquez entrega una actuación en “Punto de Cruz” que demuestra no sólo su calidad como actriz, sino su enorme capacidad interpretativa. Ejemplo de ello es la dulzura que proyecta al mirar comer bien a su nieto para instantes después deformarse en rabia que sale de sus ojos cuando se trata de disciplinarlo. La delicada manera en que Concepción maneja el arco dramático de su personaje, culminando en un apretón de manos que encierra todo el amor del mundo, es prueba definitiva de que sobre ese escenario se encuentra una de las más capaces actrices de este país.
 
“Una vieja siempre necesita compañía, aunque sea la tuya.”
 
Compartir el escenario con un gigante como Concepción Márquez es un reto que asume de lleno el joven Armando Durán como el nieto en “Punto de Cruz”. Durán demuestra confianza absoluta tanto en la historia que se quiere contar como en la capacidad de su director al dejarse llevar con toda libertad por las exigencias de su personaje, mismas que no son pocas ni fáciles de llevar a cabo sobre el escenario. Resulta admirable la capacidad de esta joven promesa actoral, quien convence al espectador tanto de su amor por su abuela como de todo el rencor que guarda en su corazón en contra de ella. Definitivamente podemos esperar grandes cosas en el futuro de este talentoso actor.
 
“Abuela, ¿me quieres?”
 

Mi abuela Aída me cantaba canciones de “Mi Bella Dama” mientras me preparaba huevos estrellados con tortilla abajo y un café para desayunar y solía llamarme pelao malamanzao cuando le contestaba mal. Podía jugar conmigo durante horas y horas el juego de mesa que yo quisiera pero también me pedía que le enseñara mis calificaciones cada mes y me regañaba cuando sacaba algún seis. Al día de hoy, ceno todos los días en una vajilla azul que ella tenía y una de las últimas cosas que veo antes de dormir es una réplica de “La Piedad” de Miguel Ángel que siempre tenía en su recámara. Esa vajilla y esa estatuilla son los sweaters azules que me dejó para cuidarme cuando ella se fue. La extraño, mucho, por lo bueno y por lo malo, por todo lo que me enseñó y por todas las veces que me hizo reír a carcajadas. Algún día nos reencontraremos y podré abrazarte y tomarte de la mano y darte las gracias por todo el amor que me diste en vida.

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Juan Carlos Araujo: entreteniateatro@gmail.com
Ricardo Castillo Cuevas: entreteniafoto@gmail.com

DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Punto de Cruz”
DRAMATURGIA: Francisco Reyes O.
DIRECCIÓN: Hugo Arrrevillaga Serrano
ACTUAN: Concepción Márquez y Armando Durán.
DÓNDE: Teatro Benito Juárez
DIRECCIÓN: Villalongin 15, Colonia Cuauhtémoc. Frente al monumento a la Madre.
CUÁNDO: Martes y Miércoles 20:00 hrs.
COSTO: $127 boletos en taquilla y ticketmaster. Aplican descuentos.
DURACIÓN: 55 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con valet parking o estacionamiento.
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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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