ÁNGELES EN AMÉRICA PRIMERA PARTE: EL MILENIO SE APROXIMA

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Para quienes desean aplaudir un sólido montaje de la monumental fantasía gay sobre temas nacionales de Tony Kushner.

ÁNGELES EN AMÉRICA

PRIMERA PARTE: EL MILENIO SE APROXIMA

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (@RiAlCastillo)

 

“Nadie sabe qué lo provoca, nadie sabe cómo se cura.”

1985, Ciudad de Nueva York. El siglo XX está pronto a terminar y una nueva plaga azota la humanidad. El ángel de la muerte ha dado su beso púrpura a quien será el siguiente profeta, anuncio de dolor y abandono, fétida marca que uno de los hombres más corruptos de la ciudad se niega a llamar por su nombre. En Central Park hombres toman largas caminatas en espera de ver a otros hombres, en Washington la más grande oportunidad espera, en la Antártida la capa de ozono es cada vez más delgada y en el umbral de la revelación dos amantes bailan una bella canción justo antes de que la realdad se abra en dos y comience la anunciación.

“En mi iglesia no creemos en los mormones.”

Épica en su envergadura, profundamente íntima en su realización, la obra maestra de Tony Kushner “Ángeles en América Primera Parte: El Milenio se Aproxima”, ganadora del premio Pulitzer en 1993, es una mirada crítica a los Estados Unidos de mediados de los ochentas desde la óptica de la comunidad gay de Nueva York, un grupo minoritario que se encontraba en ese entonces siendo diezmado por la plaga del siglo: SIDA. Desde las más altas y corruptas esferas del poder político dentro del gobierno de Reagan hasta un pequeño departamento donde una mujer agorafóbica está a punto de emprender un viaje hacia la más deprimente de las alucinaciones, esta muy poética, profundamente simbólica y a momentos densamente filosófica obra, traducida con excesiva seriedad y literalidad por David Olguín, es considerada por muchos críticos como la última gran obra norteamericana del siglo XX y un reflejo de las tantas y tantas diferencias a nivel político, racial y religioso que han empobrecido a los Estados Unidos como sociedad en un mundo mítico donde los seres fantásticos deambulan entre los vivos.

“No creo que quede ningún lugar en mí sin infectar.”

Roy Cohn, el más corrupto de todos los abogados estadounidenses de su época, se enfrenta al virus de Inmunodeficiencia Adquirida al mismo tiempo que su futuro como abogado depende de que un mormón se vaya a trabajar a Washington. En otra parte de la gran manzana, un ambivalente judío y su infectado amante se separan ante la imposibilidad del primero de lidiar con la inminente muerte del segundo. Entre los efectos del Valium y de la depresión, un homosexual y una adicta se verán cara a cara en medio de una alucinación para revelar lo que ninguno quiere aceptar. Más allá del tema político que aborda “Ángeles en América Primera Parte: El Milenio se Aproxima”, cosa que en la época de Donald Trump no es poca cosa, Tony Kushner escribe una historia de amor y redención, de búsqueda a respuestas que parecieran imposibles de encontrar en un mundo tan cínico, todo envuelto bajo el manto de la llegada de un ángel para anunciar el gran cambio que habrá de cambiar el rumbo de la historia. ¿Complejo? Por supuesto que sí. ¿Ambicioso? Más allá de lo imaginable. Sin embargo, dentro de toda esta pretensión las historias que se entrelazan son tan verdaderas y los personajes que se presentan tan vivos en sus fragilidades, defectos y añoranzas, que el espectador no puede evitar entregarse por completo al miedo que enfrenta Prior ante su propia mortalidad, a la imposibilidad de Joe de aceptar su naturaleza, a la desesperación de Harper por ser feliz o, incluso, a la férrea desesperación de Cohn por no perder su lugar como predador en la cadena alimenticia política en la que se encuentra.





“Tengo miedo por los crímenes que pueda cometer.”

Tras una alucinación compartida, Prior enfrenta a su amante Louis por haberlo abandonado mientras que Harper le exige respuestas a Joe sobre su sexualidad. En esta doble escena, los personajes se cruzan por el escenario libres de toda convención de espacios ya que los cuatro personajes habitan el mismo universo. Las angustias de uno se convierten en la rabia de otro, la desesperación por querer decir la verdad se contrapone con el miedo que paraliza al otro. Lejos de caer en la tentación de crear una monumental puesta en escena cargada de parafernalias teatrales que rivalizaran con el texto, el director Martin Acosta presenta un montaje de “Ángeles en América Primera Parte: El Milenio se Aproxima” que refleja en muchos sentidos la intimidad misma de los personajes. Con un escenario casi vacío salvo por un gran número de sillas, y una escenografía que pareciera situarse en algún grandilocuente edificio del departamento de Justicia, Acosta es capaz de crear departamentos y el mismo Central Park, el medio de la Antártida o el de la mente de Prior y Harper con pocos, pero bien utilizados elementos como unas cuantas puertas o trampas o el más simple recurso del papel picado. A pesar de un desnudo completamente innecesario por parte del Ángel y algunos elementos que deben fortalecerse para que cobren verdadero sentido dentro de la puesta en escena como es un micrófono o el uso de unas cucharas para tocar música en vivo, Acosta demuestra estar a la altura del reto que implica montar una obra de profunda complejidad, de una muy extensa duración y con un tema que pareciera estar muy alejado de nuestra realidad. Ahora por supuesto deberá trabajar el doble para ofrecer una segunda parte que se encuentre a la par o mejor.

“Hay tantas leyes, encuentra una que puedas romper.”

Vestido en drag, tratando desesperadamente por animarse, Prior descubre a una mujer que lo está mirando con curiosidad. Por su lado, Harper no puede creer que en su alucinación provocada por el Valium que toma haya un hombre que jamás en su vida ha visto, mucho menos vestido como mujer. Entre curiosidad, profunda tristeza y un gran cinismo ambos se confiesan en el umbral de la revelación. En directo contraste con el sardónico humor que reveló en esta escena, al inicio del segundo acto Prior deja ver su más frágil ser al estar tendido en el suelo, con profundo dolor a causa de su enfermedad, pero aterrorizado por la posibilidad de ir al hospital. El elenco que conforma “Ángeles en América Primera Parte: El Milenio se Aproxima” es sólido en su gran mayoría, cada uno de los integrantes fracturándose y vulnerándose en la medida que lo exigen sus personajes. Fabián Corres como Prior es frágil y doloroso, Diana Sedano como Harper perdida y desesperada, Nacho Tahhan odioso en la hipócrita dolencia que siempre clama Louis y Fernando Álvarez Rebeil captura la tortura mental de Joe con honestidad. Por su parte, Laura Almela y Tanya Gómez Andrade complementan de manera sustentada la puesta en escena con personajes que cobrarán mucho más fuerza y relevancia en la segunda parte. Es digno de mencionar también el trabajo de Mario Eduardo de León como la siempre gloriosa Belize, quien entrega uno de los momentos más mágicos del montaje con su rendición de Moon River. Es labor de Diego Jáuregui, en el papel de Roy Cohn, el estar a la misma altura de verdad y compromiso que el resto del elenco, ya que su personaje es el correcto, sus entonaciones y ritmos son los adecuados, pero no provienen desde la entraña sino desde la forma, hecho que será inadmisible una vez que el odiado abogado sea admitido en el hospital en la segunda parte.





“El amor verdadero no es ambivalente.”

Recuerdo haber leído “Ángeles en América” durante la universidad, sentado en un pasillo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM completamente absorto por el muy complejo texto y su fascinante historia. Al momento de acabar de leer, volví a empezar, y lo volví a hacer una tercera. Es un texto que he revisitado más de 20 veces desde que llegó a mi vida y en cada ocasión he encontrado nuevas respuestas sobre mi propia vida, mis temores, deseos y frustraciones como hombre homosexual que creció bajo la amenaza del SIDA. Desde entonces, he visto la miniserie, vi la puesta en escena de Londres, y ahora me enfrento a la propuesta hecha en Teatro UNAM. Todas ellas dignas de verse, de aplaudirse, de admirarse. Los Ángeles están en nuestra ciudad. Nadie debe de desaprovechar la oportunidad para verlos.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: “Ángeles en América, Primera Parte: El Milenio se Aproxima”

DRAMATURGIA: Tony Kushner

DIRECCIÓN: Martín Acosta

ACTÚAN: Laura Almela, Diego Jauregui, Fabián Corres, Mario Eduardo de León, Fernando Álvarez Rebeil, Nacho Tahhan, Diana Sedano y Tanya Gómez Andrade.

DÓNDE: Teatro Juan Ruiz de Alarcón

DIRECCIÓN: Centro Cultural Universitario, Insurgentes Sur 3000.

CUÁNDO: Jueves, Viernes, Sábado y Domingo 18:00 hrs. Hasta el 30 de Junio.

COSTO: $150. Boletos en taquilla y en www.teatrounam.com  Aplican descuentos.

DURACIÓN: 3 horas 30 minutos con dos intermedios.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento. El Centro Cultural Universitario cuenta con una extensa cartelera en sus diferentes teatros, les recomendamos revisarla.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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